Reportaje

La mafia sigue gobernando el sur

Ángel Villarino
Ángel Villarino
· 19 minutos
Calle en Sicilia  | © Daniel Iriarte
Calle en Sicilia | © Daniel Iriarte

Jueces, políticos y policías denuncian que el Gobierno italiano ha perdido la soberanía en el sur del país, donde las mafias son ahora la verdadera autoridad. La relación entre estas organizaciones criminales basadas en códigos ancestrales y el poder político volvió a irrumpir en la vida democrática el pasado 16 de octubre, con el asesinato del vicepresidente de la región de Calabria, Francesco Fortugno, que fue acribillado a tiros frente a una mesa electoral, en medio de los comicios primarios del centro-izquierda.

«Calabria es una región completamente fuera del control del Estado. Además de sus actividades criminales, la Mafia controla también la agricultura y otros sectores, de modo que está por todos los sitios. Aquí ya no hablamos de un problema de peligro criminal, sino de un problema de soberanía. La sensación es que manda la mafia, no los administradores honestos», asegura Vincenzo Macri, el magistrado que coordina la lucha antimafia en la región de Calabria.

Tras arrinconar  a la Cosa Nostra siciliana,  Italia se enfrenta ahora a la  ‘Ndrangheta calabresa

Tras haber arrinconado a los clanes sicilianos (la famosa Cosa Nostra) en los años noventa, los italianos se encuentran ahora frente a una organización mucho más difícil de combatir: la ‘Ndrangheta calabresa, responsable del asesinato de Fortugno.

Esta mafia, la más peligrosa y activa del país hoy en día, obtiene más de 35.000 millones de euros al año (según cálculos oficiales), lo que supone casi el doble del Producto Interior Bruto de Bolivia. Se calcula que más de siete mil personas viven directa o indirectamente de las actividades de la ‘Ndrangheta en el sur de Italia. Según un dato ofrecido públicamente por el procurador general del Estado, Pier Luigi Vigna, la facturación de todas las mafias italianas supera los 100.000 millones de euros anuales, el doble de lo que gana la empresa más boyante del país, la Fiat.

La polémica de las relaciones entre la alta política y este grupo criminal se agravó el 23 de octubre, cuando el diario La Repubblica publicó un extracto de la investigación policial efectuada tras el asesinato de Fortugno. Según el rotativo italiano, el principal sospechoso de haber ordenado el homicidio, el ‘capo’ del clan local, Giuseppe Pansera, efectuó diversas llamadas a celulares y teléfonos fijos del ministerio de Interior días antes del asesinato. «Hay tantos —demasiados— contactos directos e indirectos, que en esta historia llevan hasta el ministerio de Interior»·, aseguraba ese día La Repubblica, el diario más leído de Italia.

El ‘capo’ sospechoso de ordenar el asesinato llamó el día antes a varios teléfonos de Interior

El propio ministro de Interior, Giuseppe Pisanu, anunció una investigación para depurar responsabilidades. «El Ministerio de Interior hará todo lo posible para que cada circunstancia y cada responsabilidad sea aclarada y debidamente castigada. En la lucha contra la ‘Ndrangheta no haré la vista gorda con nadie y menos en mi Ministerio», aseguró.

«La ‘Ndrangheta es la mafia más potente del país y me atrevería a decir que también de Europa. Es la organización que a nivel internacional trata con colombianos y turcos en el tráfico de droga y que tiene los mejores contactos en el mundo político», asegura a La Clave Enzo Ciconte, miembro de la Comisión Parlamentaria Antimafia.

El asesinato de Fortugno es el primer gran homicidio de esta organización, que hasta el momento no había atacado a importantes personalidades ni hombres de Estado, aunque ya había conseguido en 32 ocasiones que todos los concejales de un Ayuntamiento presentasen su dimisión al mismo tiempo, procediendo a la elección de equipos administrativos más afines a sus intereses. Según Ciconte, las cuatro grandes mafias italianas (Camorra napolitana, Cosa Nostra siciliana, ‘Ndrangheta calabresa y Sacra Corona de Apulia) matan a una media de 80 personas al año. En el 2005 se están multiplicando los homicidios, en parte a causa de la ‘guerra de bandas’ protagonizada por la Camorra en Nápoles a principio de año.

