Luis Balaguer
Llueve en La Jafita
M'Sur
Qué cerca
Quienes se asoman por primera vez al Estrecho de Gibraltar, y más si lo hacen en esos días claros en los que las montañas de África se muestran nítidas, suelen por lo general exclamar lo mismo: “¡Qué cerca!”
Claro, la distancia es una construcción cultural que la geografía desmiente categóricamente. Ahí está, a tiro de piedra, y más cerca aún: está tan cerca que cada orilla ha acabado formando parte de la otra, de la misma manera que el mar que las separa es a la vez el que las une. Es vehículo y frontera, es límite y membrana osmótica, es el desafío y la tumba de los sueños. Se ha dicho lo mismo de muchas maneras, pero no por ello deja de ser cierto.
Lo han dicho muchos creadores con muchos lenguajes, todos imantados por esta confluencia de aguas única que en la remota antigüedad marcó las puertas de la civilización. Lo ha dicho Juan José Téllez desde la narrativa, lo ha contado José Luis Roca desde la fotografía. Lo han pintado como nadie Guillermo Pérez Villalta, Chema Cobo y Antonio Rojas. Y por supuesto, lo dijo ese gigante de la guitarra que conocemos con el nombre de Paco de Lucía, por citar algunas ilustres aportaciones.
A esta nómina viene a sumarse, también desde el noble oficio de las seis cuerdas, un músico espléndido llamado Luis Balaguer. Como buen jerezano, bebió de la savia flamenca con los grandes –Paco Marín, Manuel Parrilla– para volar por libre hacia otros horizontes sonoros, con el jazz como rosa de los vientos. Hace muchos años que tengo el gusto de seguir su pista, y aunque el tiempo nos va deparando arrugas y canas, hay algo que permanece inmutable en Luis: esa actitud constante y humilde de la que ha hecho su sello, junto a una delicadeza expresiva absolutamente conmovedora.
“Aquí estamos. Siempre trabajando, siempre aprendiendo”, es la frase que más le he oído pronunciar a nuestro hombre. Y vaya si ha aprendido, y vaya si ha trabajado. No vienen gratis, desde luego, el virtuosismo técnico y la sensibilidad que destila su último disco, titulado precisamente Canciones del Estrecho. Háganse con él, pulsen play y cierren los ojos. Dejen que la sonanta haga volar las cometas en la playa Tarifa, mientras la sombra de Juanita Narboni doble una esquina en el Zoco Chico de Tánger. Sientan el sol de mediodía cayendo sobre las azoteas de Tetuán, tomen entre los dedos la espuma que agita en su popa el ferry de Algeciras.
Abandónense al placer de escuchar a Luis Balaguer en toda su hondura. Y cuando el disco haya culminado su último surco, regálense un momento de silencio y digan conmigo: Qué cerca.
[Alejandro Luque]
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Llueve en La Jafita
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[Cedido por el artista]
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