El huevo y la serpiente
Clara Palma
Hace años que se dispararon las alarmas. Desde que Amanecer Dorado obtuviera 18 escaños en el Parlamento, hasta los más conservadores comenzaron a hablar, tímidamente, de un huevo de serpiente alojado en la misma sede de la democracia. Sin embargo, únicamente el asesinato de Pavlos Fyssas, de 34 años, la madrugada del pasado 18 de septiembre, ha movido a las autoridades griegas a actuar con el fin poner freno a la actividad de Amanecer Dorado.
Después de que una llamada de teléfono alertara de la presencia del rapero antifascista en un bar de su barrio -Keratsini, un suburbio de El Pireo-, un grupo de personas lo atacó a la salida. Entre ellos Yorgos Rupakiás, que le asestó dos puñaladas mortales. A pesar de que la formación neonazi negara en un principio toda relación con el asesino, pronto se reveló que Rupakiás no solamente era miembro de la cúpula local, sino que una de las llamadas que recibió antes de encaminarse al lugar de los hechos provenía del teléfono de su superior directo.
La operación contra Amanecer Dorado copa la prensa y la televisión
Casi un mes ha pasado desde el asesinato, y entretanto el Gobierno ha abierto por fin la veda contra Amanecer Dorado, en una operación que copa por completo las portadas de la prensa y la programación televisiva. “Es que los medios de comunicación de masas están radicalmente en contra de nosotros y hay mucha desinformación.” se queja Yannis [nombre ficticio], militante de Amanecer Dorado. “Tratan de desacreditarnos para robarnos votos, porque somos el tercer partido en las encuestas. Los dueños de los grandes medios pertenecen a las mismas familias que están en el Gobierno. Pero como dice nuestro portavoz, Ilias Kasidiaris, nosotros condenamos cualquier forma de violencia,” afirma tajante el joven. “Si alguien se pone una camiseta de nuestro partido y agrede a un extranjero no es nuestra responsabilidad, y no es algo acorde con la línea de nuestro partido.”
Sin embargo el Gobierno considera que hay indicios probados de que las actividades delictivas se producían con el consentimiento, cuando no la incitación, de la cúpula del partido. Tras su detención el pasado 28 de septiembre, el líder de la formación, Nikos Mijaloliakos, ha sido acusado junto con otros cinco miembros del partido de crear y participar en una organización criminal. Ésta sería responsable, entre otros cargos, del asesinato de Fyssas, de ataques contra inmigrantes, extorsión y blanqueo de dinero.
Durante años, únicamente organizaciones de derechos humanos y grupos de izquierdas advertían que la serpiente no solamente había salido del cascarón, sino que campaba a sus anchas y crecía rápidamente. Sin embargo, ahora no hay quien no se dedique a airear las ingentes cantidades de trapos sucios ocultados por un partido que no cesaba de remontar en las encuestas. A la par que antiguos militantes destapan todo tipo de prácticas delictivas, los registros de sedes y domicilios particulares han descubierto verdaderos arsenales ilegales que brillaban por su ausencia en las escasas ocasiones en que estas operaciones fueron llevadas a cabo con anterioridad.
Los registros de sedes y domicilios han descubierto verdaderos arsenales ilegales
No en balde el escándalo salpica también a la policía, algunos de cuyos sectores habrían participado activamente en el encubrimiento de las actividades ilegales de los jrisiavyítes, como son conocidos popularmente los integrantes de Amanecer Dorado. “Puede que algunos miembros del partido sean policías, pero esto es una cuestión personal de cada uno”, rebate Yannis. “Pero Dendias [el ministro de Orden Público] está en nuestra contra. La policía no nos deja llevar a cabo nuestras acciones, no nos deja hacer nada en la calle, ni siquiera manifestar nuestras opiniones.”
Mientras que el Tribunal Supremo estudia a petición del Ejecutivo las posibles vías de ilegalizar al partido como banda armada, el ministro de justicia Jarálambos Athanasíu anuncia más mano dura, introduciendo reformas en la ley antirracista que desde hacía meses se encontraba atascada en el Parlamento.
Una actitud que contrasta fuertemente con la pasividad demostrada hasta la fecha, como denuncia, entre otros muchos, Human Rights Watch. En un comunicado, la organización “se alegra por la rápida actuación policial” con respecto al asesinato de Fyssas. “Sin embargo, los inmigrantes víctimas de crímenes de odio rara vez reciben justicia. Los atacantes no suelen ser arrestados, y la inacción policial es la norma. Entre enero y agosto se registraron 104 ataques contra inmigrantes, pero ni una sola persona ha sido condenada por agresiones motivadas por odio racial”.
