Entrevista

Pierre Assouline

«La convivencia en la España medieval es una leyenda»

Alejandro Luque
Alejandro Luque
· 19 minutos
Pierre Assouline (Formentor, Sep 2018) | @ Alejandro Luque / M’Sur

Formentor (Mallorca)  |  Septiembre 2018

Aunque va camino de los 70, no cabe duda de que Pierre Assouline (Casablanca, Marruecos, 1953) es de los que se cuidan. Tez bronceada, peso controlado, complexión más bien atlética y cierta coquetería que traslada, sutilmente, a la conversación. La actitud de un hombre que se gusta y disfruta gustando, aunque tampoco se corta en pronunciar opiniones que no todo el mundo va a compartir. Ni le falta nunca el tono de profunda convicción, incluso cuando parece incurrir en contradicciones con su propio discurso.

Fama de polémico no le falta en su tierra: numerosas controversias públicas con editores y escritores han dejado huella en la prensa francesa. Clásico hombre de letras – periodista, novelista, ensayista – es especialmente conocido por sus biografías: ha trazado la vida de Hergé, Simenon, Cartier-Bresson, Albert Londres… Tampoco le faltan premios ni el reconocimiento del público: su blog La Republique des Livres (La república de los libros), dedicada a la crítica literaria, es toda una referencia en el escenario cultural francés. Albergada al principio por el diario Le Monde, es independiente desde 2012. Recientemente, la editorial Navona ha publicado en España su libro Regreso a Sefarad.

Como buen sefardí, Assouline intenta hacer gala de sus conocimientos del español, y aunque no alcanza la fluidez, lo entiende bien. No renuncia a intercalar a cada rato alguna frase en la lengua de Cervantes en la charla (en cursiva en el texto), pese a admitir que en su casa no se hablaba.

¿Qué recuerda de su infancia en Casablanca?

La luz. El sol. El color. La dulzura de vivir, eso es importante. Era una ciudad en la que en mi infancia, en la calle se escuchaba hablar francés, árabe y español. Es lo que me ha fabricado. Es de donde he salido. Nací tres años antes de la independencia de Marruecos, y nos quedamos después. He vivido los dos fases del país. Para mí es un país de ensueño.

¿Qué idioma se hablaba en casa?

Francés, desde luego. Pero con una apertura hacia los otros idiomas. Y esto era mi suerte. Porque la lengua permite abrirse a los demás. Eran tres lenguas, porque el servicio, las niñeras que se ocupaban de nosotros, eran en general árabes, así que se hablaba en árabe, y en mi familia materna, más sefardí, se hablaba mucho lo que se llamaba haquetía, es decir el judeoespañol de Marruecos.

¿Sus abuelos hablaban francés también?

Sí, sí.

En su familia, o en el colectivo sefardí en general, ¿había una sensación de no ser marroquí o más bien una de ser marroquí judío?

«En Israel sigue habiendo categorías étnicas entre los judíos: ser sefardí está mal visto»

Yo no nací marroquí sino francés. Mis padres eran franceses de Argelia. Es lo que tiene el colonialismo. No soy ciudadano marroquí, pero estoy muy apegado al país. Los marroquíes me consideran marroquí. La identidad es algo complicado ¿no? Es una mezcla. Pero no es una cuestión de pasaportes sino de sentimientos. Así que soy francés… pero para mí, la verdadera patria de un escritor es su idioma. Yo escribo en francés, y siempre lo haré. Así que me defino como un escritor de lengua francesa, no como un escritor francés. Esto es importante.

Assouline, ¿es un apellido sefardí en el sentido de venir de España? También podría ser bereber, ¿no?

No hay que olvidar que como mucha gente tengo padre y madre [ríe]. Mi apellido paterno, Assouline, sí es bereber, significa Roca. Pero el origen de los Assouline sería Sevilla, tal vez, porque esto es algo muy antiguo, y desde Sevilla a Debdou, en la Edad Media. Debdou está en Marruecos (nororiental), había una gran comunidad judía allí, era próspera y feliz. En el centro de ciudad de Debdou hay hasta hoy, y desde hace muchísimo tiempo, una fuente. Los árabes la llaman “Isbilia”, que significa Sevilla. Este es el lado paterno: una mezcla de sefardíes y bereberes judaizados por los sefardíes.

