Yolande Zauberman
«Siempre me han gustado las parejas enemigas»
Alejandro Luque
Sevilla | Noviembre 2018
Aunque está acostumbrada a asomarse a los rincones oscuros del alma, es difícil ver a Yolande Zauberman (nacida en París en el seno de una familia asquenazí de Polonia) sin su sonrisa. Capaz de pasar de su francés materno al inglés sin cambiar de tono en la entrevista, también habla yiddsh. Un detalle que le permitió establecer su primer contacto con el protagonista de M, la película que presentó esta semana en el Festival de Cine Europeo de Sevilla y por la que obtuvo el premio a la mejor dirección. El protagonista es Menahem Lang, un actor israelí que en este documental regresa a la comunidad ultraortodoxa judía en la que se crió para confrontar con el pasado al hombre que abusaba sexualmente de él cuando era un niño.
Al principio, Yolande Zauberman temía que se lo pusieran difícil por ser mujer en una comunidad extremamente patriarcal: “Pensé que tendría que dejar la cámara a un hombre y me puse triste, hasta que me di cuenta de que podía yo rodar alli”. Relata que siempre había alguien que decía: «Déjala rodar, no hace ningún daño». Acostumbrada a la vida de Paris o la muy liberal Tel Aviv – trabajó con Amos Gitai -, el gueto religioso era algo desacostumbrada para ella. “Entrar en el mundo ultraortodoxo era imposible para mi, y solo pude hacerlo a través de una herida. Y fue a su vez una entrada mágica al mundo de mis antepasados”, resume.
La cineasta nunca se oculta cuando trabaja, pero cree que con una cámara se vuelve invisible. «Me ves con mi pelo rojo y parece imposible que no te vean», se ríe. “Una vez estuve en la Embajada de Irán y solo me preguntaron quién era después de una hora grabando”. Más importante es el resultado: “Siempre tengo la intuición de que la gente a la que grabo, tarde o temprano, acaba revelándome sus secretos”.
El abuso sexual en una comunidad religiosa cerrada nos recuerda, en primer lugar, los escándalos actuales de la Iglesia Católica… ¿Se pueden comparar?
«A los sacerdotes los han violado hombres, y sus fantasías se refieren a hombres, no a mujeres»
No lo sé. No tengo datos estadísticos. Creo que todo abuso es un escándalo. Cada vez que ocurre se muere un mundo. Cada violación mata una familia para varias generaciones. No hablaré en términos estadísticos, pero sí puedo decir que el problema existe en todos los países, todas las comunidades, todas las religiones. No se habla del islam, pero estoy seguro que lo hay también. Acabamos de descubrir que existe en el budismo… Está en todas partes. Y no puede ser de otra manera. Está tan silenciado que solo puede reproducirse. Tal vez el filme enseña lo más fuerte: que la única manera de luchar contra esto es hablar de ello. Hablar sin vergüenza. Abandonando la vergüenza.
¿Tiene algo que ver la devoción con el abuso?
No creo que tenga que ver la devoción, sino el hecho de ser un mundo cerrado. Pero ese mundo cerrado puede ser también la familia. Proyectamos ‘M’ en Francia ante chicas jóvenes de zonas rurales, durante un programa de cine en las aldeas, y ellas estaban llorando como locas. Porque era su propia historia, allí en la aldea. No era una cuestión de religión. Es porque es un mundo cerrado, y es como si entrara un microbio, y una vez que entre es muy difícil hacerlo salir. La única manera de sacarlo es ocuparse del asunto como se ocupa uno de una enfermedad.
¿Por qué son niños y no niñas las víctimas? ¿Será que piensan que solo es pecado el sexo con niñas?
No es eso. Pero si aceptamos que el abuso a menudo es una reproducción, se puede explicar con que a los sacerdotes los habían violado hombres, no mujeres. Sus fantasías se refieren a hombres, no a mujeres. Su sexualidad, todo lo que se les ocurre, gira en torno a los hombres. En el filme vemos a un chico joven al que habían violado sus hermanos y que se va a casar, y dos días antes de la boda piensa en chicos, no en mujeres. Nunca había estado en la cama con una mujer. Tenía sexo, si podemos llamarlo sexo, con hombres.
