Burhan Ghalioun
«El extremismo en Siria es el eco de medio siglo de opresión»
Lluís Miquel Hurtado
Estambul | Marzo 2014 | Con Ilya U. Topper
Profesor de Sociología en París Burhan Ghalioun (Homs, 1945) lleva décadas viviendo en Francia: desde que se doctoró en 1969. Hoy es profesor del Centre des Etudes Arabes et Orientales (CEAO), parte de la Sorbonne Nouvelle.
Ya en los años 70, Ghalioun publicó, desde Argelia, un manifiesto demócrata y en 1983 figuró -en Túnez – entre los fundadores de la Organización Árabe por los Derechos Humanos Como consecuencia vivió durante dos décadas como exiliado, antes de poder volver a Siria en 1996. Cuando, con la muerte de Hafez Asad en 2000, Siria experimentó una mayor apertura política, Ghalioun formaba parte de la “Primavera de Damasco”, y en 2005 fue uno de los firmantes de la Declaración de Damasco, un manifiesto a favor de la democracia, junto a figuras como Michel Kilo, Riad Seif o Haitham Manna.
Cuando estallaron las protestas de 2011, el académico expresó de inmediato su respaldo, y en septiembre de eso año fue elegido primer presidente de Consejo Nacional Sirio (CNS), una organización paraguas para diversos movimientos opositores al régimen de Asad. En mayo de 2012 se declaró a favor de enviar armas a los rebeldes sirios, después de meses de oponerse a la vía armada.
«El mundo ha sido demasiado complaciente con Asad y con su régimen fascista, y esto le ha dado esperanzas»
Ghalioun dejó el cargo ese mismo mes, debido a los enfrentamientos entre corrientes y personalidades del CNS, una fractura interna que él mismo había denunciado más de una vez. No faltaron críticas por encabezar, como figura laica, un organismo dominado de forma discreta pero obvia por los Hermanos Musulmanes. Su sucesor fue el kurdo Abdelbaset Seida. Ghalioun sigue formando parte del CNS y es miembro de la Coalición Nacional Siria.
Tres años de guerra después, ¿sigue vivo el espíritu de la revolución siria?
Sí. Pienso que el pueblo que hasta ahora ha puesto todo su esfuerzo al servicio de sus aspiraciones, a la dignidad y a la libertad, continúa y continuará luchando hasta la victoria. A pesar de todos los descarríos que se han producido en uno u otro punto, el espíritu del pueblo permanece ligado a esta emancipación y a este gran movimiento de emancipación frente a un régimen cada vez más agresivo, fascista y criminal.
¿Piensa usted que la comunidad internacional podría haber hecho cosas a favor de los sirios que no ha hecho?
En efecto, el pueblo sirio ha sido abandonado por la comunidad internacional. Lo abandonaron primero Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad, que no ha hecho lo que debía y no ha logrado proporcionar la protección a los civiles que sufren una guerra prácticamente genocida, con barriles explosivos usados a diario. El mundo ha sido demasiado complaciente con Asad y con su régimen fascista, y esto le ha dado esperanzas de seguir gobernando, a desafiar a la voluntad internacional y, en primer lugar, a la voluntad de su pueblo. Este abandono concierne en primer lugar, claro está, a Rusia y al campo pro-Asad, pero también al grupo de países ‘Amigos de Siria’, que no han estado a la altura; no han ofrecido el apoyo necesario para la victoria de los sirios.
«Armar una revolución no es un objetivo, es un instrumento. El combate no es sólo militar, sino también político»
Frente a este abandono, ¿era la opción de las armas y el conflicto armado la única respuesta posible?
No. Armar una revolución no es un objetivo. Es un instrumento. Desde que apareció con mucha claridad que Asad no tenía ningún deseo de dirigirse hacia las reformas o de aceptar una solución política, no había otro medio para doblegarle y obligarle a respetar los derechos de su pueblo y los derechos internacionales que armar a este pueblo y darle los medios para imponer su voluntad a un tirano sanguinario. Pero el combate no es sólo militar. Es también esencialmente, un combate político.
Pero apoyo político a la oposición sí que hay.
