Entrevista

Cemil Bayik

«El marco español es un buen modelo para los kurdos en Turquía»

Lluís Miquel Hurtado
Lluís Miquel Hurtado
· 8 minutos
Cemil Bayik (Montes Qandil, Kurdistán iraquí, 2013) | © Lluis Miquel Hurtado
Cemil Bayik (Montes Qandil, Kurdistán iraquí, 2013) | © Lluis Miquel Hurtado

Entre peñas burdamente cinceladas se esconde el santuario del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Junto a la serpentina pista que conduce al lugar yace, incrustado en piedra, el retrato del líder Abdullah Öcalan. Hace 29 años tomó las armas. Desde la prisión a la que llegó en 1999, lleva un año intentando hacer las paces con Turquía y resolver el conflicto kurdo. Pero el camino se ha enmarañado.

«El problema kurdo es fuente de inestabilidad en Oriente Próximo, por eso es primordial su solución», reconoce Cemil Bayık, mando del núcleo duro de la guerrilla, nacido hace 62 años en la provincia turca de Elaziğ. Su historia es tan antigua como la milicia que fundó con Apo (apodo de Öcalan, tío en kurdo): «Nos conjuramos el 12 de septiembre de 1962 en la cárcel de Diyarbakir. Decidimos que la vida sería libre en Kurdistán o no sería».

«Tras el anuncio del alto el fuego [solicitado por Öcalan a inicios de 2013] liberamos a siete soldados turcos prisioneros y comenzamos a retirar milicianos de Turquía», enhebra el guerrillero. «Pretendíamos asentar la paz y estimular a la otra parte. Sin embargo todos los pasos han sido unilaterales, sin réplica», lamenta. “No lo hicimos por debilidad. Tampoco para permitirles, como han hecho, poner más guardias en las aldeas y más cuarteles militares en la zona fronteriza».

«El problema kurdo es fuente de inestabilidad en Oriente Próximo, por eso es primordial su solución»

En septiembre, frustrado, el PKK anunció la suspensión de su salida de Turquía. En respuesta, Ankara presentó un paquete de reformas legales que tampoco les satisfizo. «Sin haber consultado las medidas con ningún ente democrático, ¿cómo pudieron llamar a eso revolución democrática?», se pregunta Bayık. «Ya los vimos reprimir las protestas de Gezi. Esto demuestra que [el primer ministro Recep Tayyip Erdogan] no tiene talante democrático».

«Después del parón propusimos invitar a un supervisor externo del cumplimiento de los compromisos adquiridos, algo que ha funcionado en procesos similares», añade. «Una comisión parlamentaria, un grupo de notables o un actor internacional. El Gobierno lo rechazó». «Desde 1993 hemos declarado nueve ceses del fuego y hemos sacado tropas de Turquía dos veces. Toca dar pasos ya», aduce Bayık.

La Unión de Comunidades Kurdas (KCK), paraguas que incluye al PKK y cuya directiva encabeza Cemil Bayık, plantea tres demandas para evitar la ruptura de un proceso que consideran «acabado de facto«: Incluir al tercer actor mencionado, mejorar las condiciones carcelarias de Apo y reconocer constitucionalmente los «derechos naturales» de los kurdos, como más autogobierno y escolarización en lengua materna.

Los turcos tienen, en 2014, elecciones locales y presidenciales. El grupo armado denuncia que, para no perjudicarle en las urnas, Erdogan está actuando «tácticamente» alargando la resolución de una guerra que ya arrastra 40.000 muertos. Al ser cuestionado sobre si planea irrumpir en plena campaña electoral, advierte: «O dan pasos en la negociación, o en semanas o meses enviaremos las tropas de vuelta a Turquía».

«O dan pasos en la negociación, o en semanas o meses enviaremos las tropas de vuelta a Turquía»

La guerrilla insiste en lo crucial del momento y señala un referente: Sudáfrica. «[Durante las negociaciones que llevaron al fin del apartheid] se llegó a un punto en el cual o se alcanzaba la paz o estallaba una guerra civil», subraya Bayık. «En ese caso eligieron evitar el enfrentamiento», destaca el miliciano. «Nosotros estamos en ese mismo extremo. O el gobierno turco accede a negociar o habrá una guerra civil», amenaza. «Nosotros estamos, por supuesto, listos para una guerra».

Ankara creó una comisión parlamentaria a fin de redactar una nueva Carta Magna. A día de hoy no hay avances en lo que el PKK considera esencial: «La actual Constitución dice: ‘Todo ciudadano de Turquía es turco’, lo que niega el resto de identidades». El modelo político que propone el KCK y que llama «democracia radical» o «confederalismo democratico» persigue, sin dividir sus respectivos países, gobernar las zonas de mayoría kurda con una estructura política supranacional y asamblearia.

