Reportaje

Los kurdos se unen por Kirkuk

Karlos Zurutuza
Karlos Zurutuza
· 10 minutos
Guerrilleras del PKK en Kirkuk (Nov 2014) | ©  Karlos Zurutuza
Guerrilleras del PKK en Kirkuk (2014) | © Karlos Zurutuza

Kirkuk | Octubre 2014

Aparecieron de un día para otro sobre el horizonte el pasado junio, y siguen siendo claramente visibles desde la carretera que lleva a Bagdad. Hoy, las banderas negras del Estado Islámico (ISIL) delimitan sus lindes en este punto, a 200 km al norte de la capital iraquí. “No hay más dios que Dios, y Mahoma es su profeta”; esa es la letanía, en letras blancas sobre fondo negro, que se repite insistentemente a lo largo de todo el trayecto hacia el sur.

En el lado kurdo de esta frontera en construcción, las excavadoras trabajan sin descanso en Matara, una pequeña localidad a 35 kilómetros al sur de Kirkuk. Cavan las trincheras y levantan los muros de tierra de las posiciones que hoy defiende un improbable contingente formado por peshmergas del Ejército kurdo de Iraq y combatientes del PKK. Lucharon entre ellos en el pasado pero un poderoso enemigo les ha hecho dejar a un lado sus diferencias.

“Cuando vimos que el ‘Daesh’ (acrónimo árabe del Estado Islámico) estaba a las puertas de Kirkuk pensamos que nuestra presencia era necesaria”, relata heval (“camarada”, en kurdo) Agid, comandante de las unidades del PKK en Matara. “La situación era tan grave que la gente aquí también nos pidió que viniéramos”, añade el guerrillero desde un pequeño edificio sin terminar, y que hoy sirve de improvisado cuartel general para sus unidades.

Los y las combatientes del PKK cuentan con amplia experiencia en combate y adiestran a los ‘peshmerga’

Situada a 230 km al norte de la capital iraquí, Kirkuk hunde sus cimientos sobre una de las mayores reservas de petróleo de Oriente Medio. Mientras árabes y kurdos discutían ad eternam sobre quien había de hacerse con el control de la ciudad durante la última década, un nuevo actor apareció en escena. Hoy, Kirkuk ya no es sólo el tema más espinoso en las ya complicadas relaciones entre Bagdad y Erbil. Tras la fulgurante caída de Mosul a principios del pasado junio, puede ser la última etapa en el avance yihadista hacia Bagdad.

Se estima en 30.000 el número de combatientes del Estado Islámico. Están altamente motivados y cuentan con armamento moderno robado tanto al Ejército iraquí (armado por EE UU) como al sirio.

Para contener su avance en esta zona, Agid dirige un contingente cuyo número oscila entre 100 y 300, “en función de las necesidades”. Estas últimas parecen ser más imperiosas a medida que cae el sol.

“Durante el día podemos estar relativamente tranquilos pero por la noche se reanudan los bombardeos sobre nuestras posiciones y los intentos de atravesar nuestras líneas”, explica Agid, que ha pasado 18 de sus 40 años en la guerrilla. Agid recuerda que sus hombres y mujeres cuentan con “amplia experiencia en combate”, mientras que los peshmerga no han vivido una guerra desde antes de la invasión de Iraq en 2003.

El PKK ya demostró su capacidad en Sinyar tras derrotar al ISIL y establecer un corredor humanitario para los yezidíes

“Además de combatir contra los terroristas, una de nuestras funciones aquí es transmitir seguridad, tanto a los peshmerga que carecen de experiencia en combate, como a la población local”, asegura Agid. “Nuestro mensaje hacia ellos es que estamos aquí para defenderles, pero también para ayudarles a defenderse. Adiestramos en el manejo de armas a todo el que quiera, así como a protegerse en caso de bombardeo, a identificar explosivos…”

Con las milicias chiíes que también abundan en la zona, Agid apenas tiene contacto. “Cada uno defiende su posición sin interferir en la de los demás. No tenemos ningún tipo de coordinación, ni con ellos ni con Bagdad”, explica. “Evidentemente, no compartimos en absoluto ni el ideario político ni el religioso de las milicias pero también luchan contra el ISIL. Todo aquel que se muestre dispuesto a hacerlo es bienvenido porque, al menos hoy, tenemos un enemigo común”.

El PKK ya había demostrado su capacidad militar en el Kurdistán iraquí tras derrotar al ISIL en el distrito de Mahmur y establecer un corredor humanitario que salvó la vida de miles de yezidíes en Sinyar. Si bien la mayor parte de sus efectivos proceden de Turquía, no es el caso de heval Mardin. Este hombre de 32 años no quiere precisar su localidad de origen pero asegura que está en “Bashur” (“sur” en kurdo, término utilizado para designar al Kurdistán iraquí). La opción más lógica sería haberse enrolado en el Ejército kurdo. Desde su posición en la primera línea de trincheras, explica sus razones para no hacerlo:

“En el PKK no luchamos por dinero sino por un ideal de justicia para todo nuestro pueblo”, explica este guerrillero. Asegura haber recibido entrenamiento en el macizo del Qandil, el bastión del PKK, justo en el lugar donde se tocan las fronteras de Iraq, Irán y Turquía.