Francesco Fortugno

Vicepresidente de Calabria

Fortugno perdió la vida en un ejercicio democrático: acababa de votar en las primarias de la izquierda italiana cuando la ‘Ndrangheta lo asesinó el pasado 16 de octubre. Su muerte trasciende el drama humano. Los investigadores italianos consideran que ha sido un punto de inflexión en el renacimiento del crimen organizado. En primer lugar porque se trata del primer mensaje de plomo que la ‘Ndrangheta hace llegar a la clase política, especialmente a la izquierda. Los clanes calabreses no quieren que un cambio de Gobierno en Italia arruine su pujante industria del crimen. Este asesinato devuelve a la actualidad los ‘grandes crímenes’ mafiosos, a los que Italia no se enfrentaba desde hacía años.

«Yo creo que el de Fortugno es un homicidio político-mafioso, por cómo ha sido asesinado. Esto es algo muy preocupante. Era un hombre que no llevaba escolta y además era cazador. Si hubieran querido matarlo lo podrían haber hecho en cualquier momento, por ejemplo mientras cazaba. Lo han matado el día de las elecciones para mandar un mensaje a la clase política. Un mensaje claro: les están diciendo que es la Mafia quien manda y no ellos. Les advierten de que en el reparto de poder que llegará tras las elecciones si Berlusconi pierde, como se prevé, han de contar con ellos en todas las decisiones importantes. Es un mensaje de soberanía, del poder criminal que sustituye al poder democrático», asegura Ciconte.

En todo el 2004 se denunciaron en Calabria 89 intimidaciones mafiosas a políticos, el doble que en el 2003. Según fuentes del Gobierno, en lo que llevamos de año las amenazas ascienden a 67. Los métodos para hacer llegar el aviso a la víctima recuerdan a las películas de gánsteres (cabezas de animales ensangrentadas o sobres de carta llenos de proyectiles). Por todo ello, el miedo cobra terreno entre la clase política y, tras la muerte de Fortugno, decenas de alcaldes amenazan al Gobierno central con dimitir si no se militarizan urgentemente sus pueblos y ciudades.

«Aquí no hay democracia, hay zonas donde el Estado no existe. Hacen falta medidas extraordinarias»

También el presidente de la región, Agazio Loiero, exigió públicamente que se utilizara el Ejército para combatir la Mafia. «Aquí no hay democracia, hay zonas donde el Estado no existe. Hacen falta medidas extraordinarias, el toque de queda, el Ejército, suspender las garantías democráticas», declaró tras la muerte de Fortugno.

Pero el ministro de Interior, Giuseppe Pisanu, no ha accedido por el momento a las exigencias de las autoridades regionales, que han ido subiendo de tono en las últimas semanas. «El Ejército tiene otras cosas que hacer y nadie puede esperar que la respuesta definitiva a la criminalidad venga de las fuerzas del orden. Si es necesario aplicaremos medidas policiales mucho más enérgicas», aseguró el lunes 17 de octubre, mientras visitaba Calabria para calmar a la población. El viernes 21 de fueron arrestados 40 sospechosos en la ciudad de Reggio Calabria, capital de la región, pero la oposición política denuncia que se trata de una campaña propagandística para hacer olvidar el suceso.

Peor con Berlusconi

En Italia son muchos quienes denuncian que el actual Gobierno presidido por Silvio Berlusconi no ha hecho nada para evitar que las mafias vuelva a cobrar el protagonismo que tuvieron a finales de los 80 y principios de los 90, cuando la Cosa Nostra acabó con la vida de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. «Con este Gobierno ha crecido mucho. La mafia no es un residuo histórico, sino un trozo de la realidad actual italiana. Y si ahora no mata tanto como antes es porque no lo necesita, porque no está siendo perseguida con contundencia. Ante la posibilidad de que gobierne otro, ha mandado un mensaje, avisando de que no va a dejar que le quiten lo que ha conseguido. Es para preocuparse», asegura Ciconte.