¿Y esta experiencia les crea una fijación que les hace repetirlo?
Sí, creo que es la reproducción de este modelo lo que los hace buscar a chicos. Además, en el mundo judío, los sacerdotes están casados, no están frustrados por no poder estar con una mujer. Es más un impulso de homosexualidad que tienen y que está reprimido, no tanto buscar un mujer. También afecta a chicas, por cierto, pero creo que menos que a los chicos, también en la Iglesia Católica.
La comunidad de Neturei Karta, en la que se rueda M se alinea políticamente con el gobierno palestino, no con el israelí. ¿A qué se debe esta postura política?
Los demás grupos ultraortodoxos judíos sí son parte del Gobierno de Israel. Solo los más extremos están en contra, porque piensan que Israel lo debería crear el Mesías, no el hombre. Consideran que haber creado un país llamado Israel es una herejía. En Neturei Karta queman la bandera israelí… Son parte de la comunidad Satmar, una dinastía, es como una dinastía.
Su filme ¿Tendrías sexo con un árabe? también se filmó enteramente de noche. ¿Será que el sexo teme la luz del día?
El sexo ocurre más de noche, eso seguro. Me gusta acercarme al tabú, cruzar el tabú de alguna manera con la luz. ¿Tendrías sexo con un árabe? era una pregunta que hacía a jóvenes en la noche de Tel Aviv. Ellos pensaban que eran muy abiertos, y de repente descubrían que no eran tan abiertos, y se quedaban un poco en shock, porque nunca habían pensado en esto.
¿Cómo se dieron cuenta?
La pregunta hacía alusión al deseo hacia el Otro. Porque si deseas al Otro, le pones cara. Y si le pones cara en un país separado… es una cuestión central. Era muy bonito rodar esta película; era una experiencia fuerte, mágica, estar dentro de esta vitalidad y también en esta relación con la verdad.
¿Una relación con la verdad distinta a la nuestra?
«No decimos la verdad, decimos qué va, estará todo bien: vivimos en un mundo disneylandia»
La Biblia, sabe, es muy violenta, es como Shakespeare, muy violenta. Vivimos en un mundo en el que no decimos la verdad. No decimos lo que pasa. Decimos qué va, estará todo bien, vivimos en un mundo disneylandia, y sacrificamos mucho por la idea de estar seguros. Ellos no sacrifican nada para estar seguros. Cuando afrontan algo como la historia de Menahem (Lang), realmente responden, porque aceptan que el mundo es brutal.
¿Lo es?
Sabemos que el mundo es brutal, hasta la Historia de España era brutal. Llena de sangre… Como yo soy bajita, me pregunto por qué tanto odio. Y en esta película encontré una pequeña parte de la respuesta: porque venimos de un mundo que fue violado. Pues habrá que hablar de esto.
También en su filme Clubbed to death (Lola) en 1996 filmaba todo de noche, ¿cierto?
Clubbed to death era una ficción, y había algo de luz… Pero es verdad que amo la noche. Podría vivirla.
En aquel filme se muestra el viaje de una chica a un mundo nocturno en París, con chicos magrebíes, sexo, violencia, drogas… ¿Es un mundo prohibido, salvaje, atractivo por asociarse a ‘pueblos bárbaros’?
No lo veo como un comunidad bárbara. Creo que en Europa el mayor problema que tenemos es la relación con la verdad de lo que pasa en Europa, y el segundo es el colonialismo y la esclavitud. Estos dos problemas, el colonialismo y la esclavitud, nunca se han tratado. Toda la violencia que tenemos es una consecuencia del hecho de que nunca se ha hablado de esto. Yo creo en la mezcla, amo la mezcla, no creo en un mundo que no esté mezclado. Creo que hay una atracción, sí, y un rechazo. Vivimos en una historia de atracción y rechazo.
Esta atracción que una francesa siente por los magrebíes ¿se puede encontrar en Israel en la relación de mujeres judías con los ‘árabes’ que se ven como una comunidad ajena, más salvaje?
Eso es lo que no sabía, y por ese motivo rodé ¿Tendrias sexo con un árabe?. Estaba escribiendo un guion y de repente vi que no había simetría respecto al deseo que un árabe pudiera sentir por una mujer israelí… El país no existía. Me sorprendía, porque en la historia judía, el amor siempre está por encima de todo, por eso hice la pregunta.
