Youssef Abdelke
«La humanidad nunca ha aceptado la muerte»
Ethel Bonet
Beirut | Marzo 2014
Youssef Abdelke nació en 1951 en Qamishli, en la región kurda del noreste de Siria, pero es de ascendencia árabe. Cuando tenía unos 15 años se mudó con su familia a la capital siria y estudió en la facultad de Finas Artes de la Universidad de Damasco.
Durante su época universitaria pasó dos años encarcelado por su afiliación política al Partido Comunista. En los años ochenta se marchó a París para continuar con sus estudios de Arte y se estableció allí durante unos 25 años. Pero el pintor nunca abandonó la política, y su compromiso con el Partido de Acción Comunista le mantuvo en el exilio forzado.
En 2005, Abdelke pudo regresar finalmente a Damasco e hizo su primera gran exposición en una galería nacional. En 2011, el British Museum de Londres expuso obras suyas y actualmente, la Galerie Claude Lemand en París muestra una colección de sus cuadros.
En 2010, las autoridades sirias le confiscaron el pasaporte a Abdelke, por lo que desde entonces no ha podido volver a Europa, ni siquiera para ir a visitar a su mujer y su hija en Francia. El 17 de julio de 2013 fue arrestado de nuevo, pero liberado después de cinco semanas.
«No es el momento de abandonar tu casa a no ser que esté en llamas. Lo dice una persona que ha pasado 25 años de exilio»
La obra de Abdelke gira en torno al sentimiento universal de la muerte: intenta reflejar cómo el hombre reacciona ante la perdida de los seres queridos o cómo acepta su propio destino. M’SUR entrevistó a Abdelke en la galería Tanit en Beirut, donde expuso su obra entre enero y marzo pasados.
En sus cuadros predomina el color gris oscuro. Ve el futuro de Siria del mismo color?
Soy optimista de que el futuro será mejor que el momento presente. Pero el presente es un momento absolutamente oscuro. La situación en Siria es muy peligrosa tanto para los opositores como para los civiles. El momento actual está lleno de destrucción, de violencia y deja el futuro abierto a cualquier cosa. Hay muchas personas que se han visto obligadas a abandonar el país debido a sus actividades políticas; algunos ha sido amenazados, otros han sido torturados o encarcelados.
¿Qué cabe hacer?
Todos aquellos que no han pasado por una de estas situaciones deberían permanecer en el país. La resistencia es la mejor arma para luchar. No es el momento de abandonar tu casa a no ser que esté en llamas. Esto lo dice precisamente una persona que ha pasado 25 años de exilio forzado. Estaba en la lista de personas más buscadas por pertenecer al Partido de Acción Comunista. Regresé en 2005 a Damasco y en 2010 me confiscaron el pasaporte y desde entonces no me han dejado ver a mi familia que está en Paris. Pero mi lugar está aquí; creo en el cambio aunque no se vaya a producir aún.
«Desde el primer día, el régimen sirio dirigió la revolución hacia el camino de las armas»
Usted estaba a favor de la revolución cuando empezó como movimiento pacífico. ¿Cual es su postura ahora?
Nadie pensó, ni políticos ni analistas, que sería posible una revolución en Siria como en Túnez o Egipto. Las fuerzas de seguridad del régimen tenían a toda la sociedad amordazada, terriblemente asustada, lo que hacía imposible que la gente perdiera el miedo y saliera a las calles a manifestarse. Nadie que estuviera metido en actividades políticas, ni los partidos tradicionales, tomaron parte de estas manifestaciones, ya que temían la represión, los años de prisión y torturas.
Pero alguien salió a la calle.
Los civiles que no estaban con el régimen, opositores jóvenes, activistas… ellos fueron ellos los que rompieron el silencio. Pero desde el primer día, el régimen dirigió la revolución hacia el camino de las armas; forzó a los rebeldes a armarse para crear un conflicto sectario, donde el régimen, por supuesto, estaba en una posición de fuerza con el Ejército e iba a ganar la guerra.
¿Por qué se llegó de una protesta cívica a una guerra de suníes contra alauíes?
El régimen manipuló y favoreció el conflicto sectario porque sabía que los grupos minoritarios le apoyarían. Reconozco que el régimen ha hecho un ‘buen trabajo’ en este aspecto. La otra carta la han jugado los países regionales como Arabia Saudí, Qatar, Turquía, y detrás de todos ellos EEUU, que juntos han ayudado a la guerra sectaria.
¿Cuándo llegó el cambio de primavera a guerra?