El hecho de que en Italia los tentáculos de la mafia se extiendan por el mundo político es una opinión generalizada. Incluso aparece publicado en libros y estudios universitarios, como ‘Mafia, legalidad débil y desarrollo’, del sociólogo Antonio La Spina. «La relación entre políticos y mafiosos que existe en Italia es algo histórico, ha sucedido siempre. Además, como académico le he de decir que si no existiese esta relación no podríamos hablar de mafia, sino de criminalidad, que es diferente. Cuando hay relación entre grupo criminal y política entonces estamos ante la mafia», explica el autor.

Bernardo Provenzano

‘Capo’ siciliano
Se trata del mafioso más buscado de Italia, una versión ‘spaghetti’ de Bin Laden. Controla los hilos de la Cosa Nostra siciliana desde paradero desconocido. Desapareció en 1963 y la policía no ha conseguido dar con él, a pesar de haber seguido infinidad de pistas. Siempre acaba escapándose por los pelos. Tanto tiempo ha pasado desde que fue visto por última vez que el Ministerio de Interior ha elaborado un retrato robot de su rostro actual. La leyenda dice que vaga por Sicilia, escogiendo cada día a una nueva familia. Los investigadores aseguran que viaja al extranjero y cuenta con el apoyo de enteras poblaciones en Sicilia, entre las que se ha convertido en un héroe, lo que dificulta su captura.

Ciconte ofrece ejemplos concretos para ilustrar la falta de empeño del Gobierno de Berlusconi en la lucha antimafia. Así, recuerda las palabras del ministro de infraestructuras, Pietro Lunardi, quien aseguró durante la inauguración de una obra pública en el sur de Italia, en el 2002, que «es necesario convivir con la mafia». Ciconte también critica la nueva ley sobre capitales en el extranjero, que permite introducir grandes cantidades de dinero en el país sin declarar de dónde provienen o quién es el titular de la cuenta, una situación que permite el blanqueo de dinero, «una concesión a los criminales». «Además hay exponentes del centro-derecha que tienen todavía condenas penales por su relación con la Mafia. El mejor ejemplo es el del senador Marcello Dell’Utri, amigo de juventud de Berlusconi y miembro de Forza Italia que ya ha sido condenado por asociación mafiosa ante un tribunal, pero que con el régimen actual sigue en la calle», se queja Ciconte.

Tano Grasso

Ex consejero del gobierno
Uno de los héroes populares de la lucha antimafia, perseguido por los clanes y símbolo de quienes resisten al chantaje. Su leyenda arrancó cuando era un simple comerciante que se negó a pagar el ‘pellizco’ que le exigía la mafia y denunció la extorsión. En 1999 fue nombrado consejero del Gobierno para las iniciativas antiextorsión, donde cosechó importantes logros. Con la llegada de Berlusconi en 2001 fue expulsado del equipo antimafia. Está considerado uno de los ‘históricos’ en la lucha contra el crimen organizado, junto a magistrados como Armando Spataro o Stefano Dambruoso, que acorralaron a la Cosa Nostra.

Varios de los expertos consultados comparten la esperanza de que un cambio de Gobierno pueda traer consigo una mejora de la situación. «Si gana la centro-izquierda podrían cambiar las cosas, pero no es matemático. Desde luego queda demostrado que los políticos del centro-izquierda no tienen tantos lazos, ni tantas causas abiertas por asociación mafiosa, como los del centro-derecha. Son números, no opiniones. Está claro que la mafia llega también a Roma; aquí es donde se hace política y por eso han de tener presencia. No acabaremos con la mafia hasta que no cortemos su relación con los políticos», concluye Ciconte.Entretanto, la mafia calabresa se está extendiendo por todo el país e incluso está llegando a controlar actividades que hace diez años pertenecían a la Cosa Nostra, según asegura Giuseppe Gualtieri, jefe del comando de Policía antimafia de Palermo, en Sicilia. Las actividades principales de la ‘Ndrangheta son el tráfico internacional de droga (cocaína y heroína), el reciclaje ilegal de residuos, la extorsión, la usura, el juego clandestino y la explotación agrícola.La mafia calabresa tiene origen siciliano, ya que sus fundadores llegaron en pequeñas barcas desde la isla, después de haber sido expulsados por los clanes y familias allí operantes. La estructura familiar y tradicional de los clanes es su principal fuerza, puesto que les hace inmune a los métodos con los que se arrinconó a la Cosa Nostra en los años 90. «Con los testimonios de los arrepentidos conseguimos reducir a la mafia siciliana, pero con la ‘Ndrangheta es casi imposible que alguien dé testimonios, porque una cosa es denunciar a un viejo compañero y otra a un sobrino, un padre, un hijo, un abuelo. El sistema familiar, que parecía algo obsoleto, ha resultado ser su mayor potencia», asegura Ciconte.

