Artistas en la revolución

Arte en revolución

Corría marzo de 2011. A pocas semanas de la caída de Mubarak,  la euforia de la revolución, más represión inesperada llegaba a las calles, la de aquel Ejército del régimen que algunos creyeron cómplice y amigo y que durante meses protagonizó una cruenta contrarrevolución. Eran días de desalojo de los revolucionarios que aún estaban en la plaza Tahrir, de su posterior tortura en el Museo Egipcio, de detenciones sin acusaciones ni juicio civil, de vejaciones públicas a quien se pusiera por delante, de un 8 de marzo que también soñó con que le llegara su hora hasta que a las valientes y escasas luchadoras de la concentración se les echaron hombres encima, llegados de repente por unas libras compradoras del caos y la intimidación.

Eran días de toque de queda e incertidumbre, de olor a miedo e inseguridad, de una delincuencia disparada, de no poder denunciar un delito cualquiera porque las comisarías estaban vacías. Eran días de tensión nocturna en el barrio, custodiado por los jóvenes de los comités populares creados durante la revolución. La desilusión se reflejaba en las caras de quienes se dejaron la voz y el alma. Las sonrisas amables de los egipcios parecían forzadas. Algo iba mal, pero el esfuerzo no iba a ser en vano. La política tomó las calles, ocupó todas las conversaciones, la dignidad ganada impregnaba la expresión del pueblo y las letras y las artes fueron el estandarte.

Eduardo Ruiz retrata en “Arte en revolución” a artistas de El Cairo que participaron en la revolución. El contraste del blanco y negro nos regala rostros que transmiten emociones sinceras y destacan el entorno de la gran urbe, la humildad de sus calles, paredes y gentes. Las fotografías son a su vez una invitación para conocer vida, vivencias y obra de los artistas. Algunos perdieron a amigos durante la revolución que dio un sentido comprometido y nuevo a su expresión cultural y artística. Otros realizan su obra en la misma plaza. Sus palabras, pinceladas e imágenes son la voz de la esperanza, el compromiso y el cambio social.

[Eva Chaves Hernández]