Ala Younis
«Los intelectuales están más expuestos que antes»
Alejandro Luque
Sevilla | Febrero 2018
Creadora, comisaria, investigadora y participante en múltiples proyectos colectivos, Ala Younis (Kuwait, 1974) demuestra su fondo teórico demorándose largo rato en explicar a la prensa cada una de sus obras, sin escatimar detalles. El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) acoge esta temporada una retrospectiva de la artista jordana, afincada en Ammán aunque volcada especialmente en el contexto egipcio e iraquí. Arquitecta de formación, sus obras contemplan un amplio espectro de intereses, que van de la guerra al mundo femenino o el concepto de espacio público y privado. En su reciente visita a la capital hispalense accedió a conversar con MSur.
Usted nació en Kuwait, aunque se mudó muy pronto a Ammán. ¿Tiene recuerdos de sus años kuwaitíes?
«Crecer en Kuwait en los 80 era hacer toda mi vida dentro de casa»
Sí, mis padres fueron allí antes de que yo naciera. Mi madre era profesora, mi padre trabajaba en una empresa de telecomunicaciones. Estudié allí hasta primer grado y me marché cuando tenía diez años. Crecer en Kuwait en los ochenta, fue… Bueno, lo que recuerdo, lo recuerdo sobre todo de la televisión: toda mi vida tenía lugar dentro de casa, en nuestro apartamento, más que vivir fuera.
¿Cree que los países del Golfo son un conjunto social homogéneo, o guardan diferencias fundamentales?
Creo que las dos cosas. Son un conjunto en el sentido de que hay una gran relación entre ellos y comparten muchas cosas, en términos culturales y en el modo de hacer, pero cada sociedad, por supuesto, tiene particularidades, como el modo en el que actúan, en el que piensan, o en cómo visten, el modo de proyectar… Creo que son las dos cosas, pueden parecer sociedades similares pero son diferentes.
¿Hay una identidad beduina que los una?
No son beduinos en ese sentido, en el sentido antiguo. Han superado procesos de modernización, pero incluso por cómo visten, cómo se establecen en el territorio o la pasión que sienten por todo lo tradicional, hay algo ahí muy arraigado… Al mismo tiempo hacen negocios, piensan en proyectos, viven, es muy similar a otros sitios.
¿Es verdad que Emiratos, como asegura el emirati Sultan Qassemi, es la nueva meca de la cultura árabe, superando en apuestas novedosas artísticas a los viejos centros de cultura árabe como Bagdad, El Cairo, Damasco?
«En los países del Golfo sienten una pasión por todo lo tradicional»
Es muy activo. Tiene una escena muy activa y hay muchas actividades que están teniendo lugar ahora y que está congregando la atención de mucha gente. Quizá porque también están conectadas con otros pequeños negocios o el tipo de instituciones, que se han creado allí… No se puede comparar con Bagdad o Damasco u otros lugares, que están pasando por situaciones muy difíciles. La guerra es una cosa diferente, es difícil comparar, pero es diferente. El tipo de escena que encontrabas en Bagdad, Damasco o Egipto u otros países fue muy rico, y sigue siendo muy rico, pero el acceso es diferente.
¿Emiratos está avanzado porque hay realmente creatividad y originalidad, o simplemente tienen demasiado dinero y lo invierten en arte porque no saben qué hacer con él?
Creo que tienen muchas ideas y están intentando hacerlas posibles, y eso es buen intento en cualquier caso. La escena está centrada en el desarrollo, creo que es demasiado pronto en este momento decir algo y necesitamos tiempo para ver el resultado de todo este desarrollo.
¿Cómo se hace arte en sociedades con fuertes tabúes religiosos y sin tradición democrática?
«Si tienes opiniones diferentes de la masa no importa si es un Estado democrático o no»
Dependiendo del arte que quieras hacer, o de los temas que quieras tratar, y el enfoque que quieras darle a tu proyecto. Estoy segura de que en cada sociedad de cualquier parte del mundo siempre hay tabúes. Y a veces cuando eres artista o tienes opiniones diferentes de la masa no importa si es un Estado democrático o no porque, al final, es la gente, el público, quien va también a interferir, cómo cuestiona el arte. Pero estoy segura de que los artistas siempre afrontan retos y siempre encuentran la manera de lidiar con ellos. Cuando hay oposición, se inventan ideas, se ocultan y consiguen que ocurran y de alguna manera… Hay un artículo de un escritor egipcio Haytham El Wardani sobre cómo te retiras cuando no estás preparado para la confrontación. Qué hacer cuando te alejas de la confrontación porque te preparas para un combate futuro. Creo que esas son las preguntas que están abordando ahora diferentes intelectuales.
¿Ha tenido alguna vez usted problemas con la censura?
No, nunca.
Usted es una artista que trabaja con otros elementos, pero, ¿sería posible mostrar por ejemplo desnudos en una galería jordana?
Siempre hay artistas que producen ese tipo de cosas. Por supuesto, cuando lo hacemos en shows académicos o relacionados con escuelas o academias de arte, es más comprensible o aceptable. Se hace, pero no he visto ningún show controvertido por ese motivo, por desnudos, o específicamente por algo así. Pero por supuesto que puede haber problemas.
¿Jordania es un país tan conservador como parece, a pesar de la pátina moderna de cierta élite?
