Goran Petrovic
«El premio Nobel no es la esencia de la Literatura»
Alejandro Luque
Madrid | Mayo 2014
El autor de algunas de las novelas más atractivas de cuantas nos han llegado en los últimos años de los Balcanes, como La mano de la Buena Fortuna o Atlas descrito por el cielo, ha firmado también el mejor libro de relatos del año –en opinión de quien esto escribe–, titulado Bajo el techo que se desmorona y publicado, como los anteriores, por el sello Sexto Piso. El autor, nacido en Kraljevo en 1961, está considerado como uno de los grandes nombres de la literatura actual en su país, como demuestra la concesión del premio NIN, máximo galardón de las letras serbias. Recientemente visitó España y respondió de viva voz a las preguntas enviadas por M’Sur sobre diferentes aspectos de su obra y su nación. Lo que sigue es la transcripción de dicho cuestionario, intérprete mediante.
«El presente no existe, es algo que se encuentra entre el pasado y del futuro»
Bajo el techo que se desmorona hace un retrato genial de la Yugoslavia de Tito, pero, ¿podemos aprender en este libro algo de la Serbia actual?
Sí, porque cada momento presente está compuesto por lo que ya ha pasado. Y también por lo que nos espera, por el futuro. Para ser más precisos, el presente no existe, es algo que se encuentra entre el pasado y del futuro. Somos como burbujas que padecen la presión del interior y del exterior, del pasado y del porvenir.
¿Qué deudas cree que tiene su literatura con el cine?
Muchas personas han notado que hay mucho de lo habitual en lo que yo he escrito, y que el narrador, como si fuera una cámara, sigue los acontecimientos y a los protagonistas. Cambiando el punto de vista, a veces mirando desde la perspectiva de la rana, a veces desde la del pájaro, a veces ampliando y otras estrechando los puntos de vista. Como escritor, para mí es muy importante visualizar en mi cabeza el espacio determinado en el que va a ocurrir la acción de mis historias. Por ejemplo, tenemos una conversación en esta librería preciosa, pero para mí también son importantes los edificios de Madrid que están a mi alrededor, y que no entrarán en esta entrevista [sonríe].
Desde nuestra perspectiva, las distintas lenguas de la ex Yugoslavia no poseen grandes diferencias. ¿Las hay hoy entre los escritores croatas, serbios o bosnios?
Creo que la diferencia de los idiomas no influye mucho en el proceso de creación, pero tampoco los considero idiomas diferentes. Pero si alguien los considera idiomas diferentes, los puede tratar como tales. Creo que el idioma es muy importante para un escritor en todo el mundo, y cada autor tiene que conocer las posibilidades de su idioma nativo.
Los escritores de la Antigua Yugoslavia lamentaban la burocracia y el arribismo que rodeaba al mundillo literario. ¿De qué se quejan ustedes?
«En Serbia, como en todas partes la fuerza de la palabra escrita ya no pesa tanto».
En Serbia, como en todas partes, creo que la fuerza de la palabra escrita ya no pesa tanto. En la Europa del Este, en las épocas de socialismo y comunismo, el escritor tuvo un papel más importante. Se consideraba una conciencia, alguien que hace correcciones a la realidad. Pero cuando la sociedad dejó de ser monopartidista, cuando ya no existía la unidad de pensamiento, se notó que el papel del escritor ya no era el mismo. Raros son los países de hoy donde no se puede escribir o decir lo que uno quiere. Pero ahora es importante quién oye la voz del escritor en medio de toda esta cacofonía de sonidos. Hoy se escriben tantos libros como nunca antes, y es difícil de elegir entre ellos. La pregunta ahora es: ¿cómo encontrar la verdadera literatura en esta jungla de libros? O como dice un refrán viejo, “un libro es mejor esconderlo en la biblioteca”.
Usted pasaba los 30 años cuando estallo la guerra de los Balcanes. ¿Cree, como se ha dicho, que los escritores no contribuyeron lo suficiente a la paz, sino que por el contrario ayudaron en muchos casos a cargar las armas?
Depende de la persona. [Guarda silencio]
Una cosa que a menudo tienen en común los creadores balcánicos es el humor, como sucede también con un cineasta como Kusturica. ¿Cómo cree que actúa en sus obras, cual es su función?
No conozco suficientemente la obra de Kusturica, pero un médico me dijo una vez que un hombre debe pasear con frecuencia para estar saludable, y también reírse. Muchos grupos de músculos se mueven cuando uno se ríe, se expanden los pulmones… Reírse es sano, y yo a veces intento hacerlo, por mi salud física y mental.
Cuando menciona sus influencias, cita a autores como Carlos Fuentes o Borges. Nunca le he oído mencionar a un español. ¿Cree que los Balcanes han estado más cerca de Sudamérica que de España?