¿Y el lado materno?

El lado materno es totalmente sefardí. Sefardíes expulsados de España hacia Italia, a Livorno, donde había una enorme comunidad judía. Mi familia se quedó mucho tiempo allí y luego fue a Tetúan y de ahí a Argelia, Marruecos…

Hay mucha confusión entre los conceptos de sefardí y judíos de países musulmanes (mizrajíes), sobre todo en Israel ¿no?

En Israel, ser sefardí está mal visto, sigue siendo algo despreciado. Israel es aún un país joven y pese a los esfuerzos sigue habiendo categorías étnicas, incluso entre los judíos: asquenazíes, sefardíes, mizrajíes. La diferencia sigue siendo fuerte.

En su novela Regreso a Sefarad usted traza la historia de un judío sefardí que viaja a España al aprobarse la ley que otorga la nacionalidad a los sefardíes. Parece que la crítica literaria en Francia se enteró de esta ley por su libro, y hasta dudaba de si era ficción. ¿Vive Francia tan de espaldas a la historia de los sefardíes?

«Francia no conoce a los sefardíes, aunque el 80% de los judíos de Francia son sefardíes»

Francia no conoce a los sefardíes. Conoce a los judíos, y no distingue. El 80 por ciento de los judíos de Francia son sefardíes, eso es así porque tras la guerra de Argelia vinieron a Francia. Hay muy pocos asquenazíes esn Francia, como ocurre, por cierto, en el mundo en general, debido a la guerra, a Hitler etcétera. Francia no conoce a los sefardíes, solo conoce a los judíos. Pero es la comunidad más grande de Europa, desde hace mucho tiempo. Mientras que en España es bastante pequeña.

Bueno, aparte de la ley, lo que se cuenta en el libro ¿es ficción?

Javier Cercas dice que es una novela sin ficción [ríe]. También dice: Tu libro es un cocido. Y es un cocido de verdad. No puedo decir que simplemente es una novela. Hay de todo ahí dentro. Es también una road movie. Es muchas cosas. Pero mi modelo es el Quijote. Yo soy el Quijote sefardí [ríe]

Hay voces en España que reclaman que se debería también abrir una iniciativa para dar la nacionalidad a los herederos de los moriscos expulsados en 1610. ¿Tiene una opinión al respecto?

A mí me parece que no. Creo que desde el punto de vista histórico sería un error. Cuando se votó la ley sobre los judíos sefardíes en las Cortes (en 2015) había unanimidad salvo dos votos: un comunista y un tipo de la extrema izquierda; argumentaron: ¿Por qué los judíos sí y los árabes no? El exministro de Justicia, (Alberto Ruiz-)Gallardón, respondió: Estaría bien que hubiera un país donde hubiese nostalgia por España entre árabes y musulmanes. No conoce ninguno, vale. Díganme una región donde árabes y musulmanes hablen español entre ellos, cinco siglos después. No se le ocurre ninguno. Por eso no vale la pena. El hecho de que los judíos, cinco siglos después, sigan hablando el viejo castellano, es un hecho extraordinario. Tienen nostalgia por España, se llaman Sefarad, que en hebreo significa España, están orgullosos de ser sefardíes, dicen Yo soy sefaradí, yo soy español. No es casualidad. Los árabes, los musulmanes, no hacen esto.

¿Usted vivía esta tradición?

«Los árabes han invadido España, de forma militar, y se fueron de forma militar, tras perder Granada»

La cocina de mi abuela era la cocina de la España medieval. Las mismas recetas. Las canciones que me cantaban cuando yo era pequeño eran canciones españolas medievales, en viejo castellano, no ha cambiado nunca. Y una última cosa, la más importante: Los judíos en España estaban allí desde antes de los castellanos, desde antes de los visigodos, desde el primer siglo d.C. Vaya al museo arqueológico de Madrid y verá una lápida de una tumba judía del siglo I. Siempre hubo una presencia judía, siempre pacífica, con altibajos, como en todas partes, con momentos de prosperidad y felicidad y momentos de persecuciones, masacres, pogromos y expulsiones. Los árabes son gente que ha invadido España, de forma militar, que la han ocupado, de forma militar, y que se fueron de forma militar, porque perdieron la última batalla en Granada. No tiene nada que ver con los judíos. Los judíos en España nunca tuvieron un Ejército. Nunca ocuparon España. Son dos historias completamente distintas.