A los seis meses de la Revolución entraron a participar las potencias regionales en el suelo sirio para expandir el conflicto de suníes contra chiíes. Gran parte de los rebeldes armados pertenecen a los grupos extremistas que no tienen relación con los cambios democráticos. Pero, insisto, no todos los que están luchando son wahabíes.
¿En que ha quedado la revolución? ¿En una guerra civil?
Ahora estamos en una encrucijada. Todavía hay sirios que creen en el cambio y están luchando por la Justicia, democracia y la igualdad de representación ante el Estado. Pero reconozco que son la minoría.
¿Está usted a favor de la declaración de Ginebra?
Creo que la solución política es la única que podrá salvar al país de esta catastrófica situación. Pero ésta no será posible si no están representadas todas las partes, tanto las fuerzas políticas como los grupos armados en la mesa de negociaciones. Un acuerdo internacional como el de Ginebra no es suficiente. Las negociaciones a nivel internacional únicamente no funcionarán.
«El grupo que fue a Ginebra no representa al pueblo sirio. Las negociaciones solo han servido para darle más tiempo al régimen»
¿Usted no fue a Ginebra?
Antes de que arrancara la cumbre de Ginebra solo se invitó a los aliados. Como el Comité de Nacional de Coordinación (NCC) no está afiliado a ninguna potencia extranjera no fuimos invitados. Y eso es lo que pasó. Al único que invitaron a última hora como independiente fue a Hassan Abdelaziz, (presidente del NCC). Nosotros habíamos planteado una alianza del 50% pero el Consejo Nacional Sirio pacto por su lado y no contó con el NCC.
¿Hay más gente que falta?
En Ginebra no estaban representados las agrupaciones de mujeres, ni los kurdos ni otros grupos políticos de la oposición. El grupo que fue a Ginebra no representa al pueblo sirio. Las negociaciones solo han servido para darle más tiempo al régimen.
Pero ¿ve posible una solución al conflicto?
El problema principal es que las fuerzas del régimen y los rebeldes no están ni cerca de querer negociar. Una solución no será posible hasta que las dos partes sientan de verdad que ya basta de usar la fuerza militar o hasta que haya un fuerte pacto internacional que fuerce un acuerdo de alto el fuego permanente.
¿Aún no se está en este punto?
El problema es que por sus adentros, las dos partes están convencidas de que tienen razón y de que están ganando la guerra. Lo primero que hay que hacer es acallar las armas para empezar a negociar. No hay posibilidad de que ninguna de las dos partes gane militarmente.
«La Seguridad y el Ejército usan las formas más monstruosas de tortura. Hace treinta años estuve en prisión y no se puede comparar»
¿Cómo es trabajar en un escenario de guerra?
En la zona de Damasco donde vivo no hay guerra; es en los suburbios de la ciudad. El régimen ha fortalecido la presencia de las fuerzas de seguridad: si Damasco cae, el régimen colapsará. El miedo en Damasco no lo provocan los cohetes ni las explosiones, sino las medidas extremas de seguridad: controlan a todo el mundo. Cientos de personas son arrestadas todos los días.
En julio de 2013 fue arrestado por cinco semanas. Como fue aquella experiencia en la cárcel?
Todos los días me interrogaron durante horas, pero no encontraron pruebas contra mi. Yo no fui torturado pero he de decir que torturar es una práctica diaria que utilizan todas las ramas de Seguridad y divisiones del Ejército. Y las formas más monstruosas de tortura. Es inimaginable como se puede someter a un ser humano a métodos tan dolorosos, monstruosos e inhumanos de tortura.
Para usted no fue la primera vez.
Hace treinta años estuve en prisión y no se puede comparar la forma en la que trataban a los prisioneros entonces, ni los métodos de tortura. Hay miles y miles de arrestados ahora sin pruebas ni una acusación formal. Pero creo… estoy convencido de que algún día este régimen torturador y sanguinario caerá y los sirios tendremos un sistema de gobierno mucho más justo. Uno que represente nuestros sueños y aspiraciones.
Toda la obra que ha expuesta en esta galería refleja tristeza. La mayoría son escenas de muerte. ¿Se deben estos sentimientos a la guerra?
En los últimos 14 años mi trabajo está relacionado con el sentimiento de la muerte. Por supuesto, en mi obra hay mártires de la revolución siria, pero no es únicamente un reflejo de la crisis siria.
¿Qué más refleja?
Lo que reflejan mis pinturas son las emociones del hombre ante la muerte en estos tres años. Como afecta el dolor de la pérdida. La crueldad de la guerra, el sufrimiento de una madre que ha perdido a su hijo, la huida… Pero son sentimientos universales. La humanidad nunca ha aceptado la muerte desde principios de la Historia.
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