La inacción, en el mejor de los casos. Tristemente frecuentes son casos el de K., documentados por Amnistía Internacional. Este refugiado sirio que huyó de la guerra fue atacado nada más llegar por militantes de Amanecer Dorado. En presencia de policías, que no intervinieron en ningún momento -según afirma-, le dijeron que la próxima vez no viviría para contarlo. Una vez encerrado en un centro de internamiento de extranjeros, siguió recibiendo estas amenazas. Allí los policías le propinaban palizas, según afirman múltiples testigos, mientras le decían que eran todos de Amanecer Dorado.
Juego político
¿Por qué actuar ahora, por lo tanto? Cabe suponer que el asesinato de Fyssas supuso la gota que colmó el vaso tras una larga serie de desmanes violentos, forzando a la acción a un Ejecutivo que llevaba largo tiempo bajo presión del Parlamento Europeo y de numerosas organizaciones internacionales en lo tocante a la cuestión de la violencia racista. O bien, que el Gobierno quisiera emplear la ruidosa y mediática operación contra Amanecer Dorado, que se ha colado en los informativos de medio mundo, a modo de contundente golpe de efecto para reforzar su credibilidad ante la opinión pública .
Sin embargo, y a pesar del carácter extremadamente jerárquico de la organización, sólo un análisis superficial podría anunciar que muerto el perro se acabó la rabia. Las últimas actuaciones judiciales sólo vienen a constatar, en la retórica del partido, la persecución a la que se enfrentan por su oposición a un sistema parlamentario corrupto. En efecto, Amanecer Dorado tiene una considerable habilidad para capitalizar los votos de castigo de los electores desesperados, presentándose como una opción de ruptura.
Amanecer Dorado se presenta como una opción de ruptura con el sistema corrupto
“La democracia actual es una degeneración. La mayor parte de la gente no tiene esperanzas y busca algo a lo que aferrarse, una vía de salvación,” explica Yannis. “Como nosotros tenemos algunas ideas -puestos de trabajo sólo para griegos, nacionalización de grandes empresas, explotación de nuestros recursos naturales- para construir de nuevo un futuro glorioso, la gente viene y se aparta de los que trajeron la crisis.”
Por otro lado, Amanecer Dorado ha sabido explotar muy bien el mensaje de que los extranjeros son iguales a inseguridad ciudadana. Casos muy mediáticos, como el del hombre asesinado en 2011 por dos inmigrantes para robarle la cámara de fotos cuando su mujer iba a dar a luz, han contribuido a que fuera calando poco a poco en la sociedad. El rechazo a los extranjeros se percibe a cada paso en barrios de inmigrantes como Ayios Pandeléimonas, donde muchos de los escasos nativos restantes ondean banderas griegas en sus balcones. “Hace unos 20 años por aquí pasaban muchos turistas” rememora el tendero Ilías.
“El negocio me iba estupendamente. Pero esto empezó a llenarse de negros y de árabes, gente que vende droga, que roba y que no hace más que pelearse… Me paso el día en la tienda y no vendo nada, y la culpa de todo esto la tienen los inmigrantes”. Aquí muchos vecinos ven con buenos ojos las intimidaciones por parte de militantes de la extrema derecha, y son susceptibles a la propaganda de los programas sociales de Amanecer Dorado: repartos de comida, de ropa, oficinas de empleo o centros de salud, donación de sangre “sólo para griegos”. Acciones anunciadas a bombo y platillo pero más bien simbólicas y con escaso o nulo impacto social.
No obstante, el fenómeno Amanecer Dorado no debería ser interpretado exclusivamente como síntoma de la desintegración del tejido social griego a consecuencia de la austeridad y de la crisis. Algo que se suele obviar en los análisis es que, a pesar de sus marginales inicios, la organización hunde sus raíces en la tradición de grupos paraestatales de extrema derecha griegos. Cuando recientemente el primer ministro Andonis Samarás llamó al partido de extrema derecha “herederos de los nazis”, es preciso tener en cuenta que el parentesco no es exclusivamente figurado.
Ya en 1966, durante el jucio por el asesinato del parlamentario y activista Grigoris Lambrakis -los hechos que inspiraron la película Z de Costa-Gavras- el fiscal Pavlos Delaportas se refirió a los asesinos y a su trasfondo, que entrelazaba elementos estatales y paraestatales, como “subproductos residuales de Hitler”. Aquellas organizaciones de extrema derecha descendían en línea directa de los batallones de seguridad colaboracionistas del Régimen Nazi, cuando no se trataba incluso de las mismas personas.
