La hora de la mujer
Javier Pérez de la Cruz
“Las mujeres son el pilar del cambio social en los países árabes y por eso quieren frenarlas. Lo que estamos viendo ahora es un ataque sistemático y programado contra las mujeres de Túnez, ya que estas siempre han gozado de un estatus muy progresista en comparación con el resto del mundo árabe”.
Esta es la lectura que la profesora tunecina Awatef Ketiti, investigadora en el Instituto de Estudios de la Mujer de la Universitat de València, hace de los últimos sucesos que han alertado a las organizaciones feministas y que han vuelto a poner sobre la mesa el asunto de la igualdad de la mujer tras las revoluciones árabes.
A finales de septiembre, la Asamblea Constituyente de Túnez, elegida democráticamente en octubre de 2011 y encargada de redactar la constitución que regirá las normas del nuevo estado, se vio obligada a rectificar el borrador del artículo 28 para reconocer la “igualdad” de la mujer en el hogar familiar en vez de la “complementariedad” de sus roles. Y lo hizo por la presión popular que llevó a la calle a miles de mujeres para protestar por lo que consideraban un retroceso de su libertad puesto que la igualdad jurídica de las tunecinas está reconocida desde 1956 en la Ley del Estatuto Personal, un código legal envidiable para el resto de mujeres árabes.
No obstante, la profesora Ketiti considera que la lucha de las mujeres no se acaba aquí: “Con la Constitución no podemos bajar la guardia, no podemos estar tranquilas porque vamos a tener que pelear cada uno de los artículos. Quieren acabar con el carácter civil de la sociedad”.
«No podemos estar tranquilas porque vamos a tener que pelear cada uno de los artículos de la Constitución»
A la investigadora no le tiembla el pulso al señalar a Ennahda, el partido islamista que ganó las elecciones del año pasado y que controla los ministerios claves del Gobierno, como impulsor de una campaña en contra de las mujeres. De hecho incluso afirma que ha habido una contrarrevolución porque “no interesa que haya democracia”. No se queda ahí: Ketiti sostiene que la red internacional islamista de los Hermanos Musulmanes tiene una gran influencia en esta formación política dirigida por Rachid Ghannouchi.
“Ellos, más las potencias del golfo, es decir, Qatar y Arabia Saudí, quieren reconducir las revoluciones de los países árabes, unas revoluciones que empezaron siendo de izquierdas. Aunque no quiero caer en un discurso de oriente contra occidente porque la Unión Europea y la OTAN también apoyan esa limitación, ellos solo están interesados en las energías y el petróleo”.
La acusación de la profesora Ketiti se contesta desde el mismo corazón de la Asamblea Constituyente. Jawhara Tiss, profesora de inglés y diputada por Ennahda, rechaza que el término “complementariedad” supusiese un paso atrás en los derechos de la mujer ya que el concepto de “igualdad” se utilizaba en otros artículos de ese mismo borrador de constitución. “Con la ‘complementariedad’ lo que se hace es que los hombres tunecinos asuman sus responsabilidades dentro de la familia puesto que uno de los grandes desafíos que afrontan hoy las mujeres es el rechazo de los hombres de su rol de padre y compañero en los asuntos familiares”, matiza la diputada islamista.
Jawhara Tiss niega categóricamente que su partido esté realizando un ataque sistemático contra las mujeres. Según ella, aquellos que se niegan a aceptar que se puede ser islamista y defender la libertad de la mujer al mismo tiempo son tan radicales como los salafistas: “Ambos comparten la lectura extremadamente cerrada y rígida de los textos islámicos en cuanto a los derechos de la mujer. Por eso rechazan cualquier otra interpretación de los textos religiosos que intente conseguir la emancipación e igualdad de las mujeres y consideran cualquier intento intelectual de reconciliar el islam con la modernidad como un signo de doble discurso”, asegura.
«Quienes niegan que se puede ser islamista y defender a la mujer son tan radicales como los salafistas»
Víctima y acusada
La teoría de una campaña contra las mujeres se vio fortalecida cuando el ministerio del Interior imputó por “comportamiento inmoral” a una joven que había sido violada por tres policías. Esta tunecina de 27 años declaró que una noche volvía con su novio a casa en coche desde La Marsa, un barrio situado a las afueras de Túnez capital, cuando tres policías les obligaron a detenerse. Entonces uno de los policías se llevó a su novio y, mientras, los otros dos la violaron.
Los tres agentes no han podido evitar ser detenidos, pero sí han conseguido que su acusación contra la joven por “comportamiento inmoral” fuera admitida a trámite por el Ministerio del Interior. El caso creó una gran polémica en la sociedad tunecina, y miles de ciudadanos no tardaron en echarse a la calle para mostrar su rechazo a lo ocurrido. Incluso el presidente de la República de Túnez, el laico Moncef Marzouki, del partido Congreso por la República, antiguo defensor de los derechos humanos, pidió disculpas a la joven en nombre del Estado.
“En la policía de Túnez ha habido un cambio de valores, y eso es algo muy peligroso. De hecho, el nuevo gobierno ha contratado a más de 2.000 policías y les ha entrenado en una ideología islamista”, subraya la profesora Awatef Ketiti. Y añade: “Este caso no es aislado. De hecho, en internet hay una campaña para desvelar a esa policía de la moral, agentes que paran a mujeres que viajan en taxis por la noche, sólo para preguntarles qué es lo que hacen”.
