Un tanque en el salón
Ilya U. Topper
Estambul | Agosto 2012 ·
Imagínese usted que le invitan a una fiesta, y al llegar resulta que hay un elefante en medio del salón. Desde luego le darán ganas de decir algo, pero observa que nadie está haciendo caso: a juzgar por las conversaciones, ese animal no está ahí. Así que también optará por callarse.
Bajo la metáfora del elefante en el salón, los hablantes anglosajones entienden un hecho de gran importancia, y obvio para cualquiera que quiera mirar, pero que no se menciona en los debates debido a un extraño y más bien incomprensible pacto de silencio.
En el caso de Grecia, no se trata precisamente de un paquidermo vivo sino de uno metálico: lo que se pasea en medio del Parlamento, sin que nadie haga comentario alguno, es un inmenso tanque. En realidad, 700 tanques. Los que Alemania ha vendido a Grecia entre 1999 y 2009.
Grecia ha importado más armamento que la potencia nuclear Pakistán, y más que Israel e Irán juntos
Grecia es el quinto importador de armamento del mundo entre 2004 y 2010, y el décimo en el período 2007-2011, en cifras absolutas. Ha importado una mayor cantidad de armamento que la potencia nuclear Pakistán, y más que Israel e Irán juntos. El instituto sueco SIPRI, que recoge estos datos, advierte que se trata de volúmenes de armas, no necesariamente cifras de compraventa, un dato mucho más difícil de conseguir, de ahí que no se puede medir de forma directa su impacto sobre el presupuesto del país.
Pero lo que está fuera de duda es que Grecia tiene uno de los presupuestos militares más altos de Europa, medido como porcentaje de su producto interior bruto (PIB), sólo detrás de los países caucásicos enzarzados en guerras. Osciló alrededor del 3% durante buena parte de la década, aunque en 2010 bajó al 2,3%, aún muy por encima de Italia (1,7), Alemania (1,4) o España (1,0). La cifra absoluta de gasto en 2011 es de 5.800 millones de euros, según datos de SIPRI, alrededor del 2,4 del PIB.
En febrero, el Parlamento griego aceptó ahorrar 3.200 millones de euros en gasto público: 170 millones en salud y educación, 500 millones en el sistema sanitario, 400 millones en las jubilaciones (ya bajadas en 2010) y 400 millones en compras de armamento nuevo, según detalla el diario Frankfurter Allgemeine. Pero la cifra de 130.000 soldados se mantendrá de momento: hay un soldado por cada 85 griegos. Una relación mucho mayor que la española (con 179.000 soldados, la relación es de un militar por 260 civiles) o la alemana (un recluta por cada 380 personas).
Grecia no tiene conflictos armados, pero posee cuatro veces más tanques que Alemania
Grecia no tiene ningún conflicto armado ni amenazas reales. Las Fuerzas Aéreas se ejercitan a menudo en luchas sólo medio fingidas de cazabombarderos con sus colegas y enemigos turcos sobre las islas del Egeo, pero cuando un enfrentamiento de este tipo acaba realmente con la muerte de un piloto, normalmente ambos países camuflan la posible responsabilidad como “accidente” para evitar una escalada bélica: la guerra no está prevista.
Lógicamente: Turquía y Grecia son miembros fundadores de la OTAN y Atenas apoya a Ankara en su apuesta por convertirse en parte de la Unión Europea. Es imposible imaginar que se produzca una invasión terrestre, en la que emplear los 1.600 tanques que posee el Ejército heleno… una cantidad cuatro veces superior a la de Alemania, según apunta la radio germana WDR.
Desde luego, Grecia no es el país que más gasta en armamento, pero otros Estados producen parte de sus armas en territorio nacional, lo que repercute en el empleo y la industria y reduce la dependencia de los acreedores. Grecia importa prácticamente todo, y precisamente de los dos países que dominan la Unión Europea y los nuevos planes de ahorro: Francia y Alemania.
Según los datos de SIPRI, la organización referencia para transferencias de armas, el 40% de todas las importaciones armamentísticas helenas entre 2006 y 2001 provino de Alemania y otro 20% de Francia, tercer proveedor después de Estados Unidos (28%).
Dependencia mutua
La dependencia es mutua. Alemania ha apostado por el sector del acero blindado para mantener su puesto entre las naciones industrializadas. SIPRI constata una exportación de entre 2.000 y 3.000 millones anuales en el último lustro, con un fuerte crecimiento desde inicios de la década. Según la revista alemana Focus, el valor total de la exportación armamentística alemana alcanzó en 2010 los 2.100 millones de euros, frente a los 1.300 millones del año anterior, aunque los encargos pueden ser bastante superiores, ya que el Gobierno federal autoriza cada año la exportación de material por valor de 5.000 millones.
En 2010, Grecia fue el país que más armas compró a Francia y se gastó un total de mil millones de €
La industria alemana militar ocupa a 80.000 personas, asegura el diario Die Welt. En Francia, que también cuida su imagen de potencia militar, es el doble: la industria armamentística mantiene 165.000 puestos de trabajo y mueve 15.000 millones de euros al año, un tercio en exportaciones, según datos del propio Ministerio de Defensa galo.
