Trump ensancha el Golfo
Sultan Al-Qassemi
Sharjah | Noviembre 2016
Ahora que está remitiendo la conmoción inicial por la elección de Donald Trump y se instala mayor claridad sobre quiénes serán escogidos para su Gabinete, el mundo puede empezar a elaborar un plan de cómo tratar con este giro inesperado de los acontecimientos.
Para gran parte del mundo, “incertidumbre” y “preocupación” son las dos palabras que se pueden utilizar para describir el Gobierno de Trump, pero para los Estados árabes del Golfo, estas palabras son las mismas que se asociaban a la legislatura de Obama. Al fin y al cabo, Obama no ha sido exactamente un aliado ideal: abandonó a Hosni Mubarak en Egipto, en 2011, no forzó a Siria cumplir sus ultimátum de líneas rojas y firmó, sin consultar con los países del Golfo, un acuerdo con el archienemigo de éstos, la República Islámica de Irán.
Trump puede ser más favorable a las expectaciones de los países árabes del Golfo que Obama
En el Golfo, la percepción general es que los Gobiernos republicanos serán más maleables y más leales con sus amigos. Históricamente pudo ser el caso, pero Trump no es un auténtico republicano azul. También ha puesto en tela de juicio los lazos con aliados mucho más cercanos, entre ellos países de la OTAN, Japón y Corea del Sur.
En algunos asuntos, Trump puede ser más favorable a las expectaciones de los países árabes del Golfo. No es muy probable, por ejemplo, que apoye el movimiento de los Hermanos Musulmanes que Arabia Saudí y los Emiratos Árabes han definido como “organización terrorista”. Pero lejos de “romper en pedazos” el acuerdo con Irán, un lujo que el presidente electo simplemente no tiene, porque es un acuerdo multilateral en el que Estados Unidos no es más que una parte, Trump puede llegar a apoyarlo.
En una reciente conferencia a la que yo asistí, un famoso periodista norteamericano contaba lo sorprendido y casi impresionado que estaba Trump con las cláusulas del acuerdo nuclear de Irán cuando un alto cargo de la Agencia nacional de seguridad se las explicaba a mediados de noviembre.
Trump es el único presidente de EE UU que ha visitado Emiratos como antes de convertirse en político
Hay varios factores que me hacen pensar que de entre todos los Estados árabes del Golfo, los Emiratos, el socio comercial más importante de Estados Unidos en Oriente Próximo, tendrán los vínculos más estrechos con el Gobierno de Obama. Primero, porque sus posiciones en dos asuntos fundamentales para Emiratos – el acuerdo con Irán y el papel del islam político – son muy cercanas. Segundo, porque, como me recordó un amigo, Trump es el único presidente de Estados Unidos que ha visitado Emiratos como ciudadano particular antes de convertirse en político, y mantiene amplios lazos comerciales con el país (llegó incluso a alabar el aeropuerto de Dubai durante su campaña).
Emiratos también tiene un embajador efectivo y comunicador en Yousef al Otaiba, que estuvo en Estados Unidos ocho años y ha coordinado la expansión de consulados emiratíes a Los Ángeles, Houston, Boston y Nueva York.
Dicho esto, incluso para un país como Emiratos, que ha conocido a Trump como inversor y visitante, el político Trump sigue siendo una entidad incógnita. Los Estados árabes del Golfo pueden que estén felices de ver el fin del Gobierno Obama, pero deberían esperar con sus celebraciones hasta un poco después del 20 de enero de 2017.
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