Cuando los políticos tapan el sol
Nico Lupo
Beirut | Mayo 2014
Una densa capa de polvo cubre los paneles solares en el tejado del centro comercial ABC Achrafieh, situado en el barrio homónimo en el centro de Beirut. La tormenta de abril que ha dejado los coches ocultas bajo una costra marrón no ha dejado de afectar a los 1.407 placas del edificio, instaladas por la empresa EcoSys en marzo pasado,
„Nunca he visto las placas tan sucias. Creo que esto reduce la eficiencia en un 30 por ciento“, estima Elie Maalouf, técnico de EcoSys. El conjunto, el mayor sistema fotovoltaico del país, debería producir hasta 450 kilovatios y cubrir parte de las necesidades del enorme centro comercial. El volumen equivale a las necesidad de 200 hogares.
Las placas son una inversión razonable para reducir la factura mensual de ABC Achrafieh, que no sólo paga la electricidad que recibe de la empresa Electricité du Liban (EDL) sino que también debe arrancar muy a menudo los generadores de diésel, al menos durante tres horas diarias, para impedir que los cortes de luz habituales afecten al negocio. Un problema persistente y costoso que el sol puede resolver. O podría, si no fuera por los políticos…
Los embalses, casi las únicas renovables, no superan el 8,7 por ciento de la energía total generada
Líbano tiene un enorme problema de suministro energético. La empresa EDL provee teóricamente 2.400 megavatios pero debido a las limitaciones técnicas, el verdadero volumen „alcanza como mucho los 1.800 megavatios“, asegura Hassan Harajli, gerente de proyectos del programa CEDRO, una institución dependiente del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), cuya meta es introducir las energías renovables en Líbano. „Durante las temporadas pico, la demana extra que el EDL no consigue cubrir llega hasta los 1.500 megavatios“, indica Harajli.
El déficit energético no hace más que aumentar. Entre 2001 y 2011, el consumo de electricidad en el país se incrementó un 50 por ciento, y según vaticina el Banco Mundial, seguirá creciendo un 4 o 5 por ciento anual. Pero el Estado no hace nada para mejorar la capacidad productiva de las instalaciones termales e hidráulicas que alimentan la red de EDL. Existen siete plantas termales, que consumen combustibles fósiles, y cinco presas en distintos ríos. Los embalses representan la mayor parte de las renovables del país, pero en 2012 no superaban el 8,7 por ciento de la energía total generada. Ni las presas ni las plantas termales – algunas datan de la década de 1930 – han experimentado una revisión a gran escala desde 1967.
En este contexto de demanda creciente, las energías renovables tienen un hueco modesto pero relevante, tanto en hogares como en instituciones públicas o edificios comerciales. En la Conferencia de Copenhague en 2009, Líbano se comprometió a reducir su consumo de combustibles fósiles para cubrir, en 2020, un 12 por ciento de su consumo total a través de energía eólica, solar, hidráulica o de biomasa. Algo que aún parece muy lejano, pero que no debería ser inalcanzable, si Dinamarca ya cubre un 39 por ciento de su consumo con energía eólica, y España un 21 por ciento.
Ya hay 77 empresas inscritas en el sector solar y producirán este año 30 megavatios
En Líbano, la energía solar parece mejor situada para hacerse con el nicho. „Hace siete u ocho años, había unas pocas empresas pero el mercado está creciendo“, dice Ramzi Abou Said, presidente de Lebanese Solar Energy Society y director de la empresa Asaco. En la lista del Lebanese Center for Energy Conservation (LCEC), una organización vinculada al Ministerio de Energía y Aguas, hay 77 empresas inscritas en el sector de placas solares y a finales del año en curso, la energia solar producida debería alcanzar los 30 megavatios, suficiente para 15.000 hogares.
„Cuando lanzamos la compañía EcoSys en 2008 era justo el momento“, recuerda Elie Maalouf. „La empresa matriz invirtió en nosotros para tener un trozo del pastel; ahora el 90 por ciento de sus inversiones son en paneles solares. El número creciente de empresas en Líbano aumenta la competencia, porque el mercado es pequeño“. Esta competividad, el desarrollo tecnológico y la reducción de los costes de material „a una tercera o cuarta parte desde 2008“, ofrecen mejores condiciones a los clientes.
