Crítica

Abrirse a los vientos

Alejandro Luque
Alejandro Luque
· 2 minutos

hindi-zahra
Hindi Zahra
Handmade

www.hindi-zahra.com 

Hindi Zahra tiene uno de esos perfiles que resultan irresistibles para la industria discográfica: joven, bella, en cierto modo exótica –nació en Khoribga, Marruecos, y canta en inglés y bereber–, se afincó en Francia en 1993 y después de dejar la escuela obtuvo su primer empleo, o eso dice la leyenda, como vigilante del Museo del Louvre. Con ese currículum, más de uno le grabaría un álbum sin necesidad de oírle una nota. Pero además, canta muy bien.

Tras su debut homónimo, la artista publicó en 2010 Handmade, un trabajo esencialmente acústico, de bases ligeras –guitarras a menudo tocadas por ella misma, bajo, escobillas en la caja– sobre las cuales discurre una voz con vocación jazzera, pero que se ha empapado de demasiada música como para limitarse a hacer estándares. Hay en ella un timbre deliciosamente vintage, con muchas horas de vuelo sobre los territorios del blues y el soul, y al mismo tiempo hace guiños a esa nueva chanson pop francesa que está dando interesantes voces femeninas en los últimos años.

Producido y mezclado por la propia artista, como sugiere el título Hecho a mano, estamos ante un producto francés que, no obstante, comenzó a fraguarse en Marruecos, un país que siempre ha estado abierto a muchos vientos musicales, en especial la música norteamericana. Los perfumes orientales, aunque presentes en cortes como Kiss  & Thrills o Stand up, son por suerte sutiles e irónicos.

Si alguien se pregunta cómo suenan combinadas las letras en el idioma de Shakespeare y en tamazight, sólo podemos invitar a que lo compruebe por sí mismo: se llevan tan bien que a ratos parecen la misma lengua.