La lengua árabe ¿un atraso?
Sanaa El Aji El Hanafi
De vez en cuando vuelve a aparecer en primera plana en Marruecos el debate sobre las lenguas, los dialectos y la enseñanza en la lengua materna: el dariya marroquí y los dialectos tamazigh.
Y por lo general, desafortunadamente, los distintos bandos que integran el debate utilizan la lengua como arma ideológica, justamente para fines contrarios.
Una gran parte de los representantes del sector islamista maltratan la lengua árabe vinculándola a la religión y convirtiéndola en sagrada, tan sagrada como el Corán, cuando en realidad es una lengua como cualquier otra: evoluciona, cambia, vive en su tiempo. Hay palabras y fórmulas en el árabe de hoy que no circulan desde hace diez siglos, y otras palabras nuevas que no conocían los hablantes de árabe hasta hace cincuenta años. La corriente islámica debe separar la lengua árabe del Corán, porque, ¿qué hacemos con los millones de musulmanes no árabes de la India, Indonesia y Malasia, que representan un número mucho mayor de musulmanes que los árabes?
El atraso no es la lengua. El atraso son los valores e ideas que niegan la razón y la lógica
Por otro lado, algunos componentes del bando modernista confunden a su vez la lengua árabe con el atraso o con el empleo de la religión en la vida diaria. Su negativa de mezclar la religión y la política o la religión y la vida pública, y su búsqueda de un camino de modernización de la sociedad, hace que rechacen la lengua árabe por considerarla una lengua de atraso. Pero el atraso no es la lengua. El atraso son los valores e ideas que niegan la modernidad, la razón y la lógica. Uno puede ser tonto y tener unos valores retrógrados y hablar francés o inglés (por cierto, conozco a unos cuantos así).
La lengua es una herramienta de comunicación. Como cualquier lengua, tiene su parte bonita y sus complicaciones. Cuando aprendes una lengua nueva (japonés, inglés, árabe…), te encuentras una serie de dificultades e incluso algunas características que pueden parecer ilógicas para un principiante (podemos enumerar decenas de ellas en el francés, que es la primera lengua extranjera en Marruecos). Sin embargo, cuando la dominas dejas de percibir esos detalles. Esta cuestión no tiene que ver con una lengua en concreto, sino más bien con las particularidades de cada lengua.
El dariya marroquí, por su parte, es un dialecto rico y hermoso en sus manifestaciones, sus formas, y con él podemos expresar todos los matices de nuestras emociones y sentimientos. Si hablamos de creatividad (véanse los ejemplos del malhún –poema melódico marroquí–, la música andalusí, el aita –canto marroquí de origen beduino–, las canciones del grupo Nass el-Ghiwane o el grupo Lemchaheb…), veremos que no hay nada más creativo en la expresión. Y pasa lo mismo en nuestra vida diaria. No me veo diciéndole al frutero en árabe clásico: “Caballero, me pondera una libra de fructi, le ruego».
El problema de la enseñanza en Marruecos no es de la lengua, sino de contenidos y pedagogía
Pero al mismo tiempo, pensar en reemplazar el árabe en la enseñanza por el dáriya es una aberración respecto a las generaciones del mañana. Quien conoce la variedad y riqueza de las culturas presentes en la sociedad marroquí sabe que dentro del propio dariya hay a su vez otros dariyas, tantos como lugares hay, y que existen palabras que tienen un significado distinto en un sitio y en otro o palabras que se usan en una zona con normalidad y que en otras zonas pueden ser indecorosas. Y no hablo aquí de los diferentes dialectos del tamazigh, sino del dariya, que es una mezcla de árabe y de los dialectos y lenguas que han penetrado culturalmente Marruecos a lo largo de la historia: el español, el árabe, el hebreo… Además de que el dariya se sirve a veces de la estructura de la frase del tamazigh pero con palabras árabes.
Entonces, ¿dónde estaría la acumulación cognitiva en dariya y los conocimientos que debe adquirir un alumno aparte del programa escolar? Lo que se pretende con la acumulación cognitiva es proporcionar libros y publicaciones y canales de difusión del dariya, en cantidades elevadas y a través de medios variados, que enriquezcan el balance de conocimientos del estudiante durante su etapa estudiantil.
El problema de la enseñanza en Marruecos no es problema de la lengua, sino que es un problema de contenidos y de pedagogía. Si conserváramos los mismos métodos y planes de estudios podríamos estudiar en árabe, dariya o japonés, pero el resultado serían generaciones deficitarias lingüística y cognitivamente.
Así, la modernidad no es una lengua, ni tampoco lo es el atraso. La modernidad son valores y conductas, y la gestión de las diferencias.
La belleza y la multiplicidad del dariya son más complejos que su mera reducción a una gramática
Opino, como persona con gran interés en el tema de la lengua, no como especialista en lingüística, que la propuesta de estudiar en dariya revela ignorancia acerca del árabe y el dariya. He trabajado durante varios años en un experimento de divulgación que dejó huella en Marruecos: la revista Nichane, que ofrecía buena parte de su contenido en dariya. Entonces, fui una de las defensoras del uso del dariya en la enseñanza, en la escritura y en el mundo editorial. Con el paso de los años, reconsideré mi postura, con mucho amor hacia el dariya en cuanto a la creación, la expresión diaria y la comunicación audiovisual. Sin embargo, rechazo esa relación que se establece entre el uso del árabe y el atraso o “el islamerío”, porque sería la misma limitación que lleva a los islamistas a relacionar el uso del árabe con la religión. De igual modo, me di cuenta de que la riqueza, la belleza y la multiplicidad del dariya son más complejos que su mera reducción a una gramática y unos diccionarios, que no podrían reflejar esa multiplicidad, sino que la ahogarían en el intento de unificarla.
El dariya marroquí es hermoso, es rico, es multifacético, lo sientes en los detalles de tu vida diaria, en tu enfado, en tu alegría y en tu tristeza, en los ingeniosos dichos populares y en las numerosas formas de creación musical y teatral. Y del mismo modo lo es la lengua árabe, que nos hace posible leer a Naguib Mahfuz, Mahmud Darwish, Radwa Ashur, Waciny Laredj, Farag Foda, Abd al-Rahman Munif, Nawal al-Saadawi, Alawiya Sobh y ¡tantos otros creadores que enriquecen mi modernidad, mi cultura y mis gustos literarios!
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© Sanaa El Aji | Primero publicado en Al Hurra · 30 Abril 2020 | Traducción del árabe: Carmen Gómez Orts
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