¿Sabe que hay teorías que dicen que tampoco hubo nunca una ocupación militar árabe de España sino una misión islámica?

Si, pero el número de muertos que causaron los almohades y almorávides en España… Desde luego tuvo que haber unas cuantas batallas en alguna parte. Con los judíos nunca hubo guerra. No puede compararse. Hoy día solo hay una categoría de musulmanes o árabes que realmente quieren volver a España. ¿Sabe quiénes son? Los yihadistas del Estado Islámico. Quieren volver a Córdoba y sobre todo a Granada para volver a erigir el califato de Granada, como antes.

Sin embargo, lo yihadistas que han cometido atentadas en Europa son prácticamente todos hijos de Europa, no gente que viene de fuera. Aunque será por influencia de la televisión satélite.

Sí, lamentablemente. Pero se han formado militarmente en Afganistán o Libia, en países árabes. No han recibido formación militar en Europa, porque no hay lugar… pero sí han recibido una formación ideológica, en Francia, en Bélgica, eso sí es verdad.

¿Explica esto el rechazo de los inmigrantes en Francia?

«No tiene sentido acoger a 200, 500 o 1000 migrantes. Hay que acoger toda África o no»

Esto es una cuestión para toda Europa, no solo para Francia. ¿Quiere usted que toda África venga a Europa? Esta es la pregunta. Porque no tiene sentido acoger a doscientos, quinientos, mil o dos mil migrantes. Hay que acoger toda África o no. ¿Es este el objetivo? Porque si este es el objetivo hay que decirlo. Hay que abrir Europa y permitir que entre todo un continente y ya está, Europa deja de existir. El drama de los migrantes en el mar es un error, es una catástrofe, es un drama, es una tragedia, desde luego, por supuesto. Pero cuando se gobierna un país no puede reaccionar con las emociones. Hay que reaccionar con la razón.

Por otra parte, Europa necesita mano de obra, necesita a jóvenes, porque está envejeciendo. ¿El problema quizás sea que la inmigración no esté bien regulada?

No es Europa la que envejece. Es Alemania, en el plano demográfico. Francia no envejece, es bastante joven.

España sí envejece. Y hasta Portugal.

España sí… pero ¿hay que reemplazar a las personas, así, una por una? Los campesinos de Siria, que han tenido que huir de la guerra, que solo hablan árabe, ni siquiera es el árabe clásico, literario, que yo estudié en la universidad, sino el árabe local… llegan a Alemania ¿y los quieren convertir en obreros de la Volkswagen? Eso no va a funcionar. Acoger a refugiados durante una guerra, vale, pero cuando la guerra ha terminado, volverán a su país, estarán felices en su país. ¿Usted estaría feliz en un campo en Siria, labrando la tierra, sin entender la lengua que se habla?

Refugiados e inmigrantes no es lo mismo, desde luego.

La migración económica es una cosa, la emigración política es otra, no se puede mezclar todo, pero este no es el problema. Europa, una parte de Europa envejece, sin duda. La España vacía, hay una España vacía, sí. Pero no por eso se dice a los inmigrantes: Vengan a ocupar la España vacía. Muchos migrantes solo pasan por España para ir a otro sitio, lo que les interesa es Europa. Hoy día, la puerta de entrada de Africa en Europa es España, es Ceuta y Melilla. Es peligroso para ustedes.

Entonces, ¿qué propone?

«Francia ha acogido a italianos, españoles, polacos… Y se han integrado por la misa del domingo»

Yo creo que la solución a todos los dramas que tienen lugar es que los países europeos, es decir nosotros, muestren esta tragedia en televisión. Para decir a los africanos: tened cuidado, es una locura, con niños pequeños, son barcos fabricados por traficantes que son estafadores… Y en segundo lugar, que no creáis que una vez llegados a Europa ya se tiene dinero y todo. Europa tiene problemas, tiene desempleo, y eso no se resuelve así como así. Y sobre todo, el fondo del problema es que África, económicamente, debería ofrecer trabajo a estos jóvenes en África. Decir esto no es xenofobia. Francia ha acogido a más extranjeros que nadie en el siglo XX. Italianos, españoles, portugueses, polacos… Y se han integrado sin problema ¿Por qué? Por la misa del domingo. Porque son católicos. Los judíos también se han integrado, porque tienen la Biblia. Es la misma cultura.

