Entrevista

Kemal Kiliçdaroglu

«Han puesto una democracia solo para sus colegas»

Ilya U. Topper
Ilya U. Topper
· 11 minutos
Kemal Kiliçdaroglu (Julio 2017) | © Ilya U. Topper / Efe
Kemal Kiliçdaroglu (Julio 2017) | © Ilya U. Topper / Efe

Dilovasi (Kocaeli) | Julio 2017

 

Lo han empezado a llamar «Gandhi». Porque parece incapaz de enfadarse, por las gafas redonditas que lleva siempre y, sobre todo, ahora por la larga marcha que está a punto de terminar: 450 kilómetros a pie, desde Ankara a Estambul. Kemal Kiliçdaroglu, líder de la oposición de Turquía, con toda su fama de burócrata honrado pero gris a cuestas, se ha convertido en una especie de héroe del pueblo.

Kemal Kiliçdaroglu (provincia de Tunceli, Anatolia central, 1948), es desde 2010 el dirigente del Partido Republicano del Pueblo (CHP), el histórico partido socialdemócrata de Turquía, segundo en el Parlamento, con un apoyo siempre alrededor del 28 % de los votos en los últimos años. Y casi equidistante entre el ultranacionalista MHP y el izquierdista HDP, los enemigos jurados del hemiciclo. Durante la marcha por la autovía que conecta Ankara con Estambul, muchos conductores hacen por la ventana la señal de los Lobos Grises, la antigua milicia derechista. Lo entienden como un gesto de respaldo a Kiliçdaroglu y el órdago que ha lanzado contra el presidente, Recep Tayyip Erdogan. Pero en la misma marcha hay también mujeres mayores con el inconfundible pañuelo kurdo que llevan las activistas del HDP.

«Si hace un mes me hubieran dicho que iba a caminar 450 kilómetros de Ankara a Estambul, no me lo habría creído»

Lo que no hay son banderas, salvo la turca, ni pancartas, salvo la palabra Adalet (Justicia). Kiliçdaroglu no ha querido lanzar una marcha partidista, sino en nombre de todos los sectores que se sienten oprimidos. Aunque el motivo fue la condena a 25 años de cárcel de Enis Berberoglu, un diputado del CHP sentenciado por entregar al diario Cumhuriyet videos filtrados por la policía en 2014, que documentaban el envío de armas a Siria, en camiones vigilados por los servicios secretos turcos. El parlamentario cumple condena en la prisión de Maltepe, un barrio en el lado asiático de Estambul. Es el destino final de la caminata de 24 días, que el domingo termina con un multitudinario mitin en la misma zona costera. Tres días antes, durante un descanso en el camino, Kiliçdaroglu ofrece una entrevista.

Ya faltan pocos días para Estambul. ¿Significará la reunión final un gran cambio en la política en Turquía?

Tengo la esperanza de que cambiaremos la política. Fortaleceremos la democracia. Fortaleceremos la Justicia. No quedarán personas [inocentes] en la cárcel. Esto es nuestro deseo. Cuánto de esto podemos hacer realidad lo dirá el tiempo.

¿Cuánta gente participa ahora en la marcha?

Vienen ahora unos diez mil, veinte mil personas durante el día. Hacer una marcha así de 24 días es un milagro. Cuando empezamos era despacito; no pensábamos que iba a haber tanta gente. Esta multitud necesita desde luego cierta atención. Algunos se distribuyen en hoteles, otros, si tienen la casa cerca, se van a casa. Pero al final completaremos los 450 kilómetros. Ahora faltan aún unos 40-50 kilómetros.

¿Ha sido muy duro para usted? No es deportista.

No soy deportista. Si al principio… Si hace un mes alguien me hubiera dicho que iba a caminar 450 kilómetros de Ankara a Estambul, no me lo habría creído. Pero ahora he completado gran parte. Porque hay una decisión, hay una convicción. Si trabajas para tu país, si quieres justicia para 80 millones, si quieres democracia, quieres la igualdad de mujeres y hombres, quieres prensa libre, quieres un país en el que se hable en las universidades, quieres que no haya periodistas en la cárcel, quieres que las autoridades políticas no se metan en la Justicia… pues con este arrojo se caminan 450 kilómetros.

