Nayi al-Ali
Palestina
M'Sur
Handala
Lleva la cabeza gacha y las manos entrelazadas a la espalda en postura de pensador peripatético pero no es un sabio sino un niño; tiene entre diez y once años, la edad que tenía su autor cuando salió de Palestina. Porque Handala, así se llama, es una viñeta creada por Nayi al-Ali o quizás por el niño que vivía en el adulto Nayi al-Ali y que siempre tuvo entre diez y once años, los que tenía cuando fue expulsado de su pueblo, su vida, los paisajes de su infancia…Y se convirtió en refugiado. Un niño de Palestina.
Soy Handala, del campamento de Ain al-Hilweh y prometo solemnemente mantenerme fiel a la causa… Así se definía el autor de la viñeta que iba a convertirse en símbolo de la resistencia palestina.
Nayi al-Ali nació en 1936, en tiempos de la Gran Revuelta contra los británicos que «mandaban» en Palestina y sus protegidos los colonos del movimiento sionista y sus temibles milicias.
(…)
Los dibujos de Nayi al-Ali se hacen aún más sombríos. Y más airados. Y más corrosivos. El objeto de su crítica y de su ira no es solo el invasor israelí, sino los jeques del petróleo aliados de Washington, los regímenes árabes, los poderes económicos, la burguesía palestina, la clase política árabe incluidos los funcionarios de la OLP… Demasiados enemigos para un artista armado tan solo con un lápiz y un cuaderno de dibujo. Nunca fue hombre de partido, aunque simpatizaba con el FPLP (Frente Popular de Liberación de Palestina), el grupo marxista y panarabista fundado por el médico cristiano George Habash en 1967, nunca se sometió a disciplina alguna de partido. Era refractario a la política que requiere alianzas, equilibrio de fuerzas, acuerdos, concesiones, diplomacia y búsqueda de apoyos incluso de aquellos de los que desconfías. Nayi al-Ali quería simplemente expresar el dolor, la amargura, la valentía, el desamparo de los suyos. Y su inquebrantable fortaleza.
Tras la invasión israelí, Líbano se había convertido en territorio inseguro y hostil para un activista palestino. Y Nayi era un activista. De nuevo había que hacer las maletas y partir. Tras una nueva estancia en Kuwait de dónde fue expulsado en 1985, se instaló en Londres. El 22 de julio de 1987 a las puertas del diario Al-Qabas International, en el que trabajaba, un hombre se le acercó por detrás y le disparó a bocajarro en la cabeza. Tras cuatro semanas en coma, murió el 29 de agosto de 1987 en un hospital de Londres. Tan lejos de Palestina. Nadie reivindicó el atentado. Nunca se identificó a su asesino.
Palestina en los dibujos de Nayi al-Ali siempre es mujer. Mujer niña de sonrisa triste, o joven novia coronada de flores, o mujer árbol que hunde sus raíces en la tierra, o mujer tierra regada con sus lágrimas, o mujer madre. Sobre todo madre. Palestina, Mater Dolorosa, que acoge entre sus brazos al fedayín herido. Como la imagen de una Pietá.
[De la introducción de Teresa Aranguren]
Palestina. Arte y resistencia en Nayi al-Ali. Ediciones del Oriente y del Mediterráneo (noviembre 2020). © Herederos de Nayi al-Ali | Textos de Zuhur Dalo y Mohamad Bitari. Avance cedido por la editorial.