Las organización se inscribe en la tradición de grupos paraestatales de extrema derecha
El juicio subsiguiente a la muerte de Lambrakis, y en el que finalmente se condenó tan solo a los autores materiales, descubrió una inmensa madeja en que se entretejían servicios secretos, policía, agrupaciones conservadoras y organizaciones paraestatales y paramilitares de extrema derecha. Tan grande fue la cantidad de basura que salió a flote que el recién dimitido primer ministro Costas Karamanlis incrédulo llegó a preguntar “¿pero quién gobierna en realidad en este país?”.
La tensión que propiciaba este tipo de arreglos entre militares de extrema derecha, anticomunistas y nostálgicos de la ocupación se rebajó tras la Metapolítefsi (la transición griega). Quizá por eso las agrupaciones visibles, que trataban de hacer proselitismo en base a la parafernalia nazi, pasaban prácticamente desapercibidas. Fundada entre otros por el exmilitar Nikos Mijaloliakos, Amanecer Dorado mantuvo una actividad intermitente desde principios de los ’80. Pero su estrambótico discurso sobre la raza aria y el odio al inmigrante no consiguió abrirse camino fuera de su reducido círculo de adeptos hasta que comenzaron a notarse los efectos de la crisis económica.
En las elecciones locales de 2010 obtuvieron el 5% de los votos de Atenas, logrando entrar en el Parlamento en 2012 con 18 diputados y cerca del 7% de los votos. Desde entonces se ha producido un crescendo en las actuaciones de sus “milicia parapoliciales”, que pretenden velar por la seguridad de los ciudadanos griegos. Toda la sociedad sabía, durante los últimos años, de los ataques contra tiendas de inmigrantes y las palizas, sin exceptuar incluso varios asesinatos, el más reciente el del paquistaní Shehzad Luqman el pasado febrero, lo que sin embargo no fue óbice para que el apoyo popular (al menos si tomamos como referencia las encuestas) continuara en auge.
¿Quiénes son los jrisiavyítes?
El número de militantes de la organización, no obstante, es pequeño en comparación con el hasta 15% de los griegos que -según algunas encuestas- se mostraba dispuesto a votarla hace un mes escaso. De estos, sin embargo, un 29% según los sondeos de Public Issue, esgrime como principal razón para su elección el voto de castigo. Un partido radical, que pretende, al menos en apariencia, romper la baraja del sistema parlamentario, puede llevarse fácilmente la papeleta de quienes quieren mostrar su rechazo frente a la corrupción generalizada y su desencanto con el bipartidismo. Al voto de castigo le sigue de cerca como razón la inmigración (27%).
La mayor parte de los votos de la organización son por tanto puramente coyunturales. No cabe esperar que quienes los emitieron vayan a apoyarla incondicionalmente, o que puedan ser movilizados activamente en su favor.
La mayor parte del programa político es sólo para adeptos como Yannis, que pertenece al 14% que vota por “sentirse representado por la formación”. Yannis responde al perfil de votante: hombre de entre 25 y 35 años, con nivel de enseñanza medio, mayoritariamente en paro o empleado por cuenta ajena y que dice enfrentarse a “dificultades económicas”.
Él mismo describe el perfil psicológico, el de un joven sin referentes que encuentra una ideología a la que agarrarse. “En mi familia siempre simpatizamos con Amanecer Dorado, aunque no sabíamos mucho. Cuando algún folleto cayó en mis manos, me di cuenta de que esto me podía representar. Entonces me acerqué a la sede -rememora- y comencé a leer libros sobre acontecimientos históricos…
«Fascista es el gobierno ultraconservador que tenemos»
Yo no es que tuviera mucha formación, así que entendí muchas cosas por primera vez, y encontré mi camino, por así decir.” Según reconoce, la militancia no le ha aportado solamente conocimientos políticos, también le sirvió para encontrar por primera vez calor humano. “Me ha cambiado completamente, veo las cosas desde otro ángulo. He conocido a personas como no esperaba encontrarlas, y nos hemos convertido en hermanos y compañeros, me han apoyado y me han dado su solidaridad”, afirma.
El joven, miembro del grupo de seguridad de una sede local del partido, defiende a ultranza el discurso oficial. “No somos fascistas, ni de extrema derecha. Fascista es más bien el actual gobierno griego ultraconservador que tenemos. Pero el socialnacionalismo no sabe de izquierda ni de derecha ni de esas tonterías.”
Y en referencia a las agresiones de las que se acusa a miembros de Amanecer Dorado comenta: “Estoy en contra de la criminalidad, pero precisamente por eso considero que cualquier ciudadano tiene derecho a actuar ante un acto ilegal. Y no podemos esperar de la policía que haga bien su trabajo, ya que están controlados por el aparato gubernamental, infiltrado por sionistas y judíos. Son traidores que han roto su juramento a la bandera, a la patria y a la nación.”