La mafia histórica

«El mundo está plagado de mafias, pero la histórica, la madre de todas las mafias, es la siciliana. Pobres potentados, bandoleros y políticos, narcotraficantes, clérigos y notables conforman la impresionante historia de esta sociedad». Lo dice el historiador Giuseppe Carlo Marino, autor de la historia de la mafia más respetada por la crítica.

Marino concluye que se trata de una organización tradicional que ha mantenido desde sus comienzos una estrecha relación con el poder político y empresarial. La sangrienta campaña de terror que forjó su leyenda negra tuvo lugar en los años 80, cuando los gobiernos y la sociedad italiana decidieron que había llegado la hora de imponer la legalidad en el sur de Italia. Al sentirse perseguidos, reaccionaron con violencia. Por el camino se llevaron a jueces como Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, cuyas investigaciones les costaron la vida.

La ‘vacuna’ contra la Cosa Nostra fue la famosa ‘legge dei pentiti’, con la que se estipuló que los ‘arrepentidos’, los ‘chivatos’ dispuestos a declarar, pudiesen ser exonerados de sus cargos si testificaban contra sus superiores. La cosa funcionó y en pocos años la Justicia fue acorralando la organización, encarcelando a sus principales líderes y sacando de la escena a decenas de asesinos a sueldo.

«La Cosa Nostra está tocada, pero no hundida», explica el historiador Antonio La Spina, acotando que siguen manejando muchos hilos en Sicilia, donde su popularidad aún es elevada.

La Mafia es una herencia de la dominación española de Sicilia: el mal gobierno de las zonas rurales provocó una ‘autogestión’; un grupo de familias regulaba los asuntos locales. La sensación de que la Cosa Nostra es la autoridad legítima aún se constata en muchas zonas rurales de Sicilia. Su ‘familiarismo amoral’ reina en la vida social de los sicilianos. Este código de conducta dicta que fuera de la familia o, como mucho, un reducido círculo de amigos, los intereses del clan pueden sobre la justicia, la piedad y la paz. Se asesina, extorsiona y humilla… por el bien de la comunidad.

En los pequeños pueblos del sur de Italia, la mafia calabresa controla absolutamente todo, desde el empleo público hasta los pequeños comercios, e incluso ha desarrollados sistemas para avisarse cuando se acerca la Policía, de tal suerte que los ‘capos’ más buscados viven con tranquilidad en sus villas y cuentan con la complicidad de pueblos enteros. Un reciente estudio pagado por el Ministerio de Interior considera que más de un 27 por ciento de la población de Calabria tiene relación directa con la ‘Ndrangheta.

Tráfico internacional

Según un informe del SISDE (Servicio de Información y Seguridad Democrática), el ingreso de los clanes mafiosos en el narcotráfico internacional de la cocaína y la heroína se debe principalmente a las «fuertes conexiones y relaciones que la ‘Ndrangheta tiene con los grupos criminales de otros países, entre ellos Colombia». Las relaciones comenzaron a finales de los años noventa, gracias a la mediación de Salvatore Mancuso, jefe de la organización paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia.

Mancuso, de origen siciliano, tiene lazos de sangre con la familia Mancuso de Calabria, uno de los clanes de la ‘Ndrangheta. Recientemente, la Policía financiera italiana se incautó en el puerto de Gioia Tauro (Reggio Calabria) de 1.450 kilos de cocaína pura, con un valor comercial de cientos de millones de euros. Se trata de una de las capturas más voluminosas de cuantas han sido efectuadas en Europa, llevada a cabo gracias a la cooperación de varios servicios secretos europeos. La cocaína estaba congelada en el interior de cajas de fruta tropical, exportadas por una sociedad colombiana ligada a los carteles de Medellín, que transportaba la droga en contenedores.

