Opinión

Una gigantesca celebración de la impunidad

Olga Rodríguez
Olga Rodríguez
· 5 minutos
Opinion mgf

Notas escritas a vuelapluma en servilletas de papel y transcritas aquí

Las legítimas protestas contra la participación del equipo israelí en la Vuelta ciclista a España están provocando más debate en muchos espacios que el genocidio en Gaza.

En esta Europa de 2025 puede causar más revuelo una manifestación ciudadana que las matanzas y el apartheid contra la población palestina. Puede estar más criminalizada una protesta de boicot contra una empresa que envía armas a Israel que la complicidad política y económica europea con un país que asesina niños de forma masiva.

Cuando un Estado comete un genocidio —con masacres y bloqueo a la entrada de ayuda—, la obligación internacional de los países es “prevenir y sancionar” (como exige la Convención sobre Genocidio).

Un país que lleva a cabo un genocidio no va a abandonar sus planes solo porque se lo pidan sus aliados, con los que mantiene relaciones y acuerdos preferenciales. El derecho internacional permite y obliga a presionar para frenar el genocidio.

Sin sanciones y sin suspensión de relaciones, el mensaje que se envía es de naturalización y normalización del genocidio

Por eso la relatora de la ONU para los Territorios Ocupados Palestinos reclama a los países que suspendan sus relaciones con Israel mientras siga cometiendo crímenes masivos.

Por eso la Corte Internacional de Justicia pide a las naciones de la ONU “impedir relaciones comerciales y de inversión” que contribuyan a la ocupación israelí.

Sin sanciones y sin suspensión de relaciones, el mensaje que se envía es de naturalización y normalización del genocidio.

Por eso mucha gente decente en toda Europa empuja para que se produzcan esas sanciones y esa suspensión de relaciones, vías necesarias para presionar y aislar a los autores y a los cómplices del genocidio.

Como indica la propia Corte Internacional de Justicia, Israel ocupa territorio ilegalmente y segrega a la población palestina. Lleva muchos años haciéndolo. No va a dejar de hacerlo mientras en Europa se le siga invitando como aliado preferencial a competiciones, concursos, acuerdos comerciales, armamentísticos, educativos o culturales.

No dejó de segregar la Sudáfrica del apartheid mientras se mantenían alianzas y acuerdos con su Gobierno

No dejó de segregar la Sudáfrica del apartheid mientras se mantenían alianzas y acuerdos con su Gobierno y mientras sus equipos deportivos y culturales eran bienvenidos, como si no pasara nada.

La Historia muestra que los derechos no caen del cielo, se conquistan, con acción, con desobediencia civil, con voluntad de mover el suelo. Sin movilización masiva que empuje al cumplimiento del derecho internacional, el genocidio seguirá.

Se cortaron puentes y carreteras para protestar contra la segregación en EEUU y se impulsaron sanciones y boicot internacional frente a la Sudáfrica del apartheid. Nadie se atreve hoy a cuestionar aquellas movilizaciones que fueron clave para lograr resultados positivos.

Sin embargo, hoy, ante el genocidio israelí en Gaza, hay quienes se indignan porque la gente decente no protesta bajito , en susurros, en el salón de su casa, sin “molestar”, sin presionar, sin modificar los planes de nadie.

Si algún día llega la cordura, la Historia escribirá que los países de la UE normalizaron la presencia de Israel mientras cometía un genocidio

Con su posicionamiento, las competiciones deportivas pueden contribuir a normalizar crímenes masivos o pueden ayudar a frenarlos, si toman partido por los derechos humanos frente a la barbarie.

Con cada evento cultural o deportivo europeo que sigue invitando a representación israelí en pleno genocidio se naturalizan los crímenes y se legitima una gran celebración cotidiana de la impunidad. Con cada alianza preferencial, con cada acuerdo comercial, con cada transacción armamentística, con cada día sin que se adopten sanciones, con cada paso que se da para seguir posponiendo medidas de presión, se lanza un mensaje claro a Israel.

Si algún día llega la cordura, la Historia escribirá que los países de la UE normalizaron la presencia de Israel en eventos culturales y deportivos europeos —Eurovisión, Eurobasket, la UEFA, etc— y mantuvieron alianzas y acuerdos con Tel Aviv mientras el Estado israelí cometía un genocidio.

Si algún día llega la cordura se subrayará que, con ello, Europa incumple sus obligaciones internacionales. Si algún día llega la cordura se subrayará que, 23 meses después, la Unión Europea sigue ignorando la petición de la Corte Internacional de Justicia que pide a las naciones “impedir relaciones comerciales” que contribuyan a la ocupación israelí.

Como ha escrito el novelista Omar El Akkad, “algún día, cuando no entrañe riesgo alguno, cuando podamos llamar a las cosas por su nombre, cuando sea demasiado tarde para exigir responsabilidades, todo el mundo habrá querido estar siempre en contra”. Pero todo habrá quedado recogido, grabado, escrito, memorizado.
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© Olga Rodríguez Francisco | Septiembre 2025 | Primero publicado en Olga Rodríguez · 5 Sep 2025