peninsular
Bajo el nombre de árabe peninsular agrupamos diversos dialectos hablados en la Península Arábiga, desde el sur de Jordania hasta Iraq y el Golfo Pérsico. No es oficial en ningún país, dado que en todos se utiliza únicamente el árabe clásico o fus·ha para fines administrativos o educativos.
Aunque dentro del conjunto hay obvias diferencias, la mayoría de las variantes comparten una sonorización de las consonantes, que convierte la ك (kaf) en un sonido similar a la ch española, y la ق (qaf) en una fricativa similar a la ج (yim). También la س (sin) puede volverse sonora: así, la palabra سمك (samak, pescado) se pronuncia زمتش (zemech) en Bagdad.
Entre los rasgos más distintivos es el empleo de «aku» para «hay» y «maku» para «no hay», muy diferente de las expresiones habituales en levantino. El saludo típico en Iraq es «shlonik».
Variantes
Comúnmente se distinguen como variantes el iraquí, hablado en todo Iraq y con influencias en el noreste de Siria, el muy similar árabe del Golfo, hablado en Kuwait, Bahréin, Qatar, Emiratos y la parte nororiental de Arabia Saudí.
Bastante distintos en expresiones, pero relativamente cercano en la fonética son el hiyazí en Arabia Saudí a lo largo de la costa del Mar Rojo (con las ciudades de La Meca, Medina y Yidda) y el neydí en los desiertos centrales de la Península, incluyendo parte de Jordania.
Especialmente en Arabia Saudí y los Estados del Golfo existe una fuerte inmigración de otros países árabes (sobre todo de Egipto y Palestina) que el idioma hablado en las ciudades mezcla a menudo características locales con otras del levantino o egipcio.
En los años setenta, el Gobierno iraquí llevó a cabo esfuerzos para reemplazar el iraquí gradualmente con el árabe fus·ha e imponía el uso exclusivo de éste en todas las oficinas estatales incluso para la comunicación oral (habitualmente, sólo los documentos se redactan en fus·ha mientras que para la charla se utiliza el iraquí). El experimento fue abandonado en los ochenta, durante la guerra con Irán: según algunos, los soldados no entendían las órdenes de sus superiores cuando éstos eran obligados a pronunciarlas en fus·ha.
Esta campaña de ‘fushaización’ apenas ha dejado huella y el iraquí volvió a recuperar pronto su lugar en la expresión artística popular, en poesía, música y cine, aunque normalmente no se emplea en textos escritos y no constan intentos de crear una prensa en árabe iraquí.