alauíes
Los alauíes (o alawíes) forman una corriente de islam presente en Siria, Líbano y el sur de Turquía. También se les conoce como nusairíes, aunque los propios alauíes consideran que este término es usado «por los demás», no por ellos mismos. Algunos autores citan por separado a alauíes y nusairíes, pero no está claro en qué se diferenciarían.
Teóricamente, la rama alauí defiende una interpretación metafórica del Corán, es decir, considera que éste no debe ser entendido de forma literal sino que contiene un sentido oculto, sólo accesible a los iniciados. Partiendo de esta base, los alauíes no suelen cumplir los ritos habituales del islam, ya que los consideran una mera apariencia.
Sin embargo, este sentido oculto del Corán sólo es accesible a ciertos iniciados, si es que efectivamente se sigue enseñando y transmitiendo. La gran mayoría de la población alauí vive al margen de las enseñanzas espirituales, no acude a la mezquita y no cumple ningún rito concreto. Tampoco observa prohibiciones religiosas específicas.
En las zonas alauíes, el consumo de alcohol está socialmente admitido y las diferencias sociales entre mujeres y hombres son mucho menores que en la población musulmana suní o chií. Las mujeres no llevan nunca velo o hiyab y en las zonas urbanas es habitual verlas en minifalda y tirantes.
Algunos teóricos aseguran que la corriente alaui forma parte del conjunto chií, dado que su interpretación espiritual del islam entronca con la filosofía mu’tazilí del siglo X, pero el hábito alauí de vivir la fe de forma personal, no pública, y su rechazo de las prohibiciones y obligaciones codificadas por la charia tiene muy poco en común con la de los musulmanes chiíes actuales.
A todas luces, la definición de los alauíes como «chiíes», no es más que un intento de ocultar el carácter propio de esta corriente religiosa, motivado por el temor a ser tildado de herejes por la mayoría suní. En Líbano, los alauíes forman una de las 18 ramas religiosas oficialmente admitidas, al mismo rango que chiíes o suníes.
Familia Asad
La familia Asad, que domina el gobierno de Siria desde el golpe de Estado de Hafiz Asad en 1970, pertenece a la corriente alauí, algo llamativo en un país donde esta religión estaba difundida sobre todo entre la población rural y campesina. Su defensa del laicismo, sin embargo, conectó bien con la ideología del partido Baath y obtuvo el respaldo de otras minorías, como la cristiana, que recelaban de una vuelta de los suníes al poder. En las últimas décadas, la mayor parte de los círculos de poder político de Siria se componía de alauíes.
El régimen de Asad nunca ha intentado resaltar los rasgos diferentes de la religión alauí e insiste en que se trata simplemente de musulmanes; cuando los altos cargos alauíes han participado en festivos o ceremonias religiosas ha sido asimilando las formas suníes.
En la vida diaria, suníes, alauíes y chiíes sirios han mantenido una clara diferenciación de identidades y hay incluso quien acusa al gobierno de buscar una asimilación oficial de los alauíes al islam mayoritario para evitar tensiones. Con poco éxito, aparentemente: durante la guerra civil de 2012-2013, muchos combatientes suníes han tildado a los alauíes de «infieles» que habría que exterminar, y han reivindicado las mezquitas como baluarte contra un régimen ateo o, en todo caso, no reconocido como musulmán.
¿Alevíes?
Es muy difundida la creencia de que los alevíes turcos y kurdos y los alauíes profesan la misma religión: los alauíes serían simplemente alevíes de habla árabe. Incluso entre los alauíes de Hatay en el sur de Turquía hay quien afirma lo mismo, aunque acotando que los alevíes turcos y kurdos observan ciertos ritos propios, como la reunión semanal en el cemevi, mientras que los alauíes no rezan ni disponen de templos.
Es posible, por otra parte, que esta falta de ritos propios —o comparables a los de los alevíes— no indique una diferencia de fondo sino que sea producto de la presión religiosa: mientras los alevíes de la Turquía laica pudieron continuar sus ritos, los de Siria y Líbano tal vez debieron ocultarlos al máximo.
Como la mayoría de las religiones en el Levante, también el colectivo alauí se concibe a la vez como grupo religioso y como étnico: se nace alauí y se es alauí al margen de las creencias o la práctica religiosa personal.
Se estima que hay más de tres millones de alauíes en Levante. Su territorio tradicional son los montes de la costa mediterránea, desde la ciudad de Tripoli en el norte de Líbano hasta Adana en el sur de Turquía. Ciudades como Latakía en Siria o Antakya en Turquía son mayoritariamente alauí.
Unos 2,5 millones de alauíes viven en Siria, donde este colectivo representa alrededor del 12% de la población. En Turquía, su número puede superar los 700.000: según algunas estimaciones forman alrededor de la mitad de la población en la provincia de Hatay (1.4 millones de habitantes), pero también hay grupos en Adana y en Mersin, en la cosa mediterránea turca. En Líbano, su cifra se estima en unos 100.000 personas.
La región alauí alrededor de las ciudades Banias, Tartús y Latakía en la costa mediterránea fue proclamado «Estado alauí» en 1920, bajo el mandato internacional administrado por Francia y se mantuvo autónomo hasta su incorporación a Siria en 1936.
No se debe confundir la corriente alauí con la dinastía alauí que gobierna Marruecos: ésta sigue la interpretación tradicional del islam suní. Ambos términos se escriben y se pronuncian igual: significan en árabe ‘referido a Alí’ —el yerno del profeta Mahoma— pero no comparten más que el nombre.