¿Como se vive esa asimetría?
«Si vienen saudíes a Francia se les recibe como reyes, y a los árabes dentro se les trata como mierda»
Como en Francia: todos los actores árabes que fueron a Israel para presentar alguna película, por ejemplo El Profeta, siempre decían que se les recibía muy bien, y les encantaba. Pero los árabes dentro de Israel son totalmente invisibles. Lo mismo pasa en Francia: si viene alguien de Arabia Saudí, se les recibe como reyes, y a los árabes dentro se les trata como mierda. Es más o menos lo mismo.
Recordamos el caso de un palestino en Israel que fue condenado por violación por hacerse pasar por judío en una relación sexual. ¿Tan sucio es tener sexo con un árabe que pueda ser delito?
Me doy cuenta de que la política se te mete hasta en la cama. De hecho, eso ocurre en todas partes. Solo que allí abajo, más que en otros sitios. Hay algo terrible en tener una relación con el enemigo. Pero a mí siempre me han gustado las parejas enemigas. Pienso que los enemigos son una pareja verdadera. Y que eso es verdad en Israel: palestinos e israelíes son una verdadera pareja, en lo peor y en lo mejor. Siempre creo en que esta pareja encontrará una solución. Cuando se llevan bien, se llevan maravillosamente bien.
¿Hay casos más allá de lo individual?
La policía israelí y la palestina colaboraban muy bien. En el cine se colaboraba muy bien. Ahora con este gobierno, eso se rompe. Los cocineros trabajaban muy bien juntos [se ríe]. Pero hay muchas cosas que han pasado de una parte a otra. ¿Tendrías sexo con un árabe? se mostró en el Festival de Venecia, y tenías allí a todas las nacionalidades. Los argentinos pensaban en los británicos. Los turcos pensaban en los griegos o los armenios. Y los armenios… Todo el mundo tiene un enemigo. Aunque a veces el enemigo eres tú mismo.
¿Qué futuro ve al conflicto israelí-palestino, partiendo de la vida sexual de los ciudadanos? ¿Puede la paz venir por el sexo?
No creo que la paz llegará en la cama. Podría… pero no creo que sea suficiente. Hay algo que pensaba al rodar el filme M: el primer encuentro sexual, como adolescente… casi siempre es algo brutal. Hay muy pocos adolescentes que tienen una imagen bonita como primera imagen de su sexualidad. Pueden ser palabras, pueden ser gestos, puede ser algo más brutal. Y nunca hablamos de esto.
¿Cambiará si lo hablamos?
Pienso que el futuro será ser capaz de despertarse de este problema, tan humano y tan importante, y que esto podrá crear otro camino para ser libre. Otra manera de considerarse uno mismo con respeto y de considerar con respeto a los demás. Eso es lo que me interesa. Mi trabajo es político por consecuencia, nunca es político como punto de partida.
¿Tendrías sexo…? está dedicado a Juliano Mer Khamis, el activista judío-palestino al que mataron en 2011. ¿Cree que los fanáticos odian siempre a las personas capaces de amarse a través de la frontera?
«Los religiosos y la extrema derecha de Israel no pueden de momento con la libertad de Tel Aviv»
Por supuesto. Juliano era realmente un puente entre personas. Él lo sabía. Si miras en internet, en Youtube encontrarás un breve filme sobre él donde dice: ‘A mí me pegarán un tiro los que odian que esté casado con esta chica rubia’ – y mostraba a su mujer – y él sabía que le pegarían un tiro. Mucho gente se lo decía. Y nadie ha querido investigar quiénes lo mataron. Algunos piensan que fue porque daba cámaras a chicas árabes en Yenin para que rodaran películas. Otros piensan que fue porque dirigió una obra de teatro inspirada en La granja de los animales, y como salen cerdos, dio roles de cerdos a unos chicos musulmanes… Otros dice que tuvo una historia con una mujer de Yenín y lo mató el marido. Porque Juliano era tan sexy durante su vida que en su entierro había miles de mujeres llorando. Solo lloraban las mujeres…
Israel muestra una imagen de estar orgulloso de ser un país muy libre sexualmente, especialmente en el ámbito homosexual ¿Es más bien fachada o realmente lo es?