Beritan monta guardia a escasos 50 metros. Al igual que Abdullah Öcalan, el líder encarcelado del PKK, esta joven de 23 años es natural de Urfa (Kurdistán turco). Dice que se unió al movimiento a los 18 años, y que recibió entrenamiento militar y “clases de ideología” en Qandil. De allí pasaría a la primera línea de combate contra las fuerzas de seguridad turcas en Amanos, en la costa del mar Egeo, hasta replegarse nuevamente a Qandil, tras el anuncio del alto el fuego unilateral decretado por Öcalan en la primavera de 2013.

“Hoy estamos aquí pero en cualquier momento podemos recibir órdenes de volver a luchar a Turquía”, asegura tajante la joven. Las declaraciones de Öcalan el mes pasado, supeditando el alto el fuego al futuro de Kobani, abre la posibilidad a que los combatientes kurdos desplegados hoy en Kirkuk vuelvan a ser movilizados en cualquier momento.

«Ofrecemos entrenamiento a todos aquellos lugareños que se acercan a nosotros para aprender a manejar un arma»

Hasta que llegue el día, seguirán sujetos a la estricta rutina militar que describe Media, una combatiente llegada desde Diyarbakir:

“Nos levantamos a las cinco de la mañana. El desayuno es a las seis y, a partir de ahí, el resto del día depende de las rotaciones en el frente. Cuando no guardamos nuestra posición en la trinchera recibimos entrenamiento, y también se lo ofrecemos a todos aquellos lugareños que se acercan a nosotros para aprender a manejar un arma”, explica esta combatiente de 22 años que dice contar ya con cuatro años de experiencia.

La conversación es interrumpida con la llegada de Ahmed Fakardin, Comandante de Brigada de la Policía de Fronteras iraquí. Este kurdo de Suleimanía (Kurdistán iraquí) confirma que los peshmerga, la Guardia de Fronteras y el PKK trabajan “en estrecha colaboración”. “Los guerrilleros del PKK hacen que las cosas resulten más fáciles” asegura Fakardin. En cualquier caso, añade, la necesidad de armamento y ataques aéreos sigue siendo enorme.

“Si el enemigo intenta acercarse en la oscuridad, pisará las botellas de agua vacías y  se delatará por el ruido”

Tras inspeccionar la posición, el oficial se muestra sorprendido por la gran cantidad de botellas de agua vacías en el fondo de una de las zanjas. Heval Dersim, combatiente del PKK, se encarga de despejar la incógnita: “Si el enemigo intenta acercarse hasta aquí en la oscuridad las acabará pisando y será mas fácil detectar su presencia por el ruido”, aclara este guerrillero recién incorporado al casi siempre complicado turno de noche.

Si bien la sintonía entre kurdos del norte y del sur resulta evidente, Jabat Ali, comandante de Policía de Kirkuk tacha la actual coyuntura de “demasiado frágil”. “En Kirkuk hablamos de una red de trincheras de en torno a los 200 kilómetros pero en algunas zonas los terroristas se encuentran a tan sólo tres de refinerías y plantas eléctricas”, apunta el oficial desde su despacho al norte de Kirkuk.

“Durante los últimos años he insistido en que la única forma de protegernos era construir un muro, pero puede que ya sea demasiado tarde. En este momento, la más pequeña brecha en la línea de defensa puede provocar el caos”, acota Ali Ahmed, sin ocultar una sensación de incertidumbre cada vez más extendida a su alrededor.

“Esta es la primera trinchera frente a una amenaza global”

Heval Agid | Comandante del PKK en Kirkuk

'Heval' Agid, comandante del PKK en Kirkuk (2014) | ©  Karlos Zurutuza
‘Heval’ Agid, comandante del PKK en Kirkuk (2014) | © Karlos Zurutuza

El comandante de las unidades del PKK desplegadas en Kirkuk esboza el futuro de los kurdos en toda le región.

¿Por qué se desplegaron ustedes aquí, tan al sur?

Kirkuk es un símbolo para todos los kurdos como ocurre actualmente con Kobani (la ciudad siria asediada por el ISIL adónde se ha trasladado un grupo de peshmerga que respalda a las milicias locales).

¿Y cómo está Kobani ahora?

Nuestros efectivos están combatiendo hasta la última gota de sangre pero necesitaremos más ataques aéreos y más armas para expulsar a los yihadistas. Agradecemos a Washington su ayuda, pero también le recordamos que ayudarnos a nosotros es ayudarse a uno mismo.

¿Es el principal frente abierto?

La batalla de Kobani ha trascendido a la prensa de todo el mundo, pero quiero añadir que nuestras tropas están atrapadas en Sinyar, y el corredor para trasladar la ayuda humanitaria a los yezidíes está ahora bajo control del ISIL. De no actuar inmediatamente, podemos estar a las puertas de una nueva masacre.

Abdullah Öcalan ha advertido a Ankara de que el futuro del alto el fuego unilateral que mantienen desde la primavera de 2013 depende de lo que ocurre en Kobani.

El mensaje de Apo (apodo del líder encarcelado del PKK) hasta ahora ha sido claro: si los kurdos perdemos Kobani, entonces Turquía perderá Bakur (‘Kurdistán Norte’). En las manifestaciones del pasado octubre, los kurdos del norte han vuelto a demostrar que no sólo luchan en las montañas sino que también lo hacen en la calle. La cohesión entre nosotros y la capacidad de movilización crece de forma inexorable pero Ankara sigue sin entender que los kurdos de hoy nada tienen que ver con los de hace 20 o 30 años.

¿Un mensaje para Europa?

Esta no es más que la primera trinchera frente una amenaza global por lo que invitamos a todos, en Europa y el resto del mundo, a unirse a nuestra lucha contra el ISIL.