Gnaua
por Rafael MarchanteRitmo gnaua
El agudo crepitar de los crótalos se levanta sobre los patios y callejuelas de Essaouira: es el Festival Gnaoua. La mayor cita musical de Marruecos, y tal vez la más divertida: durante cuatro días —siempre a finales de junio—, decenas de miles de personas de las cuatro esquinas del reino afluyen a la ciudad: las cifras oficiales hablan de hasta 400.000 espectadores en una ciudad que no llega a los cien mil habitantes.
Gnaua es el nombre de la música de los antiguos esclavos traídos de las regiones al sur del Sáhara, conocidas como ‘Guinea’. La esclavitud se abolió durante el protectorado francés a inicios del siglo XX, pero los descendientes de los ‘guineanos’ mantienen los ritmos africanos de su música tradicional. Aunque ya no se trata de ritos de círculos cerrados —hay muchos marroquíes blancos que hacen música gnaua o la fusionan con otros ritmos— y los ‘gnaui’ actúan en público, sigue vivo cierto espíritu místico-mágico que caracteriza a las antiguas hermandades africanas.
El Festival Gnaoua trae a Essaouira desde los orishas de Cuba a grupos de Madagascar, desde el reggae de Ky-Mani Marley hasta rap, tecno y hip hop, producido en grandes escenarios montados en la playa. Pero el corazón sigue latiendo en los crótalos de los ‘guineanos’ marroquíes en los patios de la vieja ciudad, rodeada por el mar.
Rafael Marchante, fotógrafo gaditano y corresponsal gráfico de Reuters para el Magreb durante los últimos cuatro años, ha traducido este latido a color.
[Ilya Topper]