En su búsqueda de un encaje político para el pueblo kurdo, la guerrilla dio con la Constitución de España. «Sus formulaciones [del texto español] no deniegan la existencia de los pueblos que componen el país. Todos caben en él. Su marco, en el que la diversidad de identidades no es rechazada sino que es vista como algo positivo para la composición de la unidad, puede ser el modelo para una nueva Constitución en Turquía», cree.

Bayık continúa: «[El texto español] no fuerza la unidad como hizo el franquismo. Reconoce tu derecho a tener tu propia identidad, a organizarte y representarte en un Parlamento». Y recuerda el caso de Cataluña. «España acepta las diferencias en un marco unitario. Poder hacer un referendo para independizarse es un derecho natural de los catalanes. Pero no debería ser unilateral, sino negociado y aceptado por el resto de pueblos de España».

El último campo de batalla es el norte de Siria (Rojava en kurdo) donde la retirada estratégica de las tropas del régimen de Bashar Asad dio paso a la autogestión y a la defensa armada de la región a manos de milicias locales kurdas. Muchos medios consideran al Partido Democrático del Pueblo (PYD) la rama siria del PKK, extremo que Bayık matiza: «Tenemos la misma ideología, pero distinto proyecto político».

«El PKK y los kurdos sirios del PYD tenemos la misma ideología, pero distinto proyecto político»

Siguiendo esta línea, Bayık posiciona a la guerrilla en el conflicto de intereses surgido tras la Primavera Kurda. «Nuestros planteamientos son cercanos a los del Comité Supremo Kurdo (BDK) de Siria». El BDK funciona como organismo coordinador entre el Consejo Nacional Kurdo, una unión de numerosos partidos kurdos de Siria, y el PYD, que se mantuvo al margen del Consejo. Fue impulsada por Masud Barzani, presidente del Kurdistán iraquí, quien intentó así evitar tensiones internas en la vecina Siria. Bayık, sin embargo, cree que el Consejo Nacional Kurdo (ENKS en sus siglas kurdas) «no acabó de funcionar, debido a profundas divisiones en su seno, por lo que sigue siendo una fuerza poco influyente».

El guerrillero apuesta por el diálogo político para superar la ruptura de Siria. «Apoyamos la conferencia de Ginebra II. Todos los ciudadanos sirios deberían acudir allí, kurdos incluidos, formando un Gobierno de concentración. Este debería contar con miembros de todas las nacionalidades, etnias y religiones del país», prosigue. «La futura Siria no debe ser dividida. Todos deben poder convivir en libertad y de acuerdo a su identidad».

Como en otras ocasiones, el alto dirigente kurdo acusa a Turquía de apoyar logísticamente a las milicias que combaten en el país vecino bajo la bandera de la yihad global. Destaca que no sólo Ankara, que rehúye de estas acusaciones, sino la influyente cofradía del clérigo Fethullah Gülen, ofrecen cobijo y campos de entrenamiento a grupos vinculados a Al Qaeda.

«La futura Siria no debe ser dividida, todos deben poder convivir en libertad de acuerdo a su identidad»

«Los usa para hacer chantaje a la comunidad internacional», recalca, «les lanza el mensaje de que o apoyan su proyecto para la futura Siria, o estos grupos seguirán en el país». «Apoyando logísticamente a los yihadistas está avivando la guerra en Rojava«, esgrime. «[Erdogan] pretende derrotar a la gente de Rojava porque, de evitar que estos logren un estatus político, podrá seguir con sus políticas de denegación y dejar el conflicto kurdo irresuelto». Una actitud de la cual advierte: «De seguir esta ofensiva turca, será nuestro derecho responderles».

Según cuenta Bayık, que también rechaza la entrada en Siria de los soldados peshmerga de Barzani, sólo algunos milicianos nacidos en el Kurdistán sirio, a título personal, decidieron emprender el camino de vuelta desde Qandil. «Ni queremos injerencias extranjeras en Siria ni deseamos dañar el proceso de paz», clarifica. «Por eso el PKK no está presente en Rojava«.

«La defensa que están ejerciendo los kurdos en Rojava, luchando al mismo tiempo que sufren un embargo político, económico y militar, es un gesto que les dignifica y que saludo», felicita el dirigente, que vuelve a recordar, con gesto sombrío, lo vital que supone un éxito en Ginebra II. «De fracasar, puede desencadenarse una espiral violenta que perjudique ya no sólo a Siria, sino a toda la región».

¿Te ha interesado esta entrevista?

Puedes ayudarnos a seguir trabajando

Donación únicaQuiero ser socia



manos