Manolis Glezos
«Syriza es una izquierda que dará el poder al pueblo»
Andrés Mourenza
Una placa en la Acrópolis recuerda la más famosa hazaña de Manolis Glezos. La noche del 30 de mayo de 1941, cuando aún era un joven de 18 años, ascendió junto a su amigo Apostolos Santas a la Roca Sagrada que domina Atenas y descolgó la bandera nazi que los ocupantes alemanes habían hecho izar.
El país se hallaba en la más negra oscuridad, bajo la bota de Hitler, en una cruel ocupación que esquilmó Grecia, provocó una hambruna en la que fallecieron decenas de miles de personas y, obviamente, trataba de aplastar todo intento de resistencia. El acto de sabotaje contra la cruz gamada les valió a ambos jóvenes la condena a muerte, pero fue en rebeldía puesto que habían logrado escabullirse con ayuda de un policía griego que no les delató.
Empezaba para Glezos una vida al servicio de la Resistencia. Más tarde los alemanes lo atraparon y torturaron pero, antes de que pudiesen fusilarlo (como sí harían con su hermano), logró escapar. Lo cogieron nuevamente, esta vez los italianos, y volvió a escabullirse. Luego lo harían los colaboracionistas griegos, pero con esa habilidad suya para la supervivencia, Glezos volvió a huir.
«No ganamos las elecciones porque hubo una presión muy fuerte desde el exterior»
Conversar con Manolis Glezos (Naxos, 1922) es como hacerlo directamente con la Historia Contemporánea de Grecia. Su agitada carrera política no culminó tras el fin de la ocupación alemana, sino que, como los “hombres imprescindibles” de los que hablaba Bertolt Brecht, ha continuado luchando toda su vida. Su militancia comunista en las décadas de 1950 y 1960 (durante la represión conservadora que siguió a la Guerra Civil) así como su oposición a la Junta de los Coroneles (1967-74) le han supuesto pasar 12 años de su vida en prisión.
Luego fue diputado por diversos partidos de la izquierda y participó junto al partido Pasok en el primer gobierno socialista de Grecia, lo abandonó por sus promesas incumplidas y fue alcalde de su pueblo, para luego regresar a la política ateniense de la mano de la izquierdista Syriza (Coalición de la Izquierda Radical).
Pero ni los desengaños ni los sufrimientos han apagado el brillo de sus ojos claros. No hay fregado en que no se meta este joven a punto de cumplir los 90 años, desde la denuncia de los intereses especulativos detrás de los incendios de años pasados a las protestas por las medidas de austeridad, que en varias ocasiones le han supuesto ser gaseado por los policías antidisturbios.
Acaba de ser elegido diputado por Syriza y su partido se quedó a muy poquito de ganar las elecciones. ¿Qué les impidió poner el broche a la gran esperanza que habían despertado?
A pesar de todo nuestra victoria ha sido grande (Syriza ha pasado del 4% de los votos en 2009 al 27% el pasado 17 de junio). No ganamos las elecciones por varias razones, en primer lugar porque hubo una presión muy fuerte desde el exterior. Estoy en la política del país desde hace 75 años y por primera vez hubo esta presión: Merkel, Juncker, Schäuble y todos decían lo que teníamos que votar los griegos. Impusieron el terror y el miedo.
¿Y además… ?
La segunda razón es que mucha gente que trabaja en Atenas, no tenía dinero suficiente para volver a su pueblo a votar por segunda vez consecutiva [en Grecia no existe el voto por correo]. Esto es importante y lo sabemos muy bien. Y la tercera razón se debe a la propia Syriza, porque hubo voces muy diversas especialmente en el tema de la Economía y eso dio la imagen de un partido que no iba a ser capaz de lograr ese dinero del que hablaba para llevar a cabo sus promesas. Y esto no ha convencido al pueblo. No es que haya sido un error que hubiese respuestas tan dispares, pero los medios de comunicación han jugado su papel de confundir a la gente eligiendo lo peor de lo que se decía, mostrando a una Syriza dividida que parecía no tener claro lo que iba a hacer. Por ejemplo, yo mismo dije que el dinero no tiene cara, sea euro o dracma…
«Nuestra política está dentro de la Unión Europea, porque somos un Estado europeo»
Precisamente a Syriza se le ha acusado en numerosas ocasiones de querer llevar a Grecia fuera del euro.
Yo estuve encarcelado durante muchos años. Había cárceles malas y otras que estaban mejor. En una cárcel se permitía a los prisioneros tomar café, en otras no. Y muchos de los encarcelados decían que querían ir a las mejores cárceles. Yo les decía que yo no quería ir a una cárcel mejor sino salir libre. Hay que salir de esta esclavitud del dinero. El dinero es un medio para producir, para crecer, pero el mismo dinero, por sí mismo no vale nada. Es importante que nos desliguemos de los que tienen el dinero y no seamos esclavos de los ricos. No importa que sea euro, dracma, lira, peseta o dólar, sino salir de la influencia de aquellos que tienen el dinero. Pero dicho esto, cabe subrayar que nuestra política está dentro de la Unión Europea, porque somos un estado europeo, no uno americano, africano o asiático. Algunos dicen que tenemos que salir de la UE porque no estamos de acuerdo con la política de la Comisión Europea, pero entonces también nos deberíamos salir de Grecia por no estar a favor de la política del Gobierno griego. Y hay una razón más… Europa es un nombre griego.
¿Qué significa?
