¿Degeneradas o libres?
Sanaa El Aji El Hanafi
“Esa gente incita a la corrupción y la degeneración”
“Combaten la identidad árabe musulmana”
“Putas…” “Degeneradas…”
Esta es solo una pequeña muestra de los comentarios que nos encontramos cada vez que se pone sobre la mesa el debate sobre las libertades personales.
Desde hace varios, este debate se ha vuelto a lanzar en Marruecos mediante un manifiesto titulado “Nosotras, ciudadanas y ciudadanos marroquíes, estamos fuera de la ley”. La proclama era una crítica valiente, franca y directa de varias leyes marroquíes que se oponen a las libertades individuales.
Algunas de las críticas al manifiesto eran legítimas (porque no todo el mundo tiene que tener el mismo punto de vista), pero otras eran falacias que algunos propagaban adrede y que otros se creían.
Entre estas falacias destaca la afirmación de que las libertades individuales incitan a la corrupción y la degeneración.
¿Será que algunos se han creído que si se dejan de criminalizar las relaciones sexuales fuera del matrimonio, los que no desean tenerlas se verán obligados a ello?
¿Se han creído algunos, por ejemplo, que si se descriminaliza la homosexualidad, los heterosexuales estarán obligados a tener relaciones homosexuales?
¿Se cree alguien, por ejemplo, que si se legaliza el aborto, las mujeres considerarán el aborto un solución fácil y conveniente y se decidirán todas a quedarse embarazadas sin casarse para luego abortar, solo porque es posible y legal?
¿Se cree alguien, por ejemplo, que si se deja de perseguir judicialmente a quien coma en público en ramadán, todos los marroquíes se verán obligados a no ayunar durante este mes?
Se cree alguien, por ejemplo, que si se elimina la ley que dice que no se pueden vender bebidas alcohólicas a los musulmanes, se impondrá el consumo obligatorio del alcohol?
Se prohibió vender alcohol a los musulmanes porque a los franceses les molestaba ver a marroquíes en el bar
Recordemos, por cierto, que estas últimas dos leyes son un legado de la época del Protectorado francés. La ley que prohíbe vender alcohol a los musulmanes (pero que no prohíbe comprarlo ni consumirlo, como creen algunos, y como la suelen aplicar hoy día las fuerzas del orden) se adoptó porque a algunos franceses les molestaba que hubiera marroquíes en los bares que frecuentaban, de manera que se lo plantearon a las autoridades del Protectorado. El general Lyautey, a la sazón representante máximo del Gobierno francés en Marruecos, impuso entonces esta ley que más que una intención de proteger el islam tiene una motivación racista (de todas formas, no hay ninguna norma del islam que prevea cárcel para quien venda o consuma bebidas alcohólicas, al igual que ninguna norma islámica prevé cárcel para quien coma durante el día en el mes de ramadán). Y después, ninguna figura política de Marruecos, fuera de la corriente que fuese, ha reunido el valor de reformar esas leyes.
Y así, muchos creen hoy día que son “leyes islámicas”, cuando la realidad es que son un legado colonial.
Pero, dejando ya al margen el origen de estas dos leyes, consideremos las cuestiones mencionadas arriba e intentemos pensar en una respuesta racional.
El respeto a las libertades individuales otorga un valor mayor a toda decisión de practicar algo
Si aplicamos una visión objetiva descubriremos que las libertades individuales no significan ni degeneración ni corrupción. Solo son una invitación fundamental a que cada individuo asuma la responsabilidad de sus elecciones en la vida. Si abolimos las mencionadas leyes medievales, quien quiera ayunar podrá seguir ayunando siempre, quienes quieran renunciar al consumo de alcohol podrán hacerlo, quienes prefieren abstenerse de toda relación sexual fuera del marco del matrimonio… podrán vivir plenamente acorde a sus convicciones. Nadie los obligará a hacer algo que no corresponda a sus convicciones personales, solo porque la ley ya no criminaliza hacerlo. Si se llega a abolir la ley que condena la homosexualidad ¿se obligará a los heterosexuales que se conviertan en gays? ¿Se obligará a los devotos que coman durante el día en ramadán? Por supuesto que no…
En cambio, las personas que han elegido otra forma de vida, ya sea en lo sexual o en lo religioso, también tendrán libertad de vivir acorde a sus ideas, mientras no perjudiquen a los demás. Ya no tendrán que vivir bajo el temor de que su vida personal se utilice contra ellos.
Es más: el respeto a las libertades individuales otorga un valor mayor a toda decisión de practicar algo. Una persona que ayune aunque ninguna ley criminalice comer en público en ramadán muestra así que tiene una convicción religiosa verdadera, y no solo miedo a la presión social y legal. Lo mismo vale para quien no quiera beber alcohol, aunque no esté prohibido hacerlo. Y lo mismo vale para el resto de las prácticas religiosas o sexuales: todas revestirán mayor valor porque serán fruto de una convicción verdadera y no del miedo a los demás o a la cárcel.
En resumen, las libertades individuales son una invitación a la madurez. Un llamamiento a que toda persona adulta se haga responsable de sus actitudes. Una incitación a que los individuos se salgan del tutelaje de la sociedad en lo que atañe a su vida privada.
·
© Sanaa El Aji | Primero publicado en Al Hurra · 26 Sep 2019 | Traducción del árabe: Ilya U. Topper
¿Te ha interesado esta columna?
Puedes ayudarnos a seguir trabajando
Donación única | Quiero ser socia |