«Hay más gente que puede intervenir y mandarte a prisión, y no tiene que ser el Estado»
En muchas sociedades hay ese espectro de gente que está interesada o se le permite entrar en ideas liberales. Claro que hay parte de intelectuales y de izquierdistas, que tienen ideas más liberales de las que parece tener la mayoría. Pero no puedo estereotipar y decir que la mayoría es conservadora porque sí que hay confrontación pero no se han desarrollado suficientes proyectos para encontrarnos cara a cara y decir si lo son realmente o no. Desde mi experiencia, cuando voy a algunas ciudades, encuentro a gente que demanda más actividades en sus ciudades y pueblos. Lo que creo que debemos hacer es posibilitar esos proyectos, y entonces ver si son seguidos o no, antes de decir si son conservadores o no.
La sociedad jordana, también ha participado en la oleada fundamentalista, hasta el punto de verse banderas del Daesh en algunas rotondas. ¿Cuánto complica eso la vida a una artista?
Es preocupante para mucha gente, incluidos los artistas. Ha habido muchas discusiones sobre los currículos, los libros de texto, las imágenes que tenemos en esos libros. La sociedad tiene diferentes enfoques y podemos escuchar diferentes voces y algunas de las voces más conservadoras están muy asociadas e interpretadas en la línea de los extremistas. Eso ha ocurrido a un tipo de arte, un arte de izquierdas que aparece en el currículo pero no todavía en el colectivo artista.
Usted trabaja bastante con Egipto. ¿Qué es peor para el arte, el fundamentalismo de Morsi o la dictadura de Sisi?
No puedo hacer esa comparación. Prefiero que otro lo haga, no yo.
Lo preguntaba pensando en Ahmed Naji, que fue condenado a 2 años de cárcel por hablar en una novela [The guide for using life] de sexo y drogas… en 2016. Y no porque el gobierno lo dijera, sino por la denuncia de un ciudadano. ¿Usted siente esa vulnerabilidad?
Artistas e intelectuales y escritores y, creo que la gente en general, están en condiciones más precarias que antes, probablemente, porque están más expuestos. Hay más exposición para todos en las redes sociales, la gente tiene más acceso a todo lo que haces y puede ver y escuchar lo que haces. Hay más gente que puede intervenir y mandarte a prisión, y no tiene que ser el Estado en sí mismo, puede ser la gente, en efecto.
¿Es menos arriesgado hoy día ser político que indecente?
[medita unos instantes] Depende, creo que ser político puede ser peligroso, pero ser indecente aún más.
Irán parece ser un país de enorme tradición cultural, aunque a Europa nos llega poco más que el cine. Con la tensión entre Arabia Saudí e Irán ¿se le priva al Golfo de la inspiración de un gran vecino?
Espero que no lo perdamos nunca, y que no perdamos la esperanza del entendimiento, porque somos vecinos y debemos entendernos y enriquecernos. La historia común es muy grande, es algo nada fácil de borrar.
Personal y político
Younis desarrolla sus inquietudes a través de objetos, maquetas, vídeos, material documental, fotografías y dibujos donde, como en el lema feminista, lo personal y lo político van siempre de la mano. En la muestra que se exhibe estos días en el CAAC de Sevilla, Younis propone un recorrido desde una de sus obras más tempranas y reconocidas, Nefertiti (2008) hasta la más reciente, realizada expresamente para esta exposición, y en la que ha colaborado la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla.
Nefertiti forma parte de un proyecto que comienza con el hallazgo por parte de Younis de unas máquinas de coser de esa marca, idénticas a las que conoció en su infancia. «Las encontré en un mercadillo y me llevé cinco del tirón. Supe que se habían hecho en una fábrica del ejército egipcio, que producía todo lo necesario, de la aguja al misil, como decía la publicidad de Nasser», recuerda. Esas máquinas eran vendidas a las mujeres a plazos, «para que tuvieran una fuente de ingresos mientras sus maridos estaban en la guerra», agrega.
Otra de sus obras más impresionantes es Tin Soldiers (Soldados de Plomo), con la que participó en la Bienal de Estambul de 2011, y la única en la que se centra en la guerra y el conflicto de forma directa. 12.600 soldaditos de juguete en estricta formación representan los nueve ejércitos que participaron en actos de guerra en el Oriente Medio actual o se vieron sometidos a ellos, como Israel, Iraq, Irán, Palestina o Egipto, «gente que dio su cuerpo y su vida para apoyar una causa», apunta.
Otra obra incluida en la muestra es UAR (República Árabe Unida), de 2014, una investigación sobre una fotografía en la que Gamal Abdel Nasser contempla a una entusiasta y orgullosa multitud árabe durante la firma de un acuerdo de unión soberana entre Egipto y Siria en 1958. “Cuando en 1970 un ataque al corazón provocó la muerte de Nasser, cinco millones de personas participaron en la procesión fúnebre de diez kilómetros hasta el lugar en el que fue enterrado, incluso algunos llegaron a abalanzarse sobre el féretro. Todos los jefes de estado árabes asistieron”, evoca.
Iraq también tiene su protagonismo en la exposición. Nada más llegar, el espectador entra en una gran sala con el proyecto titulado Plan urbanístico para el Gran Bagdad, cuyo origen fue inspirado por un conjunto de diapositivas de 35 milímetros que el arquitecto Rifat Chadirji tomó en 1982 y en las que se mostraba un gimnasio de Bagdad diseñado por Le Corbusier y bautizado en honor a Sadam Husein. La instalación muestra la maqueta de este gimnasio y reúne un conjunto de monumentos, junto a los arquitectos que los diseñaron, los gobiernos que los encargaron y los cambios y tensiones entre ideales e ideologías que generaron.
«Mi exposición trata de explorar el pasado con materiales de archivo, pero sabiendo que hay puntos negros en él. Son esos puntos los que reinterpreto desde una visión contemporánea», concluye la artista.
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