¿La religión como factor fundamental?

Hay un problema en Francia, en Europa, que es la negación, no se quiere ver una cosa: Hay algo en el islam que lo convierte en incompatible con la República. No digo todos los musulmanes, claro que no. Hay formas del islam – y no hablo del terrorismo, no es eso – , hay un islam conquistar hoy día en Europa que es salafista, de Arabia Saudí, wahabí, y turco. El islam turco es cada día más importante, no solo en Alemania, está en Francia también y llegará a España. Son estas formas de islam que son, a mi juicio, nefastas para los países de acogida, porque la gente no sabe que el islam no es una religión. Es un sistema completo: político, social, judicial, económico. El islam turco, salafista… quiere mantener este sistema completo.

Sin embargo, es Europa quien ha abierto la puerta a este islam salafista, renunciando a principios como la igualdad y fomentando una llamado “multiculturalidad”, ¿correcto?

Sí. Por tolerancia. Pero eso era un error. Francia y Europa han hecho esto, han difundido una idea histórica que es una leyenda: la de la convivencia en España. Han dicho que sería bonito si podríamos vivir hoy en Europa como se vivía en España entonces. Pero hay que responder: ¿realmente os habéis creído que en la Edad Media en España, los musulmanes y católicos vivían juntos? En primer lugar, no estaban juntos, sino lado a lado, y además, esta Edad de Oro duró muy poco. El resto del tiempo hubo persecuciones y masacres. Los almohades y almorávides, que venían de Marruecos, eran bárbaros. Eran sanguinarios, no hubo convivencia en absoluto, es una leyenda.

En Marruecos sí hubo una convivencia con los judíos, me lo dijo antes.

Sí, pero los judíos eran una minoría minúscula.

¿Y por qué se piensa hoy que el gran enemigo de los judíos es el islam, cuando fueron los reinos cristianos los que los expulsaron y persiguieron?

Cuidado, yo no digo que el enemigo del judaísmo sea el islam.

Pero se habla mucho del gran enfrentamiento, por ejemplo en Israel, entre judíos y musulmanes.

«El Magreb ha perdido con la partida de los judíos lo mismo que España perdió con la expulsión»

En Israel, los enemigos son los árabes, no los musulmanes, no se habla del islam, no es el asunto principal. Es un problema político con los países árabes. Y en estos países árabes, incluidos Palestina, hay cristianos entre los dirigentes. En la OLP hay muchos cristianos, incluso en Iraq. No es la cuestión musulmana: para Israel son los árabes, los vecinos que quieren echarlos.

Prácticamente todos los judíos norteafricanos han emigrado a Israel, salvo unos pocos miles. ¿Qué ha perdido el Magreb con ello?

Es muy triste que la civilización judía en el mundo musulmán, que llevaba ahí muchos siglos, ya no exista. Hay unos pocos en Marruecos y en Turquía, pero es casi nada. En el siglo XX han muerto dos civilizaciones: la judía asquenazí en Europa, masacrada por Hitler, y la civilización judía del mundo musulmán, que no fue masacrada, pero se fue. Y eso es muy triste. El Magreb ha perdido, con esta partida de los judíos, lo mismo que España perdió con la expulsión. Hay una palabra que ha utilizado Antonio Muñoz Molina y que Felipe VI ha retomado luego en un discurso: Amputación. Han dicho que España se ha amputado algo al expulsar a los judíos. Ellos formaban parte de España, eran una presencia muy importante en el plano intelectual, científico, económico, financiero.

¿Por qué los expulsaron, pues?

Cuando los reyes católicos los expulsaron, era sobre todo por motivos políticos, para crear una unidad religiosa del reino. Se comprende, políticamente se puede comprender. Pero al mismo tiempo, con eso cerraron España. Se convirtió en el país del que irse: se fueron los judíos, se fueron los musulmanes, se fueron los protestantes, se fueron los francmasones, se fueron los republicanos, tras Franco. España se ha ido vaciando de forma progresiva, de todos los que podrían ser un poquito extranjeros. Se quedaba una España nacionalcatólica, como Franco. Y se ha empobrecido.

