Los días más tristes de ‘Il Cavaliere’
Irene Savio
Si de un personaje normal se tratara, en estos días probablemente los diarios nacionales e internacionales hubieran titulado: «Adiós, Berlusconi». Pero nadie se atrevió. Esto, a pesar de que la atmósfera en Roma ya no es la de un país cuyo futuro depende de las andanzas de Berlusconi.
Tras dos décadas de procesos en su contra que siempre acabaron en nada –Berlusconi entró en política en 1994–, sin lugar a dudas, se trata de una situación inédita para él y para Italia. Un contexto que habla de aires de fin de reinado, aunque el rey aún muerto no esté.
Durante el mes de septiembre, Berlusconi había amenazado con hacer caer el gobierno, dirigido por el primer ministro Enrico Letta, exsocialdemócrata, y cabeza de una alianza compuesta por el Pueblo de la Libertad (PDL), la formación de Berlusconi, y su encarnizado rival, el Partido Democrático (PD). El motivo: la ley que prevé despojar al viejo político de su inmunidad parlamentaria, tras haber sido condenado en firme por fraude fiscal.
Berlusconi exigió a sus ministros que dimitiesen, pero dio marcha atrás: ya no manda
El 28 de septiembre, Berlusconi exigió a los cinco ministros del PDL en el gobierno de Letta que dimitiesen y anunció un voto de desconfianza que el miércoles 2 de octubre habría hecho caer el Ejecutivo, formado en abril pasado. Pero fue su propio partido el que se rebeló. Bastaba asistir a las frenéticas discusiones –en la televisión, en las radios, en el Parlamento– de los miembros del PDL para hacerse una idea de la confusión que reina en el panorama del partido de centro-derecha italiano.
En el último instante, Silvio Belusconi cambió de opinión y anunció su apoyo al primer ministro Enrico Letta. No tuvo otra opción: la rebelión de su propio bando era demasiado obvia, con decenas de diputados amagando con votar a favor de Letto y contra las consignas de quien hasta ahora fue el líder indiscutible.
Angelino Alfano, el actual ministro de Interior, fue el primero en presentarse en el despacho de Il Cavaliere, un día después de la rebelión. Fue una reunión breve, pero al margen de la cual, estando como están los conservadores italianos, se han multiplicado las declaraciones de aquellos que ahora temen un final poco feliz para Berlusconi: la escisión del PDL en dos bandos.
Una división del PDL de Berlusconi podría dar pie a una nueva fuerza de derechas
Ya se habla de dos bloques: los «halcones», incondicionales de Berlusconi, y las «palomas», agrupados alrededor de Alfano y decididos a seguir una política distinta, mal que le pese al viejo líder. Aunque también hay quien intenta mediar entre ambas facciones para evitar una ruptura.
«En esta fase, la unidad del PDL es nuestro objetivo primordial» , afirmaron los senadores Maurizio Gasparri y Altero Matteoli, exfieles de primera hora de Berlusconi. «En un momento de fuerte dificultad para Berlusconi, no hubo cohesión» , analizó Sandro Bondi, íntimo de Berlusconi. Beatrice Lorenzin, la ministra de Salud, desgranó la situación. «La cuestión no es adónde vamos, si no adónde queremos ir» , dijo Lorenzin, al explicar que Forza Italia –el partido político creado en 1994 y que Berlusconi resucitó hace dos semanas– no es una formación con una «clara línea política e ideológica» . Aunque también hay incondicionales que lo siguen defendiendo, claro. «Le seguimos siendo fieles» , afirmó el diputado Daniele Capezzone.
Los enemigos de Berlusconi, ellos sí, no están ocultando su satisfacción ante el caos en el bando opuesto. Muchos incluso ventilando a medio aire la posibilidad de que, si el PDL se divide, de lo que salga de ahí podría nacer una nueva fuerza política de derechas. «Con esa parte del PDL (los disidentes moderados) será más fácil colaborar de ahora en adelante» , afirmó Mario Monti, el ex primer ministro tecnócrata de Italia y cercano a ambientes de la Iglesia y de la llamada derecha social.