Y los presupuestos de compra de armas de Grecia lo convierten en uno de los clientes fundamentales de estos dos gigantes del acero: La radio alemana WDR estima que los 223 obuses para tanques y el submarino que la industria alemana le vendió a Grecia en 2010 sumaron 400 millones de euros, aunque la cifra oficial de Bruselas se queda en sólo 35 millones para ese año por “vehículos”.
No obstante, según un informe presentado ese año en la capital europea y recogida por Focus, Atenas fue en 2010 el mejor cliente de París: importó aviones militares franceses por 793 millones, en un encargo que sumó, en total, 876 millones de euros. En conjunto, Grecia se permitió aquel año gastarse mil millones de euros en compra de armamento, con la crisis ya en la puerta.
Los datos recogidos en la base de SIPRI difieren (señalan que Grecia gastó mil millones en 2009, pero sólo la mitad en 2010), probablemente porque la firma de un acuerdo no coincide con la transacción financiera real.
Carrera de elefantes
Hay toda una carrera de elefantes con los ministros de Defensa de Atenas como meta —el penúltimo fue Evangelos Venizelos, ascendido a viceprimer ministro tras la caída del Gobierno griego en junio de 2011 y figura clave en la negociación de las medidas de austeridad con la troika— y con las cajas del Ejército griego como premio. Las dos superindustrias —Alemania y Francia figuran en los puestos tres y cuatro de exportadores de armas mundiales— se pelean por un país del tamaño de Grecia como cliente. O eso afirma la revista alemana Der Spiegel, que destapó en octubre de 2011, con el rescate griego ya previsto, un supuesto acuerdo entre Atenas y París por el que los astilleros galos entregarían a la marina helena entre dos y cuatro fragatas, cada una por un valor de 300 millones de euros. Gratis, de momento, para cobrar cinco años más tarde, o readmitir la mercancía.
El supuesto acuerdo enfadó al conglomerado armamentístico alemán Thyssen-Krupp: mandó una carta a la oficina de la canciller alemana, para advertir de que al final los trabajadores alemanes financiarían mediante sus impuestos el rescate de Grecia… y el de la industria naval francesa, “mientras que los astilleros alemanes no reciben encargos”. Era difícil pasar por alto este punto esencial del enfado: París le hacía competencia desleal a Berlín al sacar más jugo de la crisis griega sin avisar.
Por su parte, Alemania no presiona a Grecia para comprar, por fin, su remesa de 60 cazas del tipo Eurofighter, un plan congelado desde hace años. No, no, aseguró el ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, en febrero de 2010 al diario griego Katherimini, únicamente le recordaba al Gobierno que, “si alguna vez decidiera comprar cazas”, hiciera caso a los países fabricantes de ese avión europeo (entre los que figura Alemania, pero no Francia).
En 2009, al no poder pagar los submarinos comprados hace diez años, Atenas encargó otros dos
El eurofighter puede salir cuatro veces más caro que los F-16 estadounidenses, y cada hora de vuelo cuesta 70.000 euros, casi el doble que el de modelos anteriores.
La relación con Alemania, de todas formas, no es la mejor, desde que Grecia pagó, hace diez años, unos 2.000 millones de euros por cuatro submarinos de la empresa Krupp-Thyssen, que nunca le fueron entregados. Porque faltaba el resto del dinero: 520 millones. En 2009, el primer ministro socialista griego Giorgios Papandreou renegoció y acordó pagar 320 millones para recibir los submarinos… a la vez que encargó otros dos, por 500 millones la pieza, apuntó Der Spiegel en 2010.
Otro acreedor es la empresa alemana KMW, que desde 2003 ha entregado 170 tanques ultramodernos del tipo Leopard, por un valor total de 1.700 millones de euros. En 2010 faltaban por pagar 180 milllones, según Der Spiegel. Un pequeño conflicto estatal: cuando Grecia deja de pagar las deudas contraídas con las industrias privadas, admitió un portavoz del Ministerio de Exteriores alemán al periódico Die Zeit, los altos cargos germanos se encargaban de recordárselo, “expresando su expectativa de que los contratos se han de cumplir”.
El diario Die Welt añade un dato curioso: Grecia dispone ahora de un total de 353 tanques Leopard-2 alemanes, tres más que la propia Alemania. Lo que no tiene es munición para los cañones de estos vehículos. Ni siquiera tiene contratos firmados para comprarla. Es decir, se trata de vehículos puramente decorativos. En el caso, totalmente improbable, de un conflicto armado con un país vecino, no tendrían tampoco una función de intimidación, porque la falta de munición es un dato público.
La única función de estos tanques, y de una enorme cantidad de otros vehículos, submarinos, aviones y demás monstruos de acero parece ser obvia: la de mantener con vida las industrias de acero de Alemania y Francia. En otras palabras: no es Alemania quien rescata a Grecia sino que es el dinero público griego lo que protege a los trabajadores alemanes y franceses contra la crisis.