En este plano tampoco el mundo ha estado a la altura. La mayor parte de las resoluciones adoptadas por el Consejo de Seguridad o por la Asamblea General de Naciones Unidas no se han ejecutado, y nadie ha reaccionado. Le pongo el ejemplo muy reciente de la resolución 2.139 relativa a la detención de los bombardeos de las ciudades y de los barrios civiles, de la tortura en las cárceles, de la guerra, del asedio impuesto en las ciudades y de la prohibición de introducir alimentos y medicinas. Ni siquiera esta resolución, que atañe a lo humanitario, ha sido aplicada hasta hoy, y la comunidad internacional no ha adoptado ninguna medida para imponerlo.
En apariencia, las negociaciones de Ginebra no han conducido a nada. ¿Está acabada esta iniciativa o habrá una tercera ronda?
Hemos estado en Ginebra para mostrar a la comunidad internacional que sus esperanzas son infundadas, y que este régimen no acepta compromiso ni solución alguna, que se aferra al poder hasta el final, que es un régimen suicida y que los hombres que le sirven son criminales. Nosotros sabíamos antes de ir a Ginebra que no habría ninguna solución ni resultado, pero queríamos mostrar quién obstaculiza en realidad la conclusión de una paz y la elaboración de una solución pacífica. Y hoy está claro.
El presidente de la Coalición Nacional Siria, Ahmad Yarba, pidió a los Estados de la Liga Árabe que den apoyo militar a la Coalición y a los grupos rebeldes. ¿Es esta la opción actual?
No, no hay una sola opción, sino varias. Actualmente, la hoja de ruta de la oposición se base en tres ejes y no solo en uno. El primer eje es, por supuesto, reforzar al Ejército Libre de Siria (ELS), unificarlo, reorganizarlo y armarlo mejor para que pueda enfrentarse a la contraofensiva del régimen. El segundo eje es trabajar con la comunidad internacional para implementar mecanismos de apoyo a la causa siria y proveer protección o, al menos, pasillos humanitarios para que se puedan hacer llegar medicinas y alimentos a centenares de miles, a millones de personas, que están siendo asediadas y no pueden seguir viviendo con normalidad. Y en tercer lugar hace falta un gobierno provisional. Hay que ocuparse de los jóvenes que no tienen escuela, de las mujeres que han perdido a su marido, a su hermano o a aquel del que dependían. Hay que socorrer a todo un pueblo que vive una tragedia sin precedentes en la historia.
¿Cree que los planes geopolíticos de Qatar y Arabia Saudí han podido ejercer una contaminación ideológica del espíritu plural de la revolución siria? Son gobiernos no precisamente demócratas.
«Hay que socorrer a todo un pueblo que vive una tragedia sin precedentes en la historia»
Es evidente que depender del suministro de armas de los países del Golfo ha influenciado de alguna manera a ciertas partes militantes y combatientes. Eso es seguro. Pero pienso que el espíritu global de la sociedad siria, abierta, tolerante, habituado a la convivencia de todos los grupos y colectivos, seguirá prevaleciendo. Y estoy seguro de que esta tradición no podrá ser erradicada pese a la influencia de los grupos armados.
Pero si la guerra dura más tiempo, ¿no hay peligro de que esta tradición caiga en el olvido?
Está claro que hay muchas influencias, pero hasta el día de hoy el cuerpo del pueblo sirio rechaza todos los implantes del tipo ISIL (Estado Islámico de Iraq y Levante), Al Qaeda, etc., y en todas las ciudades donde las organizaciones extremistas han tratado de imponer su autoridad, la resistencia popular se ha pronunciado sin demora.
La Coalición ha denunciado al grupo ISIL como terrorista y como aliado de Bashar Asad, pero acepta al Frente Nusra como aliado en combate. ¿No es así?
«La tradición tolerante de la sociedad siria no podrá ser erradicada pese a la influencia de los grupos armados»
Nusra no forma parte del Ejército Libre de Siria. Es evidente que el ELS y la oposición no pueden llevar adelante todas las guerras al mismo tiempo… La única solución, la única manera de salir de esta presión del islamismo, o más bien del extremismo, es vencer a este régimen y establecer un poder democrático en el que todo el mundo pueda expresarse sin restricciones y sin opresión. Pienso que el extremismo al que asistimos en Siria es consecuencia y eco del extremismo y del terrorismo del régimen y una opresión que dura ya medio siglo sin interrupción.
El Frente Nusra por supuesto no forma parte del ELS, pero no deja de ser un aliado, un grupo con el que la oposición armada colabora. ¿Esto no influirá en la orientación de los rebeldes?