«No es un secreto que parte de la Iglesia y los empresarios están presionando a Alfano y a su grupo para que tengan más autonomía» , dijo una fuente cercana a los obispos italianos. Según un documento no oficial que ha circulado en ambientes parlamentarios, son al menos 20 los parlamentarios del PDL y los representantes de las administraciones autonómicas que ya están pensando en decirle adiós a Berlusconi para crear otra formación, ajena al PDL y al Partido Democrático, y cuyo líder podría ser precisamente Alfano.
Así y todo, la estrategia de Berlusconi está siendo la de ganar tiempo, como ya hizo en otras ocasiones. Y minimizar el conflicto interno, aunque es una duda hasta cuando podrá continuar así. «No hay nada de esta cosa que veo en las agencias y periódicos. Creo que son solo observaciones interesadas. Yo veo solo un partido unido con algún debate interno. Y suerte de ello, porque antes nos decían que el PDL era de plástico porque solo opinaba Berlusconi», dijo.
Pero, más allá de todo, lo cierto es que no son días felices para Il Cavaliere. Tanto que el viernes incluso hizo saber que, en lugar del arresto domiciliario, prefiere las labores sociales para cumplir su condena por fraude fiscal, ratificada en agosto pasado por el Tribunal Supremo de Italia.
«No se ha hecho justicia», escribió Berlusconi en twitter
La decisión fue comunicada a la Fiscalía de Milán mediante los abogados del político, aunque aún se desconoce en cuales organismos el político cumplirá con su castigo. Podrían ser labores sociales de todo tipo: desde ayudar en la limpieza de las calles, trabajar en supermercados y organizaciones humanitarias, prestar asistencia a ancianos, o borrar pintadas de los muros callejeros. De ahí que han sido muchas las oenegés que se han propuesto como destino de Berlusconi, entre otras, la asociación de radicales «Nadie toque a Caín» y algunas de cariz religioso, como Exodus, administrada por el sacerdote Don Mazzi, o Ceis.
Pero los problemas de Berlusconi son otros, claro. Entre otras razones, porque está a un tiro de piedra de perder su escaño en el Senado. El 4 de octubre, tras cinco horas de debates, la comisión de inmunidades y elecciones de ese hemiciclo recomendó ya su expulsión. Y a pesar de que ese veredicto no es vinculante, pues lo tendrá que ratificar el plenario del Senado, lo seguro es que Berlusconi ya tiene un pie fuera del Parlamento italiano.
Berlusconi ya tiene un pie fuera del Parlamento italiano
Pues, en las circunstancias más favorables para él, esta es la enésima bofetada que recibe por parte de la clase política de su país; en las peores, si finalmente es expulsado por el Senado –una posibilidad concreta ya que en ese hemiciclo no cuenta con la mayoría–, queda muy cerca de ser alejado de la vida política italiana, al menos de forma oficial y pública.
De ahí, claro, que Berlusconi y sus abogados pusiesen el grito en el cielo. ·[La comisión] no es un organismo imparcial», dijeron los letrados Niccolò Ghedini, Piero Longo y Franco Coppi, que incluso se negaron a presentarse ante ese organismo. «No se ha hecho justicia», escribió el propio Berlusconi en Twitter tras conocerse el veredicto, mientras Ulisse di Giacomo, paradójicamente también del PDL, manifestaba su alegría, ya que le tocaría a él sustituir al político en el Senado.
Más allá del folclore, Italia también es un laboratorio político, donde todo puede pasar y todo puede sorprender. Lo demostró el fenómeno de Beppe Grillo, el cómico reconvertido en político y adulador de masas, que se convirtió en menos de dos años en el líder de la tercera fuerza más votada del país. Y lo está demostrando Letta, quien se creía iba a durar poco como primer ministro de este país, estando a cargo de esa amalgama que es la actual coalición de conservadores y progresistas. Pero no ha sido así. De momento, Letta ha ganado. Y Berlusconi ha perdido.