«Estamos en contra de la democracia. Demasiada libertad no es buena»
Con respecto a la expulsión de los inmigrantes, Yannis explica que no se trata de odio racial, sino de prioridades. “No es que los odiemos por que sean negros e inferiores, pero es que no pertenecen aquí. Si un griego prefiere dar algo a un extranjero que a un griego, esto constituye una pequeña traición. Cuando tu hermano tiene hambre no le das de comer a tu vecino”, se justifica, “le das primero a tu hermano y cuando esté saciado, al vecino. Si aquí todo estuviera en orden, entonces podríamos ayudar a algunas personas, hasta cierto punto”.
Por lo demás, Yannis tiene claro el ideario del partido: “Queremos que cada persona tenga conciencia nacional, que ame su nación y su raza y que le sirva. Este es el único sistema que históricamente ha funcionado. Cada persona debe tener unos valores y un honor, y la raza blanca debe ser fuerte en los sitios que le corresponden, para que pueda renacer el hombre superior”.
Si Amanecer Dorado concurrió a las elecciones, fue solo porque era necesario intervenir para cambiar una situación catastrófica. “Pero el Parlamento es algo que no nos gusta en absoluto, al igual que la democracia. Demasiada libertad no es buena. Tiene que haber un rango, una disciplina: cada uno puede manifestar su opinión, pero con restricciones. Si ascendemos nosotros al poder” remata, vagamente amenazante, “no habrá ni Parlamento ni nada de eso. Cambiarán las cosas, ya lo veréis. Tal y como funcionamos nosotros, con jerarquía, funcionará toda Grecia…”
A pesar de que aparentemente el asesinato de Fyssas ha supuesto un punto de inflexión para la intención de voto a Amanecer Dorado, se plantea la reflexión de quién ha podido cambiar de opinión, cuando sus actividades constituían un secreto a voces. Ante el descalabro electoral del PASOK, parece complicado que la formación de ultraderecha deje de ser a corto plazo la tercera fuerza política -detrás de Nueva Democracia y Syriza, prácticamente empatados-. Y en el caso de que fueran expulsados del Parlamento, ¿qué promesas realizarían los restantes partidos para atraer a la masa de votantes que de pronto no tendría a dónde dirigirse? ¿Y la organización misma, se resignaría, sin más, al silencio? Sin duda, la serpiente más peligrosa es la que está acorralada.
Los expertos coinciden en que el extremismo no se combate con ilegalizaciones
La mayoría de los expertos coinciden en señalar que el problema principal no es la existencia del partido, sino de personas dispuestas a votarlo, y que el extremismo difícilmente se combate con ilegalizaciones. Para el analista político Omiros Tsápalos, cercano a Nueva Democracia, “Amanecer Dorado debe ser combatido con políticas reales dirigidas a reducir la criminalidad, la inseguridad y la inmigración. No hace falta nada más. Los griegos no son racistas o nazis”, asegura. “Simplemente se enfrentan a una situación económica muy complicada y necesitan soluciones directas para poder volver a confiar en los partidos demócratas europeos”.
Human Rights Watch, por su parte, insta al gobierno griego a que la nueva ley antirracista no incluya cortapisas a la libertad de expresión, sino que se centre en perseguir los crímenes y proteger a las víctimas. Proponen medidas como asegurar explícitamente que víctimas o testigos extranjeros no puedan ser deportados durante el transcurso de un juicio, así como la eliminación de la privativa tasa de 100 euros exigida para tramitar cualquier denuncia.
«Es inaceptable que las víctimas de los ataques sean detenidas al ir a denunciar»
En cualquier caso, las organizaciones que trabajan por los derechos de los inmigrantes señalan la escasa utilidad de las medidas de carácter administrativo, o a corto plazo. “Sí que es cierto que hay que proteger a las víctimas de los ataques. Es inaceptable que, como sucede ahora, vayan a denunciar y sean detenidos”, explica Spiros Rizakos, presidente de la ONG Aitima.
“Pero queremos incidir en la importancia de la educación. Nosotros, por ejemplo, trabajamos mucho con adolescentes, para combatir los prejuicios desde la experiencia y para que tengan ideas propias en el momento de encontrarse con la propaganda racista. Sin embargo, mientras que la sociedad esté en caída libre será muy difícil combatir el extremismo. Así que hay mucha hipocresía”, remata, “porque los políticos hablan de leyes antirracistas pero son sus propias políticas las que alimentan al racismo”.
¿Te ha interesado este reportaje?
Puedes ayudarnos a seguir trabajando
Donación única | Quiero ser socia |