Realmente lo es. Tel Aviv es la ciudad como te soñarías que fuera todo el mundo. Una ciudad realmente libre. Puede que sea porque Tel Aviv se construyó sin ocupar el espacio de nadie. Y los religiosos, la extrema derecha, que está matando una importante parte de Israel, no pueden luchar de momento contra la libertad de Tel Aviv. Tiene algo…
¿Y no tiene lados oscuros?
Para mí Tel Aviv siempre había sido una alfombra mágica. Pero si te aburres de una alfombra mágica, te caes. Y yo me caí, mientras rodé ¿Tendrías sexo…?. Ya no podía ir más. Fue una artista árabe, llamada ‘La novia de Palestina’, la que me trajo de vuelta a la alfombra mágica. Pero si trabajas, como hacía yo, con árabes israelíes en la calle, la gente te mira muchísimo. Es una democracia para su propio pueblo. Algo tiene que despertarse, para que se vea al otro.
¿Y cuánto falta en el lado palestino para que hagan una revolución sexual?
En ¿Tendrías sexo…? sale un chico que es dj y es árabe israelí; los “árabes israelíes” son palestinos que no se fueron en 1948. Son palestinos israelíes. Y son una comunidad muy interesante a mi juicio; un 20 por ciento de la población. Era el momento de la Primavera Árabe y este chico me dijo que hay una revolución en marcha en los países árabes, aunque yo de eso solo me creo una pequeña parte, pero llegará en su momento. Me dijo: En Israel estamos haciendo nuestra revolución árabe en materia del sexo. Y la comunidad palestina israelí es parte de esto.
¿Cómo se manifiesta esta revolución?
Hay tantos transexuales árabes que vienen a Israel porque en su país los matarían. A mí me encantan los transexuales. Conocí a uno que vino andando desde Gaza. Eso está bien. Y la manera cómo una sociedad trata a sus márgenes es muy importante. Podría ser una buena señal para el futuro.
Hay una corriente activista en Palestina que dice: Primero viene la liberación nacional, y luego ya hablaremos de los derechos de las mujeres. ¿Cree que se pueden hacer ambas cosas a la vez?
«Las mujeres palestinas son muy fuertes; si vas a Ramalá, lo ves»
Creo que es muy importante y creo que está ocurriendo. Tal vez no allí, pero sí en el exilio. Las mujeres palestinas son muy fuertes; quizás sean las mujeres más fuertes y más libres del mundo árabe. A causa de esta ‘pareja’ entre Israel y Palestina. Si vas a Ramalá, lo ves. Tal vez no en Gaza, pero incluso… Hay una mujer que escribió un libro titulado Rebelde en Gaza, que es un libro hermoso sobre cómo ser una mujer en Gaza.
En el mundo árabe hay un retroceso de libertades de mujeres. ¿Ocurre lo mismo en Israel?
El mundo se está volviendo un poco más religioso de lo que era antes, pero yo diría que no. Porque van al Ejército… No, de momento no. Incluso en el mundo ultraortodoxo las mujeres trabajan más que los hombres. Ellas trabajan mientras que los hombres estudian.
Para terminar: Tengo una amiga marroquí de 50 años, con una amplio palmarés amoroso y sexual, que a su pregunta “¿Tendrías sexo con un árabe?” respondería con un rotundo “No”. Precisamente, dice, porque conoce demasiado bien a los hombres árabes y sabe que ellos siempre la considerarían una puta. ¿La entiende?
[Ríe] Creo que tiene toda la razón. El punto es que en mi filme no era una pregunta general: era en Israel, y se refería a tener sexo con el enemigo. Pero pienso que su amiga tiene toda la razón, y que es muy brutal lo que les pasa a las mujeres. También creo que la solución está con las mujeres, en todas partes. Ellas deben despertar y pueden jugar un papel enorme.
¿Y los hombres? ¿No deberían hacer su parte, aunque sea porque ellos mismos son víctimas de un sistema machista?
Desde luego. Creo que los hombres deberían ser feministas.
© Alejandro Luque | Especial para M’Sur
¿Te ha interesado esta entrevista?
Puedes ayudarnos a seguir trabajando
Donación única | Quiero ser socia |