Pasolini y Caravaggio: misterios paralelos
Darío Menor
Michelangelo Merisi, más conocido por su lugar de nacimiento, Caravaggio, y Pier Paolo Pasolini tuvieron existencias turbulentas, incluso temerarias, marcadas por una capacidad artística tan extraordinaria como insuficiente para conseguir una cierta tranquilidad vital. Aunque les separan tres siglos y medio, en ambos casos su intelecto infinito, su capacidad para escandalizar y su homosexualidad molestaron a sus contemporáneos.
El paralelismo entre estos dos artistas malditos, que el tiempo ha colocado entre los más grandes creadores italianos, supera el segmento de la vida: tanto Caravaggio como Pasolini sufrieron muertes trágicas y rodeadas de un misterio tan intrincado que todavía no ha podido ser aclarado.
La ciencia, con su capacidad para reconstruir tesela a tesela el mosaico de la historia gracias a las pruebas de ADN, ha aceptado el reto de aclarar cómo y en qué circunstancias murieron estos dos grandes del arte universal. La investigación para identificar los restos de Caravaggio y desvelar cuál fue la causa de su fallecimiento lleva en marcha desde hace meses y sus resultados se harán públicos durante este año, en que se celebra el 400 aniversario de la muerte del pintor.
Veltroni, ex alcalde de Roma, pidió reabrir la investigación sobre la muerte de Pasolini
El proyecto lo dirige el Comité Nacional para la Valorización de los Bienes Históricos Culturales y Ambientales, la misma institución que se ha ofrecido esta semana para reconstruir el asesinato de Pasolini y responder de una vez a todas las incógnitas que dejó la noche entre el 1 y el 2 de noviembre de 1975 en la playa del Idroscalo de Ostia, cerca de Roma.
El ofrecimiento de esta organización recoge el guante lanzado por Walter Veltroni, ex líder del centro izquierda y ex alcalde de Roma, quien recientemente pidió con un artículo en el Corriere della Sera que se reabriera la investigación sobre la muerte del director de Saló o los 120 días de Sodoma. Escribe Veltroni que la ciencia nos ofrece hoy posibilidades que hace 35 años eran impensables para acabar con el misterio que rodea el asesinato de Pasolini.
La confesión del chapero
El mayor de ellos es el de la autoría del crimen: entonces sólo fue procesado Pino Pelosi, el chapero de 17 años que el cineasta recogió en su coche, un Alfa 2000, en las cercanías de la estación de trenes de Termini, en Roma. El muchacho confesó que primero apaleó a Pasolini y luego le arrolló con el automóvil, que además le robó. Cuando la policía le detuvo, Pelosi estaba conduciendo el Alfa 2000 de su víctima.
Pocos creyeron entonces que un chaval imberbe y enclenque como aquel pudiese acabar con la vida de un hombre adulto y fornido como Pasolini. Además, mientras que el cuerpo del director de cine quedó hecho un guiñapo sanguinolento, casi irreconocible, al joven sólo le dejó la pelea un rasguño en la cabeza.
En su libro de memorias, Io, angelo nero (Yo, ángel negro), Pelosi cuenta la feroz resistencia que ofreció el autor de Ragazzi di vita (una novela precisamente sobre chaperos), quien se convirtió “en una bestia” al sentirse amenazado. Desde el principio, pues, surgió la teoría de que habían participado más personas en el asesinato pero nunca pudo probarse. Cuando pasaron 30 años del crimen, el propio Pelosi cambió su versión de los hechos y aseguró en un programa de televisión que tres hombres que no conocía hasta aquella noche fueron los que mataron al cineasta.
Pasolini vivió los ‘Años de Plomo’ de Italia y tuvo el valor de no casarse con nadie
La autoría ignota de sus asesinos y los múltiples motivos para ser liquidados suponen dos más de los puntos donde se entretejen las vidas de Caravaggio y Pasolini. Hay al menos ocho teorías para explicar el fallecimiento del maestro del claroscuro en Porto Ercole, la ciudad del sur de Toscana donde se sitúa su deceso. Entre ellas se encuentran varias enfermedades como la sífilis, el tifus o el envenenamiento por plomo (muy usado entonces en la pintura), el suicidio, el ahogamiento y distintos tipos de asesinato, cometido por alguno de sus múltiples enemigos, entre ellos el propio Vaticano, que le había condenado por homicidio.
A Pasolini tampoco le faltaba quien le quisiese mal. Vivió en una época muy dura, los ‘Años de Plomo’, el período más difícil para Italia tras la II Guerra Mundial, y tuvo el valor para no casarse con nadie. Aunque profesaba ideas comunistas, tuvo la lucidez para darse cuenta de que en los enfrentamientos del 68 entre policías y estudiantes los auténticos proletarios eran los primeros, la mayoría hijos de la miseria de las regiones del sur.
La petición de Veltroni para que se reabra el caso Pasolini, que recoge un extendido sentimiento entre los italianos, ha obtenido el apoyo del ministro de Justicia, Angelino Alfano, quien en otro artículo en el Corriere della Sera anunció que aunque no tiene competencia para solicitar la reapertura de una investigación, sí que escribirá a la Fiscalía instándole a que lo haga.