La ‘Ndrangheta usa el puerto de Gioia Tauro para traer cocaína desde Colombia

La embarcación capturada se encontraba en el puerto de Gioia Tauro, pero antes había recorrido un largo itinerario: desde Colombia a Italia, pasando por Guatemala; luego había recalado en Salónica (Grecia) para volver después a Trieste (noreste de Italia). El destino final era Viena. En enero de 2004 se registró un nuevo caso. En esta ocasión fueron incautados 5.500 kilogramos de cocaína y fueron arrestadas 150 personas en Italia, España, Holanda, Francia, Australia y Colombia. La coca estaba escondida dentro de enormes bloques de mármol.

Calabreses en Colombia

Las conexiones mafiosas son internacionales. Fuentes del Ministerio de Interior italiano explican que incluso se han encontrado en territorio colombiano ciudadanos calabreses, hombres de confianza de los clanes mafiosos con relaciones familiares en la ‘Ndrangheta.

Como explicaba el procurador de la República, Emilio Ledonne, en una entrevista publicada por el diario Avvenire, «los jefes de la ‘Ndrangheta tratan directamente con personas de los carteles colombianos y venezolanos y encargan quintales de cocaína que envían en contenedores hasta los puertos africanos, las Islas Canarias, al puerto de Gioia Tauro, e incluso a Australia. Forman parte del  negocio global, pero sin abandonar el territorio calabrés, ni las formas ancestrales de gestionar el crimen».

Testimonios

«Es rentable pagar a la mafia»

«Cuando estábamos estudiando el terreno en Calabria para levantar una filial de nuestra empresa se nos acercaron dos hombres. Nos dijeron que teníamos que hablar con ellos si queríamos seguir adelante con nuestro negocio. Nos informamos de que teníamos dos opciones. La primera, pagar un tanto por ciento a la mafia. La segunda, costear un servicio de seguridad para evitar el boicot de las obras y las instalaciones, traer obreros de otras regiones porque nadie querría trabajar con nosotros, soportar amenazas y agresiones, y llevar a cabo interminables procesos judiciales que nunca ganaríamos. Al final resultó que era rentable pagar el ‘pellizco’ a los mafiosos y así lo hicimos», explica un ejecutivo español que desarrolla los negocios de su empresa en Italia y que por razones obvias prefiere permanecer en el anonimato.


Testimonios

«En mi pueblo me callo»

«Desde que tengo uso de razón sé quien es el jefe de mi pueblo. Cuando yo era pequeño, veía que él llegaba al estadio con su familia y el árbitro paraba el partido hasta que él tomaba asiento. Una vez que daba el visto bueno, se reanudaba el juego. Una vez que la hija del ‘capo’ se fue a la sierra con un muchacho de su edad se utilizaron los helicópteros de protección civil para evitar que quedase deshonrada. En mi pueblo no se puede gritar en la calle nada contra ‘ellos’, no se puede hablar con desconocidos de esto. Nadie se fía. Aquí en Roma puedo hacerlo, te puedo decir que los mafiosos son esto y lo otro, pero después vuelvo a mi pueblo y me callo. No me queda más remedio. Las cosas son así desde siempre y no vamos a cambiarlas ahora», explica Carlo, un estudiante de 22 años oriundo de un pueblo de Apulia.


Testimonios

«La Camorra usa armas de guerra»

«La Camorra utiliza las mismas armas que se usan en la guerra. Tienen bazookas y granadas importadas de la antigua Yugoslavia; la Policía se incauta de arsenales increíbles en pequeños pueblos de provincia que parecen de lo más pacífico. Decimos que en los barrios de Nápoles hay más armas que en Kosovo. Lo leemos día tras día en los periódicos locales y en los diarios italianos, la cosa ya no es noticia. Nos han olvidado. Ya no es que tengas miedo de un chaval que te da un navajazo o quiere robarte la cartera: te estás enfrentando con gente que ajusta sus cuentas a cañonazos. El coche lo cojo lo justo porque tengo miedo de tener un accidente y que me den una paliza, o me dejen seco. Nápoles es una ciudad armada y yo, que nací aquí, y amo la ciudad, quiero irme porque es irrespirable», asegura Pino, ingeniero industrial de Nápoles.