Maribel Andrés
Susúrrame al oído
M'Sur
Mirar el placer
Sí, acaso el mundo se divida entre la gente que asume la sexualidad como algo natural y quienes siguen presos de los tabúes. Que se sigan escribiendo libros sobre el tema, que se sigan encendiendo los debates o, peor aún, que culpablemente se evite hablar de ello, significa que el placer femenino sigue siendo uno de esos tabúes. Todavía hoy. El arte reclama entonces su papel, nada menor en una sociedad en la que lo visual tiene tanta fuerza. Nos muestra que hay más éxtasis que los de la Santa Teresa de Bernini o la Magdalena de Caravaggio.
Maribel Andrés ha hecho del gozo femenino uno de los centros de su pintura. A veces de un erotismo franco, limpio, afín a esa escuela realista que viene de los 80 y los 90 y demostró ser mucho más que “cuadros que parecían fotografías”, aunque también bebe de los modos hopperianos. Otras veces juega con la imagen borrosa de los cristales húmedos, insinúa como un modo de atraer la atención, de invitarnos a descifrar qué revelan esas sugestivas formas tras la luna de automóvil o la mampara de la ducha. Pero también hay retratos de primer plano que, sin mayores exploraciones de la anatomía, remiten a una feminidad segura, orgullosa y hedonista: miradas sostenidas y serenas en las que la sensualidad es un destello, una luz que ilumina la expresión y distiende el rostro.
La pintura de esta malagueña habla del placer y lo provoca. La contemplación desprejuiciada de la piel desnuda, la visión del disfrute ajeno, excitan la pupila del espectador, pero también lo reconcilian con una idea que podríamos llamar de índole civil: tu disfrute es mi disfrute, tu bien me hace bien.
Profesora de pintura en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Málaga, Maribel Andrés se formó en Granada y ha expuesto su obra en diversas muestras colectivas, incluyendo los Salones eróticos de Madrid y Barcelona. ‘Susúrrame al oído’, su última exposición, puede verse hasta el 16 de mayo en el espacio madrileño Belén Artspace.
[Alejandro Luque]