Vivir bajo el corralito
Clara Palma
Atenas | Julio 2015
“¡Al diablo con todo! ¡Pero si no me deja sacar ni siquiera los 60 euros!” protesta una jubilada. Es la primera de una cola de despistados que aguarda ante un cajero en el centro de Atenas, desenterados de que hasta las 12 del mediodía, los dispensadores no permiten retirar ni un euro. Hasta un 60% de los cajeros se han quedado sin efectivo, según medios locales, desde que el viernes pasado el primer ministro Alexis Tsipras anunciara la convocatoria de un referéndum. A partir de la tarde, el límite por tarjeta de crédito o débito queda establecido en 60 euros diarios hasta el próximo día 7 de julio, cuando está previsto que reabran los bancos.
El miércoles 1de julio venció el plazo para que Atenas devuelva al Fondo Monetario Internacional los 1.600 millones de euros agrupados a finales de junio, a la par que expira la extensión del contrato de préstamo acordada en febrero. Pero las arcas están vacías. El domingo, los votantes decidirán. La pregunta: “¿Debe aceptarse el plan de acuerdo presentado por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional al Eurogrupo el 25 de junio?”.
Los ciudadanos tendrán acceso gratuito al transporte público mientras dure el control de capitales
El plan de medidas es la oferta unitaria lanzada por las tres instituciones el pasado día 25 de junio. En ella, los socios piden que los tipos reducido e hiperreducido de IVA se mantengan sólo para los productos y servicios más básicos; el sector hotelero y de la restauración experimentarían una subida de 10 puntos, hasta el 23%.
A la mañana siguiente del anuncio oficial del corralito entraron en vigor medidas “para que no haya problemas en la vida cotidiana de los griegos,” en palabras del ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis. Así, los ciudadanos tendrán acceso gratuito al transporte público mientras dure el control de capitales. “Nos hemos enterado por televisión,” explica un empleado del Metro en la estación de Omonia, en el corazón de la capital. “La empresa no lo ha hecho público, aunque nos han informado extraoficialmente de que ya es gratis. Las máquinas siguen dispensando billetes, pero no habrá controles”.
El Ejecutivo ha anunciado otras medidas para aliviar el impacto del corralito. Durante los próximos días las compañías del agua y de la luz no cortarán el suministro por impago. Las empresas de telefonía e internet se han comprometido a hacer lo propio con sus clientes. El domingo, día de la consulta, los billetes de tren llevarán un 50% de descuento para que los ciudananos puedan viajar hasta sus lugares de censo para votar en la consulta,y se devolverán matrículas y permisos de circulación a quienes los habían entregado por no poder pagar los impuestos correspondientes.
“¿Qué, ya has sacado tu dinero?” “Por supuesto, el millón de euros que tenía en la cuenta”
En la céntrica calle Athinás, los negocios funcionan con normalidad. Muchos tenderos bromean con sus clientes: “¿Qué, ya has sacado tu dinero?” “Claro, por supuesto, el millón de euros que tenía en la cuenta,” responden. Incluso en una oficina de lotería no faltan los asiduos. “Vendrá menos gente, claro. O quizá entren 100 clientes, pero se jugarán sólo medio euro cada uno,” reconoce el encargado. “¿Qué quieres? Hasta el martes que viene sólo tengo 30 euros,” se justifica un pensionista que se da por aludido.
A pesar de las bromas, la preocupación empaña el ambiente. “Cuando se pierde la confianza en un sistema, es lo peor que puede pasar. No sabemos qué ocurrirá mañana,” profiere con gravedad Nikos en su pequeña papelería. Teme que sus ya escasos clientes desaparezcan por completo en los próximos días. “No importa que estemos o no en el euro, sin confianza incluso los euros no valen nada,” lamenta. Su familia, a la que pertenece el negocio, comparte su escepticismo sobre el referéndum. “Todos los políticos son unos mafiosos, todos, ¿hay un sólo país en el que exista democracia?” grita Aléxandros, el hermano menor, con la cara desencajada.
“Es una consulta de mentira, nos llaman a votar una propuesta que ni siquiera existe como tal. Se acuerdan de nosotros después de 6 meses de gobierno,” critica Nikos, que no sólo considera culpable al Ejecutivo heleno. “Cuando una conversación fracasa, es responsabilidad de los dos interlocultores. Pero en cualquier caso las consecuencias las pagará el pueblo. El librero, de 35 años, aún no ha decidido si acudirá a las urnas el próximo domingo. “Las dos respuestas están equivocadas. Si votamos No, nadie sabe qué puede pasar. Si votamos Sí, quién sabe qué medidas se aplicarán y cómo,” justifica.