No, no lo creo, porque no miro la literatura desde un prisma nacional. Mencionar el país de donde viene el autor es simplemente necesario para determinar de dónde es, pero no significa nada especial para su proceso creador. Cuando hablé sobre los corpus literarios que han influido en mi formación, normalmente mencionaba a los clásicos rusos, los clásicos franceses y la literatura hispanoamericana en general. Pero no creo que se pueda ser un escritor y no leer la obra de Cervantes con profundidad y atención. No quiero que la frase parezca un piropo gratuito al país donde estoy en este momento, pero la esencia de la literatura, según creo, reside en el Quijote.
«Cervantes puso en el Quijote los tres elementos más importantes de la vida. Lo que escribamos otros serán variaciones».
Igual que las hazañas de don Quijote, que fueron grandiosas y destinadas a fracasar, creo que la literatura es un proyecto grandioso que lamentablemente tiene el mismo destino. Lo que mueve a todas las personas en todo el mundo, y también a don Quijote, es el amor. Y para que todo lo que acabo de decir no suene del todo patético, voy a mencionar también a Sancho Panza y su punto de vista humorístico y agudo sobre el mundo. Hace tantos siglos, Miguel de Cervantes ya había puesto los tres elementos más importantes de la vida en su novela. En los siguientes 500 años, lo que escribamos otros simplemente serán variaciones de estos temas.
Se le ha relacionado con el realismo mágico. ¿Ha sentido la muerte de García Márquez como la pérdida de un referente?
Sí, me ha pesado mucho su muerte. Tengo una deuda con él, no solo yo, sino toda la civilización, todo el mundo. Varias veces he dicho que un libro es bueno si tengo la sensación de que lo han escrito solamente para mí. Con la mayoría de las novelas de García Márquez me sucede eso.
Aunque el serbio es una lengua minoritaria, puede presumir de premio Nobel. ¿Cómo es la relación de un escritor de hoy con la alargada sombra de Ivo Andric? ¿Y con la no menos alargada de Danilo Kis?
«Cada escritor serio tiene que preservar lo que nos han dejado los grandes antes».
Creo que el premio Nobel no es la esencia de la literatura, a veces lo otorgan para obras que tienen calidad literaria, y otras el destinatario no es tan bueno, pero está relacionado con otra cosa… Usted acaba de mencionar dos nombres grandes de la literatura serbia. También añadiría a Milos Crnjanski, a Borislav Pekic y a Milorad Pavic. Cada escritor serio tiene que preservar lo que nos han dejado los grandes antes. A veces no está mal pensar que el mundo empieza cuando hemos nacido, pero cuando lo pensamos mejor nos damos cuenta de que no es así. Andric es un escritor enorme, a su lado he aprendido mucho, leyendo sus obras. Al leer sus cuentos, me encantaban sus diálogos. ¡Muchas veces me saltaba las descripciones del narrador para ir directamente a los diálogos! Y trataba de considerar cuánto nos decía el protagonista a través de los diálogos y cuánto directamente, a través de la voz del narrador. O, si me permiten la paradoja, observaba cómo callan algunos personajes de Andric. Ahora que lo pienso, a lo mejor Andric y Danilo Kis han influido en mi creación más de lo que creo…
En La mano de la Buena Fortuna usted reflexiona sobre la figura del lector. ¿Cómo cree que ha cambiado este desde entonces, con la irrupción de internet y de los nuevos soportes de lectura?
He visto a personas que empezaban a leer el libro en papel, y si no les gustaba lo tiraban por detrás del hombro. Pero nunca he visto a una persona tirando el e-book o la tablet si no le gustaba lo que leía. Creo que los lectores tienen un poco más de libertad cuando leen en papel, y no en pantalla. Lo cual no quiere decir que no haya que leer desde la tablet. Yo personalmente prefiero la sensación táctil del papel…
«Los lectores tienen un poco más de libertad cuando leen en papel. No quiere decir que no haya que leer en la tablet.»
Cuentan que usted fue bibliotecario del Monasterio de Zica. En caso de que así fuera, ¿qué aprendido de ‘la madre de todas las iglesias’?
Es un buen ejemplo que puede hacerle internet a uno. Probablemente alguien anotó esa frase y quedó, pero es errónea, ¡yo nunca he sido bibliotecario de Zica! Pero hace unos diez o quince años fui bibliotecario en una biblioteca pequeña, al lado del monasterio, pero que no tenía nada que ver con el monasterio. Eso sí, fue una cercanía muy importante para mí.
Varios gobiernos balcánicos, entre ellos Serbia, suspiran por entrar en la UE, pero para la gente de a pie, ¿qué significa Europa? ¿Confían en ella?
Cuando dice gente de a pie, ¿se refiere a mí también? La UE, para los ciudadanos de Serbia, simboliza orden. Demasiado orden. Serbia está en Europa, por lo menos geográficamente, pero personalmente creo que hasta que Serbia llegue a entrar en la UE … Es una buena pregunta, ¿cómo será entonces la UE? Incluso hoy día vemos una Unión europea A, otra B y otra C. Hasta que Serbia logre entrar, quién sabe cuántas más letras habrá. Pero entonces, si tenemos tantas subcategorías, la verdadera pregunta es: ¿se trata de verdad de una Unión?