¿Hubo provocaciones, peligros, amenazas en la marcha o transcurre todo tranquila?

«Al proclamar el estado de emergencia, el Parlamento dio un golpe civil y el actor principal de este golpe es Erdogan»

Al principio, al salir de Ankara, hubo varias provocaciones, pero nosotros las resolvimos como manifestantes pacíficos. Nos decían algunos insultos, palabras fuertes, pero no nos cambiaron la idea de hacer una marcha pacífica, todo lo contrario. En este proceso puede haber ataques, sobre todo de parte del Dáesh, ha habido noticias y rumores sobre esto, y el Gobierno, las fuerzas de seguridad, han tomado las medidas necesarias. Pero esto no nos afectará para nada.

En los último años, el CHP ha realizado un trabajo político en el Parlamento pero no en la calle, no en forma de protestas o marchas. ¿Hay una nueva dinámica?

Eso es cierto. La mayor parte de la labor de oposición la hacíamos en el Parlamento. Solo en las elecciones hacíamos mítines. Pero ahora hemos salido a la calle, luchamos, intentamos encontrar un amplio apoyo. En el camino de Ankara a Estambul, hay muchos pueblos, la mayoría ha votado al Gobierno, pero también en estos lugares hemos encontrado a muchos ciudadanos que nos han mostrado simpatía.

La decisión de marchar la tomó de un momento a otro ¿no? No lo planificó mucho…

En Turquía había una atmósfera muy bonita tras el golpe del 15 de julio. Todo el mundo defendía la democracia. Nosotros también. Pero el 20 de julio pasó una cosa: se proclamó el estado de emergencia, y esa decisión salió del Parlamento: le entregó al Gobierno poderes extraordinarios, proclamando el estado de emergencia. Nosotros estábamos en contra. Al proclamar el estado de emergencia, el Parlamento dio un golpe civil y el actor principal de este golpe civil es Erdogan. Ahora puede dirigir Turquía como le da la gana. Controla la Judicatura, controla la legislación, acalla las universidades, envía a la cárcel a diputados y periodistas. Y nosotros marchamos contra este golpe civil.

En pocos días se celebra el aniversario de ese golpe. ¿También lo celebrarán ustedes como CHP, o se mantendrán al margen?

Hay dos 15 de Julio. Uno es el del pueblo y el otro es el del Palacio. El 15 de julio, el pueblo, junto al Parlamento, impidió el golpe. Pero el Palacio, aprovechando el golpe del 15 de julio, hizo otro golpe el 20 de julio. Nosotros por supuestos celebraremos el 15 de julio. Por supuesto conmemoraremos a las personas que perdieron la vida en el golpe. Ellos defendieron la democracia, defendieron el poder del Parlamento, defendieron la Justicia, les daremos todo tipo de apoyo. Pero resistiremos a los dirigentes que aprovecharon el 15 de julio para llevar a cabo otro golpe, un golpe civil, para sus propios fines.

El año pasado salió usted con el presidente Erdogan en el mismo encuentro en Yenikapi. Un año más tarde ¿sigue pensando que era una buena idea?

«El Palacio, aprovechando el golpe del 15 de julio, hizo otro golpe el 20 de julio.»

Los principios bajo los que participé en Yenikapi eran: Sí, defendemos la democracia. Y en el discurso expliqué en 12 puntos por qué Turquía no debe volver a enfrentarse a un golpe: hablé de la independencia de la Judicatura, del Parlamento, del sistema parlamentario democrático, de la libertad de prensa, de la libertad de las universidades, del sistema educativo, de la lucha contra el terrorismo, del Estado… y Erdogan vino y lo celebró. Solo que el 20 de julio salió un cuadro completamente contrario. Hoy no hay independencia judicial. No hay libertad de prensa. A los parlamentarios se les destituye… Nos han quitado en gran medida la democracia. Han puesto una democracia de colegueo. Y la Judicatura ha pasado bajo control del Gobierno.

¿Esperan ustedes algo de la Unión Europea?