Ajenos a la confusión que viven los griegos, turistas de todas las nacionalidades deambulan por el centro de la capital. Pedro ha tenido suerte y ha encontrado un cajero con efectivo, del que ha sacado 300 euros. Las tarjetas de bancos extranjeros no están sujetas al límite de 60 euros, que, en un país en el que la mayoría de establecimientos carecen de mecanismos de pago electrónico, suponen un quebradero de cabeza para muchos.
“Por supuesto que el control de capitales supone un problema práctico para los turistas; va a perjudicar a nuestro sector,” razona Stelios, empleado de un céntrico hotel ateniense. “Pero no se puede hacer una tortilla sin romper los huevos,” considera, apuntando al referéndum.
“En las islas están especialmente preocupados por cómo estas medidas podrían afectar al turismo»
Pero la opción de aceptar las propuestas de los acreedores tampoco le convence. “La subida del IVA nos va a perjudicar mucho, hay que rechazarla,” defiende. “En las islas están especialmente preocupados por cómo estas medidas podrían afectar al turismo, porque en algunas tienen además un IVA más bajo, para compensar,” explica Stelios. En muchas islas griegas, el 90% de los productos ha de ser traído de fuera, a través de largos trayectos en barco, lo que encarece significativamente el precio de los productos. Es por ello que, para compensar a la población -en muchos casos particularmente envejecida y empobrecida- cuentan con un 30% de descuento. La eliminación de esta exención es otra de las medidas que piden los acreedores.
Pero el sector turístico está dividido ante la pregunta de qué se debe hacer con la propuesta. Stelios lo tiene claro. “Lo mejor sería que no hubieramos llegado a este punto; preferiría que no hubiera referéndum. Pero si la pregunta es si hay que aceptar o no la propuesta de los acreedores, yo diré que no”.
Dimitris es un taxista que asegura haber perdido en los últimos días a un 70% de sus clientes. “Los turistas han desaparecido,” lamenta. La aceptación de la propuesta de los acreedores implicaría que tendría que contar con 10 puntos más de IVA sobre sus tarifas. “Es malo para mi negocio. Pero votaré Sí en el referéndum porque estoy a favor de las medidas. Son necesarias. Es un mal necesario, porque quiero que mi país siga perteneciendo a la Unión Europea,” argumenta.
Varios miles de griegos se concentraban ante el Parlamento en la segunda jornada de corralito el último día de junio. La mayoría de ellos, extremadamente críticos con Tsipras. “Es un completo incapaz. Creo que desde el principio tenían planes para volver al dracma, por eso han estado torpedeando las negociaciones hasta ahora,” carga Despina, que ha venido a protestar junto con su marido. “Desde el principio sólo han dicho mentiras. Primero para alcanzar el poder, después empezó a mostrarse el trágico final del que estamos ya cerca,” opina. Despina votará Sí en el referéndum del domingo, pero matiza que el acuerdo que desea debe ser “viable y digno”, a la par que “respetar las necesidades de los ciudadanos”.
“Este gobierno ha perdido la confianza de Europa. Quizá un gobierno nuevo la reactivaría»
“Queremos quedarnos en Europa y en el euro”. Los dos amigos Yorgos y Nil repiten el lema de la manifestación a la que acuden a pesar de la lluvia. Nil califica de “poco serias” las conversaciones que ha mantenido hasta ahora el Ejecutivo de Alexis Tsipras. “Este gobierno ha perdido la confianza de Europa. Quizá la única solución sea que un gobierno nuevo la reactive,” comenta Yorgos.
El suelo que pisaban los manifestantes, sin embargo, estaba tapizado de octavillas de Syriza pidiendo con grandes caracteres el “Oji” -”No” en griego- de cara a la consulta. Por la tarde, grupos de jóvenes afiliados al partido recorrían el centro de Atenas repartiendo pasquines con información sobre los derechos de los ciudadanos en cuanto al control de capitales. Explicaban además a los trabajadores de que bajo ningún concepto las empresas podrían escudarse en el corralito para justificar el impago de salarios -estos pueden ser depositados electrónicamente o incluso en efectivo a través de procedimientos especiales-.