No. Mientras que las fuerzas que se llaman a sí mismas islamistas – ya sea Nusra u otros, puesto que no sólo Nusra proclama su vinculación al islamismo – acepten que es el pueblo quien decidirá el futuro y la naturaleza del régimen que sucederá a la caída de Asad, no habrá combates con ellos. Actualmente hay que formar un frente amplio contra Asad, a condición de que todo el mundo reconozca la soberanía del pueblo y que nadie pueda decidir en su lugar la naturaleza del régimen o del estado que sucederá a Asad.
Varios portavoces de la Coalición han declarado que ISIL no está sólo fuera de este marco sino que se trata de un grupo al servicio de Asad. ¿Comparte esa opinión?
Yo pienso que es una organización atravesada por parámetros diversos, o infiltrada, ya sea por Asad o por los servicios secretos de Asad o por los iraníes. Creo que, en efecto, esa gente, que lucha contra la revolución y contra los combatientes de la libertad, están ligados, de un modo u otro, al régimen que lucha contra la revolución.
¿Es una posibilidad el establecimiento de una alianza entre el ELS y el ejército leal a Asad para combatir juntos al ISIL?
No ha habido nunca coordinación entre las fuerzas de Asad y las fuerzas revolucionarias en ningún lugar. Al contrario, Asad lo rechaza. Se le ha pedido en varias ocasiones que combata al ISIL y a los extremistas, pero no lo ha hecho nunca.
Volvamos a Arabia Saudí, país que desde hace poco incluye a los Hermanos Musulmanes en su lista de organizaciones terroristas. ¿Cambiará esto la relación de Riad con el Consejo Nacional Sirio, del que los Hermanos Musulmanes son parte?
«Los Hermanos Musulmanes sirios son los más moderados del mundo árabe. No son extremistas»
Por el momento, no estamos vinculados política ni ideológicamente ni a Arabia Saudí ni a ningún otro país. La aspiración del pueblo sirio es establecer un estado democrático que respete a todos los individuos, y que todos los puntos de vista compitan en el marco de la ley, respeten la ley y rechacen la dictadura, el espíritu dictatorial. Los Hermanos Musulmanes sirios son de todas formas los más moderados del mundo árabe y han reconocido la soberanía del pueblo. No son por lo tanto extremistas, y no han tomado las armas contra nadie.
Tras la declaración de autonomía de la región kurda de Rojava, al noreste de Siria, ¿cómo debe reaccionar la Coalición?
Será el pueblo sirio quien decida eso. No se reconocerá ninguna de las medidas unilaterales que se adopten durante este periodo. Debe ser el próximo Parlamento sirio, tras la caída de Asad, el que decida la naturaleza del Estado sirio, el que haya o no autonomías. Pero no puede aceptarse que cada uno decida la naturaleza del régimen en su región.
La crisis de Ucrania y la geopolítica de Rusia frente a Estados Unidos y Europa ¿va a perjudicar a la oposición en Siria?
«La intervención militar de Ucrania deja claro que los rusos no son un socio civilizado que respete los derechos humanos»
Yo pienso que la intervención militar de Ucrania deja claro que los rusos no son un socio civilizado que respete los derechos humanos. Hoy día, Occidente debe hacer frente también a esta ausencia de respeto de la soberanía de los estados que manifiesta el gobierno soviético [sic]. Por supuesto que esto nos afecta: es el mismo combate. Nosotros también sufrimos una intervención, aunque indirecta, por su apoyo al régimen contra el pueblo. Nos afecta la voluntad de Rusia de apoyar a regímenes dictatoriales.
Una parte de la izquierda europea ha decidido respaldar a Asad como dirigente antiimperialista, frente a los intereses de EE UU. Qué piensa de esta postura?
Si hay hoy día un ejemplo de imperialismo es la política rusa y no la de los occidentales, que se retiran cada vez más del escenario de los conflictos internacionales y que tienden más bien al desarrollo económico y social. Yo pienso que la izquierda se equivoca al pensar que la alianza de Bashar Asad con los rusos responde a aspiraciones antiimperialistas. Al contrario, Bashar Asad es hoy un instrumento del imperialismo. Pero un imperialismo del viejo mundo, del siglo XIX, que renace hoy día con un sistema ruso que lleva un siglo de atraso político y social respecto a la modernidad.
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