Somos un país que es parte de la Unión Europea, eso se acordó en 1963. Pero según este acuerdo había que avanzar. Y estamos yendo a peor. La democracia está perdiendo fuerza, la Judicatura ha perdido su independencia, en las Universidades hay una enorme presión, se despide a los profesores universitarios…

Un manifestante me dijo que esperaba de Europa una mayor reacción contra las injusticias. ¿Cree que las autoridades europeas tienen opción de hacer algo más?

En el mundo civilizado no hay nada más natural que protestar contra la autocracia. Porque si en un país ocurren violaciones de derechos humanos, no son solo problema del país sino de todo el mundo. Si ocurren en otro país cualquiera, nosotros, como Turquía, protestamos. Y si ocurren violaciones de derechos humanos en Turquía, si las personas no pueden buscar justicia, no pueden abrir un juicio, es un problema del mundo civilizado, y reaccionar contra esto es totalmente natural.

¿Pero podrían los gobiernos europeos hacer algo más de lo que hacen? Salen a hablar, sí, pero podrían tomar otras medidas?

«El problema más básico: los decretos con los que se ha puesto fin al Estado de derecho»

¿Qué podrían hacer? Turquía ha solicitado formar parte de la Unión Europea como miembro pleno; si lo integrasen, tendría que aceptar los estándares europeos. Y hay que llegar cuanto antes a estos estándares. A Turquía se la ha prometido esto, hay una promesa respecto a una agenda clara, y esa promesa hay que cumplirla. Eso es lo que esperamos.

¿Qué le parecen las reacciones de los dirigentes o políticos europeos respecto a esta marcha?

Esta marcha ha suscitado un gran número de reacciones tanto en Turquía como en el extranjero. Estamos contentos con esto. A Turquía se le sigue especialmente en Europa, en el mundo civilizado, nos tienen cerca. Las violaciones de derechos humanos que se viven, los diputados en prisión, los periodistas en prisión, los dos jóvenes profesores que han sido arrojados a la cárcel por hacer una huelga de hambre… a todos ellos se les escucha. Y el problema más básico: los decretos con los que se ha puesto fin al Estado de derecho, al no permitirse que quienes hayan sido despedidos de la función pública puedan abrir un juicio. Eso obstaculiza el trabajo de la Justicia.

Ha habido también reacciones y críticas muy duras por el respaldo del HDP a la marcha.

Los que están en el Palacio, los que se sitúan en el bando del Gobierno, quieren criminalizar esta marcha. Que al bando del Gobierno le preocupe, en el fondo nos encanta, porque significa que estamos alcanzando a gente. Nuestra marcha los inquieta, pero eso no lo dicen. «En nuestro país hay justicia, ¿por qué marcháis, hermanos?», eso no lo dicen. Porque ellos también saben que hay injusticia. Saben que no hay derechos. Saben que a mucha gente inocente la han echado de la función pública y no pueden volver a encontrar trabajo. Lo saben, lo ven. Sus propias bases están preocupadas.

Después de la marcha y el mitin ¿habrá nuevos planes en la agenda?

«En el bando del Gobierno también saben que hay injusticias; sus propias bases están preocupadas»

¡Claro que los habrá! Nosotros hacemos la mayor parte de la labor de oposición en el Parlamento. Pero no es suficiente, porque ahora también en el Parlamento toman medidas para acallar nuestra voz. Cambiarán las normas parlamentarias. Nos darán menos tiempo para hablar. Y hay que recordar que en el referéndum para modificar la Constitución, unas elecciones extremamente importantes, el Alto Consejo Electoral ha decretado un resultado en una decisión que vulnera abiertamente las leyes. Esto lo hemos llevado al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

¿Y el futuro a largo plazo? El AKP tiene un apoyo electoral del 45 por ciento de los votos. Para desbancarlo, ustedes tendrían que llegar a un acuerdo a la vez con el MHP y el HDP. ¿Difícil?

Durante el referéndum para reformar la Constitución, el HDP y una parte de los nacionalistas han votado No. En el asunto de la democracia, si podemos desarrollar un lenguaje compartido para democratizar Turquía, podremos juntar a las personas y compartir nuestras ideas. De esto estoy convencido.

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