¿Piensa que este proceso de salida de los judíos del mundo musulmán es reversible o que el mundo islámico en conjunto se volverá ‘judenrein’, como decían los nazis?

Es irreversible. El mundo musulmán ya es prácticamente ‘judenrein’. Es un punto muy delicado, muy sensible, pero hay algo en el islam que es irreductiblemente antisemita, mejor dicho antijudía, porque lo de semita… El antijudaismo del Corán, de los hadithes, de la tradición es algo que la gente no quiere ver, pero que existe, tiene una larga tradición, una evolución histórica.

Usted escribió sobre los Camondo, una familia – casi dinastía – sefardí. ¿Eran comparables a los Rothschild de hoy? ¿En qué momento el poder financiero e intelectual pasó de los sefardíes a los asquenazíes?

[Piensa] Yo creo que eso ocurrió entre las dos guerras (mundiales), a principios del siglo y entre las dos guerras. A principios del siglo había en París grandes fortunas sefardíes y asquenazíes. Pero en la primera guerra mundial y sobre todo en el periodo de entreguerras había una terrible emigración de Europa Central a Francia, a países más democráticos. Y es entonces cuando los asquenazíes han tomado la delantera.

¿Son mundos distintos, sefardíes y asquenazíes?

Son judíos… [ríe] pero no iguales. Hay un chiste judío que dice: “El mejor amigo de un judío es un asquenazí”.

Muchos dicen que la literatura está muerta o moribunda, que casi ya no hay lectores. Y va usted con su blog La République des livres, y en cada entrada tiene usted mil comentarios. ¿Qué les da?

El trabajo. Este blog exige mucho trabajo, y hay poca gente dispuesta a hacer este trabajo. Soy a la vez escritor y periodista; es un blog de periodista literario. Leo mucho. Por formar parte del jurado del premio Goncourt leo muchísimos libros, todo el rato. Y el otro motivo del éxito es la fidelidad. Atiendo este blog, día y noche, desde hace 15 años. No se para nunca. Y eso que estoy solo.

Usted se especializa en biografías. ¿Cuál es mayor peligro cuando uno se documenta sobre un personaje: que te acabe aburriendo o te acabe fascinando?

«Un biógrafo debe permanecer en la admiración crítica»

Un biógrafo debe permanecer en la admiración crítica. Esto tiene dos vertientes: admiración y crítica. Si no se admira a alguien, no se tienen ganas de pasar tres o cuatro años con él. Pero si no es crítico, esto no tiene valor.

Usted hizo también una biografía del periodista Albert Londres. ¿No andará por un casual en una de Joseph Kessel, verdad?

Albert Londres me gusta mucho. Es un modelo para mí, uno de los grandes reporteros franceses. Es magnífico. Kessel vino después.

Comparando a Kessel con Hemingway, un amigo dijo que todo se reduce a la importancia de llamarse Ernest, en inglés. ¿Es ser anglosajón todavía un billete a la inmortalidad?

Eso es verdad. Kessel, para mí, es uno de los muy grandes: a la vez escritor y reportero… Comparado con él, en Hemingway encuentro algo falso: algo de presentación y espectáctulo: Picasso, la corrida… Hay toda una mitología de Hemingway, que fatiga. En Kessel hay algo que es más auténtico.

Usted biografó a Georges Simenon y a Hergé ¿son dos formas de ser belgas, si existe un alma belga?

Bélgica es un país pequeño, pero existe un espíritu belga. Simenon era belga pero no se definía como tal, era un hombre internacional. Hergé siempre ha seguido siendo muy belga. Eran muy diferentes. Pero representan dos lados del alma belga.

Imagino que usted es fan de Tintin. ¿Qué le atrajo?

Sí, la pasión por Tintin es el misterio de Hergé, no se sabe cómo ha creado este mito.

Frédéric Beigbeder dijo que Tintin es un periodista extraño, porque nunca escribe un reportaje.

No escribe jamás, ni tiene nunca problemas de dinero. El dinero no aparece. No me importaría ser un periodista como él…

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© Alejandro Luque  | Especial para M’Sur

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