“Estamos aquí en contra del acuerdo. Las medidas que nos exigen empobrecen a la gente, harán que al final desaparezcamos por completo, que no existamos ya. Van en contra de los derechos humanos.” Vangelis es uno de los miles de griegos que se manifestaron delante del Parlamento en apoyo del Gobierno de Alexis Tsipras. Todos los presentes lo tienen claro: en el referéndum del próximo domingo votarán No.
“Por lo menos el Gobierno ha negociado,” justifica Vangelis, de 31 años, empleado en el sector privado. “Los demás nos tomaron el pelo y vivieron a nuestra costa durante cinco años. También él marcará el próximo domingo la casilla superior -es decir, el No- de una papeleta que hoy se ha dado a conocer, y que reza:
“Si sale el No, verán que el pueblo griego no quiere esas medidas, y habrá un acuerdo mejor, con un paquete de desarrollo que nos permita tomar aliento. Y si no, saldremos de Europa, no nos importa,” remata Vangelis.
El lunes, Alexis Tsipras mantuvo una conversación telefónica con Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea. Según la prensa local, insistiéndole, una vez más, en que ejerciera presión para que el BCE inyectara liquidez de emergencia al Banco de Grecia y así poder levantar el corralito. Aparentemente sin éxito.
«He pasado todo el fin de semana con dos euros en la cartera, no he ido ni al supermercado”
La mayoría de los griegos permanece confiada en que los 60 euros diarios se seguirán entregando. “A quien los tenga, claro,” se escucha con frecuencia en las calles. “Yo no he sacado dinero; he pasado todo el fin de semana con dos euros en la cartera, no he ido ni al supermercado,” comenta Cristina, que se manifiesta ante el Parlamento. Esta empleada del sector privado se muestra indignada por la reacción internacional ante el anuncio del referéndum. “Todo el planeta se escandaliza porque queremos decidir democráticamente e intentan impedirnos que haganos la consulta. Todo el mundo se nos echa encima y nos intenta aterrorizar para que salga el Sí, como producto de esta presión. El Sí trae muchas más complicaciones, es mucho más difícil de gestionar,” resalta Cristina.
Yanis, Yorgos, Ilías y Fotis son jubilados y todavía no han podido cobrar su pensión. Tres son partidarios del No, sólo uno del Sí. “No es un No para salir del euro, sino un No a las medidas que van en contra del pueblo. Nos ahogan, nos pisan la garganta,” se queja Yanis.
Los supermercados reconocen tener más clientes de lo habitual, pero ningún problema de abastecimiento. “La mayoría se lleva unas pocas cosas y paga en efectivo,” explica la cajera Dora. Los clientes se paran a intercambiar los últimos rumores. Uno insiste en que ya se están imprimendo dracmas como parte de un plan de contingencia, los demás le rebaten. “Ni idea de qué haré el domingo y la mayoría de mis conocidos están igual. No sé si es buena idea que nos pidan a nosotros que decidamos,” reflexiona Dora. “Me parece que cualquiera de las dos opciones, tanto el Sí como el No, va a tener malas consecuencias.”
«Ahora la intención de la Troika asustar, no quieren el No en el referéndum», dijo Tsipras
En una entrevista televisada, Tsipras reiteraba el lunes que si el plebiscito resultaba en un rechazo a la propuesta de los acreedores, la posición negociadora del Ejecutivo heleno se volvería mucho más fuerte. “Tengo la sensación de que las instituciones están confundidas, ahora su intención es asustar, no quieren el No en el referéndum,” dijo. Por el contrario, dejó entrever que, en el caso de un Sí, debería respetar la elección de los griegos, pero no dispondría de legitimidad para implementar unas medidas que su Gobierno rechaza, lo que implicaría una eventual dimisión.
Es algo que preocupa a sus seguidores. “Lo que no debe ocurrir en ningún caso si sale el Sí es que se forme un gobierno de unidad nacional,” recalca Vahía, que había acompañado a Cristina a la protesta. “Ya los hemos tenido y son los que nos han traído a esta situación. No, muchas gracias. A quien ha elegido la gente es a Tsipras,” remacha.
Más tajante es Damianós, otro de los miles de manifestantes que se concentraban el lunes ante el Parlamento heleno para apoyar a su Gobierno. «Es la primera vez que temos a un primer ministro que lucha por nosotros. No tenemos miedo. Si tuviéramos miedo del control de capitales, con todo lo que hemos pasado en los últimos años… Ni siquiera nos damos cuenta de que hay corralito».
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