Esta argumentación choca de nuevo con la visión de la diputada Jawhara Tiss, quien asegura que la acusación se fundamentó en una ley votada bajo el gobierno de Bourguiba, el primer presidente de Túnez, laico, que dirigió el país durante treinta años. “La ley por la que se acusa a la joven ni ha sido sugerida por Ennahda ni sus diputados la han votado. Así pues, la oposición está explotando este asunto al igual que muchos otros como un instrumento político para demonizar a Ennahda y así asustar a la gente para que no vuelva a votar por este partido”.
“En la policía de Túnez ha habido un cambio de valores, y eso es algo muy peligroso»
¿Y qué opinan las jóvenes tunecinas de a pie sobre la polémica de las libertades de la mujer? Manel Derbeli, estudiante de Ciencias de la Información, cree que el caso de la joven violada ha sido algo puntual. “Nadie puede negar lo que pasó, pero no se puede generalizar y acusar a todos los agentes por estos actos”. La joven, además, tampoco cree que la policía se haya vuelto religiosa y considera que sigue siendo independiente a cualquier tipo de ideología. “A pesar de todo, recuerda que vivimos en una sociedad conservadora con mayoría musulmana, por lo que debemos mantener la moral, creo”, remata Manel.
Su punto de vista no coincide con el de Emna Mzah, también estudiante, de derecho en este caso, aunque residente en España. El verano pasado volvió a Túnez a ver a su familia y lo que encontró fue “mucha más inseguridad; más descontrol en todos los sectores. La gente conduce a lo loco, construye sin licencias…”.
También respecto a la policía, Emna ha notado cambios: “Antes la gente tenía miedo y no decía nada por miedo a que la reprimieran. Ibas vestida como una occidental y no pasaba nada. Ahora eso ha cambiado. Recuerdo que tuve que ir a la comisaría con una amiga a poner una denuncia y los policías empezaron a silbar y a mirarnos raro, solo porque ella llevaba un vestido corto. Hay que enseñarles respeto, la policía no está educada”.
Emna ve con preocupación el futuro de su país. “Antes veías cómo se convivía en paz, también entre las distintas corrientes religiosas, como en la isla de Djerba, donde hay una importante colonia judía. Y ahora, con tanta inseguridad, da pena pensar que eso era sólo por el miedo que tenía la gente a la represión de Ben Alí”.
La profesora Awatef Ketiti también es pesimista. Ella insiste en que la influencia de los intereses internacionales, que desean el retroceso de los derechos de los ciudadanos y en especial de las mujeres, son más potentes que la fuerza que pueda ejercer la sociedad civil tunecina por sí sola. Sin embargo, Jawhara Tiss, diputada en la Asamblea Constituyente, se niega a creer en ese futuro para el país: “La revolución ha liberado al ser humano tunecino, hombres y mujeres, de la tortura de la opresión y de la dictadura”.
«Todos los debates están supeditados a si se abordan desde una perspectiva laica o religiosa»
La percepción de la situación actual, así como de los problemas, las amenazas y los retos que tienen que afrontar las mujeres, se encuentra supeditado a si se atiende desde una perspectiva más laica o más religiosa, una característica extrapolable a cualquier debate en el país. No obstante, en este sentido son todas las tunecinas, no solo las de uno u otro sector, las que se juegan su futuro y las que van a tener que pelear juntas para lograr ese objetivo común: “Mantener la dignidad y la libertad para siempre”, en palabras de la joven Manel
Elecciones en junio de 2013
La coalición que gobierna Túnez (compuesta por los laicos de Congreso por la República, los socialistas de Ettakatol y los islamistas de Ennahda, quienes la dirigen) por fin ha alcanzado un acuerdo. El 23 de junio de 2012 es la fecha elegida para las elecciones legislativas y presidenciales que tendrán que poner fin al gobierno transitorio actual, cuya legitimación electoral expira este mismo mes, en concreto el 23 de octubre, justo un año después de las elecciones constituyentes. Así pues, la actual coalición de gobierno permanecerá ocho meses más de los que en su día se consensuó que permanecería en el poder.
El nuevo sistema de gobierno será mixto, con los poderes repartidos entre el Parlamento y el presidente, a quien los ciudadanos podrán elegir directamente por sufragio universal. En caso de que sea necesario, el 7 de julio se celebraría una segunda vuelta electoral.
La carrera por las elecciones arranca con la cada vez mayor popularidad del partido Nida Tounes, liderado por Béji Caïb Essebsi, un hombre que ocupó puestos directivos durante la época de Ben Alí y que ya estuvo al frente del gobierno antes de las elecciones del año pasado.
Muchos tunecinos creen que la formación de Essebsi puede atraer a votantes descontentos con la gestión de Ennahda, que en los últimos días ha sufrido, además, la filtración de un vídeo en el que se ve a su líder, Rachid Ghannouchi, debatir con representates de asociaciones islámicas su punto de vista sobre la posibilidad de incluir referencias de la ley coránica o chari’a en la Constitución tunecina.
¿Te ha interesado este reportaje?
Puedes ayudarnos a seguir trabajando
Donación única | Quiero ser socia |