Es un término formado por dos palabras: Eur significa amplio y Opsis, vista. Europa debería ser el territorio poblado por gente con una visión del mundo amplia. En verdad, hay una serie de palabras de origen griego que son importantes. En la Grecia antigua quien no participaba en la vida política recibía el nombre de apolítico y perdía sus derechos de ciudadano. Solón, el legislador griego que puso las bases de la democracia ateniense, escribió que aquel que no participaba en la vida de la polis tenía que marcharse de ella.
«Se va a atar el futuro del pueblo durante los próximos doce o trece años»
El nuevo gobierno de coalición no ha empezado con buen pie, hay quien opina que no durará mucho
Es difícil de responder sobre cuánto durará. Creo que la troika [Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional] no presionará para haya nuevos recortes de salarios y pensiones para evitar que la gente salga a la calle a protestar y así el Gobierno se mantenga en el poder, pero se va atar el futuro del pueblo [a través de la deuda] durante los próximos doce o trece años.
¿Qué tipo de oposición van a hacer?
La lucha va a ser muy fuerte por nuestra parte. En el Parlamento y también fuera. No necesitamos salvadores, ni a los mercados ni a los prestamistas. Para la izquierda la lucha va a ser por la soberanía griega. No estamos diciendo que vayamos a aislarnos como país… nuestra política está dentro de la Unión Europea y aquí quiero criticar a otros partidos de la izquierda que quieren salir de la Unión Europea [se refiere particularmente al Partido Comunista de Grecia y a la coalición anticapitalista Antarsya]. Junto a los otros estados europeos, lucharemos por la Europa de los pueblos, no de los monopolios.
Usted estuvo ligado al Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok, principal partido socialdemócrata griego) en la década de 1980, ¿por qué se desvinculó de él?
Entonces yo era el líder de EDA (Izquierda Democrática Unida). En las primeras elecciones democráticas [1974] nos aliamos con otros partidos de la izquierda [los comunistas prosoviéticos y los comunistas “del interior”, posteriormente eurocomunistas]. En 1981, fracasó el pacto entre las fuerzas de la izquierda y, por eso, nosotros decidimos colaborar con los socialistas. Había puntos de contacto y otros temas en los que no había acuerdo. Pero todos los acuerdos a corto plazo pactados con Andreas Papandreu [líder del Pasok] fueron respetados. También estábamos de acuerdo en que Grecia tenía que salir de la OTAN [Grecia ya había salido de la estructura de mando de la Alianza Atlántica entre 1974 y 1980 en protesta por la invasión de Chipre por parte de Turquía, otro miembro de la OTAN]. Pero, la última vez que hablé con Andreas Papandreu me dijo que él era el único dentro de su partido que apoyaba la salida. Con lo cual, le dije que nuestra colaboración terminaba ahí y regresé a mi pueblo natal [Apiranthos, en la isla de Naxos].
«No necesitamos salvadores, ni a los mercados ni a los prestamistas»
El Pasok nació como un partido radical pero terminó por moderarse e integrarse en la corriente socialdemócrata europea. Ahora se compara al líder de Syriza, Alexis Tsipras, con el Papandreu de los setenta y ochenta. ¿Podría ocurrir que Syriza también de un giro hacia el centro?
No, porque con Syriza ha nacido en Grecia una nueva izquierda. Hoy el partido aglutina a fuerzas ideológicamente diversas: eurocomunistas, trotskistas, maoístas, anarquistas y también personas que provienen del Pasok. La novedad es que estas fuerzas, que antes se peleaban entre sí y que querían conducir al pueblo, ahora quieren caminar junto a él para encontrar soluciones. Es una izquierda que va a dar el poder al pueblo. Para llegar a este punto, se debatió mucho con el objetivo de evitar que la unión de los partidos que integran Syriza resultara ser algo improvisado. Estos debates son hoy parte integral de Syriza. Durante la campaña electoral, por ejemplo, se convocaron muchísimas asambleas en la calle donde la gente realizó aportaciones y sugerencias, dándose un intenso intercambio de ideas. Con todo ello se escribió el programa electoral, que tuvo en cuenta el 80% de las decisiones tomadas en las distintas reuniones. Preferimos convocarlas en pueblos y barrios, tratando de que no hacerlas demasiado grandes, para que de esa manera fueran más dinámicas.
«Syriza aglutina a eurocomunistas, trotskistas, maoístas, anarquistas…»
Usted ya llevó a cabo una experiencia de democracia directa cuando fue alcalde su pueblo. ¿Cómo finalizó aquel proyecto?
Mi pueblo, Apiranthos, se encuentra en la isla de Naxos y tiene una población de 1.100 habitantes. Después de mi victoria en las elecciones locales llegamos a tener cinco museos, tres bibliotecas, dos escuelas universitarias y una estación meteorológica. También creamos una constitución local que estableció las bases de un sistema participativo, con el que la asamblea de ciudadanos tenía el control total sobre los asuntos de la localidad. (Aunque el proyecto acabó cuando que el gobierno central unificó las entidades locales, por lo que se eliminaron muchos ayuntamientos). Ahora todos los pueblos de Naxos son manejados por un único gobierno que actualmente está en manos de Nueva Democracia [el partido vencedor de las elecciones de junio, con un tres por ciento de votos más que Syriza].
Hay griegos que comparan la ocupación alemana de la Segunda Guerra Mundial con la actualidad. ¿Existen paralelismos?
Absolutamente no. En aquella época, había fusilamientos, quemas de pueblos, muertes por hambrunas y hoy todo esto no ocurre. Ahora se está dando otro tipo de dominación pero que ha sido aceptado por todos los países intervenidos. La troika y la Unión Europea actúan dentro de un marco legal.
¿Qué opina un antiguo partisano de que un partido neonazi como Amanecer Dorado esté en el parlamento?
Es un problema, pero no una amenaza.