Monasterios bajo asedio
por Daniel González AcuñaTierra de cuervos
Tierra de cuervos y llena de iglesias, éste es el significado del nombre de la antigua provincia serbia de Kosovo y Metohija. El pasado mes de abril se firmó un histórico acuerdo entre los gobiernos de Belgrado y Pristina que, de facto, asume la existencia de Kosovo como Estado independiente. La antigua provincia llena de iglesias solo conserva en activo tres centros religiosos ortodoxos, bajo la actual protección de la OTAN (KFOR), situados en la zona oeste y central de su territorio, lejos del alcance de este acuerdo.
La Iglesia Ortodoxa Serbia, confesión que aglutina a la práctica totalidad de la población serbia remanente, ha sido una de las principales defensoras de la pertenencia del territorio de Kosovo y Metohija a la República de Serbia. En 2004, tras la constatación de una sistemática destrucción de iglesias y monasterios ortodoxos por parte del bando albanokosovar y dada su importancia histórico-artística, la UNESCO declaró el monasterio de Visoki Dečani como Patrimonio de la Humanidad.
En 2006, esta declaración fue ampliada a tres nuevos enclaves religiosos ortodoxos, además de incorporarlos a la Lista de Patrimonio Mundial en Peligro, situación que continúa hasta el día de hoy. De hecho, actualmente tan sólo los monasterios de Gračanica y Dečani, así como el Patriarcado de Peć, mantienen el culto.
La base principal de la OTAN en la zona oeste de Kosovo, Camp Villaggio Italia, acoge a 600 efectivos de los 6.000 soldados de la OTAN desplegados en el territorio de Kosovo. A unos 15 minutos de la base principal se encuentra el pequeño pueblo de Dečane, Deçan en albanés. Pueblan las cunetas cementerios con lápidas que recuerdan a los miembros del antiguo UÇK, organización guerrillera albanokosovar, caídos durante la guerra.
Tras pasar por varios controles se llega al monasterio. En su interior se aloja la espectacular iglesia dedicada a la Ascensión, erigida por designio del monarca serbio Stefan Dečanski entre 1327 y 1335. Pasajes de su historia, junto al árbol genealógico de los monarcas serbios y variados motivos religiosos, se reproducen en los imponentes frescos que decoran la totalidad del interior de la iglesia.
Aquí, el Padre Andrej, obispo de la ciudad de Prizren, en la cual no quedan serbios, ve el futuro con preocupación. Cree que el acuerdo alcanzado es demasiado vago para conocer sus implicaciones reales y que, por el contrario, la situación de inseguridad persiste para los serbios en la zona.
La Pascua ortodoxa es la celebración religiosa anual más importante de estos enclaves. Monjes, familiares, peregrinos venidos de Serbia y el extranjero, e incluso oficiales de la KFOR, asisten a estas ceremonias. Los mismos ritos se repiten en cada uno de estos enclaves monásticos. Lugares que, por un corto intervalo de tiempo, parecen aislarse de la realidad que los rodea y vivir una existencia de otra época.
[Daniel González Acuña]