La mayoría de los usuarios se deciden por las placas solares por los frecuentes cortes de luz y el alto coste de los generadores. Estos cortes son una realidad cotidiana: más de la mitad de los hogares experimenta interrupciones de entre nueve y doce horas, y el 70 por ciento dispone de generadores. Según una encuesta, más de la mitad de los hogares que compraron placas solares lo hicieron precisamente para emplezar estos aparatos de diésel. Aparatos que generan casi un tercio de la energía consumida en Líbano, acorde a un estudio del Banco Mundial, y que cuestan al usuario una media de 74 dólares al mes, una suma netamente superior a la factura mensual de la EDL, cuya media se sitúa en los 43 dólares.
Funciona el boca a boca. Quien instala un sistema de placas solares suele recomendarlo a sus vecinos y hace crecer la demanda. Un 13 por ciento de los hogares, muchos de ellos en zonas rurales, ya utiliza sistemas de calentadores de agua solares, que utilizan el sol para producir agua caliente, pero no producen electricidad. Un estudio del PNUD de 2011 mostró que un 86 por ciento de los usuarios de estos sistemas estarían dispuestos a pagar más de mil dólares para instalar también placas solares; una proporción que cae al 26 por ciento de quienes no los tienen.
Un 13 por ciento de los hogares, muchos rurales, ya utiliza sistemas de calentadores de agua solares
¿Cuánto ahorra un sistema solar de calentar agua? Cuatro expertos investigaron un hogar de cinco personas en Maryaiun, en el sur de Líbano. En el primer año de la instalación del sistema, averiguaron, la familia se ahorraba unos 105 dólares, un 39 por ciento de la factura anual, y su demanda de electricidad externa cayó un 42 por ciento. Concluyeron que se puede ahorrar hasta 415 dólares al año, de lo que la mitad beneficiaría, en realidad, al Estado, porque las facturas de la EDL tienen una importante subvención pública.
Si se llegasen a instalar unos 290.000 sistemas de agua caliente en este país de poco más de tres millones de habitantes, se podría apagar una planta térmica de 100 megavatios, asevera el estudio. Mejor dicho, se podría canalizar esa electricidad hacia la demanda no cubierta en los momentos pico, aunque sólo cubriría un 6,6 por ciento de ese déficit. Pero ya es algo, dado que los sistemas mencionados ni siquiera producen electricidad, sólo calientan agua.
Para invertir en placas solares hace falta paciencia. „El sistema empezará a ser rentable dentro de cuatro años y medio“, calcula Maalouf, sentado en el café de Achrafieh justo bajo el techo que alberga los paneles. El centro comercial se ahorrará unos 120.000 dólares al año. No se ha beneficiado de ninguna ayuda pública de las que promueven la inversión en el sector.
Desde 2011, los dueños de placas solares o eólicas pueden vender su electricidad a la red pública
Porque ayudas hay. En diciembre de 2011, el Gobierno lanzó un programa que ya existe en otros países y que permite al usuario que tenga instalado un sistema solar o eólico puede vender su electricidad a la red pública en los momentos en los que su producción supera su propia demanda. Para ello basta con instalar un medidor que calcula la cantidad ingresada y deducir el importe correspondiente de la próxima factura del EDL.
„La gente está encantada con estos medidores en casa porque no sólo pueden producir su propia energía sino encima reducir la factura que la EDL manda cada dos meses“, dice Rani Achkar, un ingeniero de LCEC, cuyas oficinas se ubican en el Ministerio de Energía y Agua.
Este organismo público también ofrece programas de créditos blandos, canalizados a través del Banque du Liban y respaldados por el Gobierno, el PNUD y la UE. Todo proyecto nuevo – sea un edificio, una construcción comercial o pública – que instale sistemas de energía renovable o mejora la eficiencia energética acorde a los estándares globales puede solicitarlos. Hasta ahora, el LCEC ha otorgado 275 créditos, tras revisar cuidadosamente cada caso, con un interés alrededor del 1 por ciento y con plazos de hasta 14 años.
En los países desarrollados, las energías renovables suelen ser más caras que las convencionales, aunque los precios se van acercando. Pero Líbano tiene ya de entrada uno de los costes más alto para energía convencional: unos 0,22 dólares por kilovatio/hora. Esto se debe a la „mala gestión“ de en el sector y la falta de „reformas adecuadas“, asegura Abou Said, presidente de Lebanese Solar Energy Society hasta 2016.
Pero el ciudadano paga menos de la mitad de este coste de forma directa, dado que el Estado subvenciona más del 50 por ciento de la factura eléctrica. El año pasado, el presupuesto asignó 2.000 millones de dólares, un 4,5 por ciento del producto interior bruto del país, para cubrir el déficit de EDL. Pero con una deuda pública que desde la década pasada crece unos 4.000 millones de dólares al año, esto es algo totalmente insostenible.
Líbano subvenciona su factura eléctrica con 2.000 millones de dólares al año, un 4,5% del PIB
Suprimir los subsidios de repente duplicaría los precios y tendría graves consencuencias para muchas familias pobres, pero tampoco se implantan reformas estructurales. El problema, repiten todos los expertos entrevistados, no es técnico sino político.
La ley 462, firmada en 2002 pero todavíano implementada, debería haber reformado el sector energético y abrirlo al sector privado para que éste pueda producir energía y venderla a la red nacional. Así se habrían impulsado plantas eólicas y se habrían podido mejorar las instalaciones qe ya existen. De momento, en cambio, sólo unos decretos gubernmentales temporales pueden permitir la venta de energía privada. „Estas medidas no ofrecen estabilidad y no son una solución a largo plazo“, critica Harajli.
Mientras que los partidos políticos aún discuten la elección de un nuevo presidente, que podría convocar elecciones legislativas y desbloquear la vida política del país, ya hay algunas iniciativas que intentan superar las barreras. Desde el tejado del Ministerio de Energía, Achkar señala un bloque de paneles solares, a pocos metros de distancia, a los que los obreros dan los últimos toques. Una nueva planta solar se acaba de construir sobre el río de Beirut, en el barrio de Burj Hammadi.
Será el primer proyecto a escala comercial que se conectará a la red, prevista para entrar a funcionar a finales de mayo. Generará 1,08 megavatios, suficiente para alimentar 500 hogares. „No sólo es importante por la cantidad de energía que producirá sino también por su impacto visual que crea conciencia y fuerza a la gente a hablar del asunto“, cree Achkar.
«La educación es importante: pronto la próxima generación tomará las decisiones políticas“
La sensibilización juega un rol fundamental. „La educación en la escuela es importante, porque dentro de un par de décadas, la próxima generación tomará las decisiones políticas“, dice Richard Bampfylde, un profesor de colegio especializado en cambio climático y desarrollo sostenible. Su escuela se mudó hace dos años a un nuevo edificio con mejor eficiencia energética, para cuya construcción recibió un crédito blando de 10 millones de dólares del Banco Central. „Para los chavales no sólo es importante vivir en un ambiente donde las energías renovables y la eficiencia sean algo más que conceptos abstractos, sino que también tienen necesidad de que puedan debatir el asunto y concienciarse“, asevera.
Aunque el LCEC ha llevado a cabo alguna campaña de sensibilización junto a otras organizaciones,el Gobierno no ha dado pasos de gran envergadura en este campo. Sin embargo, la prestigiosa Universidad Americana de Beirut (AUB) y la Universidad Americana Libanesa (LAU) han lanzado este año su primer curso online con un certificado „verde“ Pro Green. La idea es formar a ingenieros en las últimas tecnologías del sector.
„En Líbano hay un mercado adecuado para energías renovables y tenemos la tecnología“, asegura Nesreen Ghaddar, jefa del programa en la AUB, „pero necesitamos las políticas correctas para implementarlas“. Las universidades deben prepararse con un enfoque interdisciplinar, señala. „Es fundamental que formemos a los estudiantes en políticas públicas y estrategias diversas, ya que tendrán que lidiar con la elite política y económica para implementar energías renovables“, concluye. Espera que los errores cometidos por la generación actualmente en el poder no se repitan en la siguiente.
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