De violeteras a violetas
por MarquerieBasta ya
Suficiente. Veintiún siglos de patriarcado, de vivir en segundo plano, de ser “la mujer de…” por encima de todos nuestros logros, de considerar el delantal una prenda femenina como si de unas bragas se tratase, de ser “feminazis” por dar una orden, y de ser las “putillas” por sonreír. Generaciones de abuelas, madres, hijas, nietas y bisnietas salieron y gritaron al unísono “basta” de tanta humillación a las mujeres en todos los ámbitos habidos y por haber. España le puso los pelos de punta al mundo entero. A mí. A ti. A todas las que sufrimos cada día las consecuencias de una sociedad machista que considera el feminismo “una etiqueta” que busca la destrucción del hombre. No. No buscamos vuestra destrucción, buscamos que dejéis de decidir por nosotras, en el aborto o en la longitud de la falda, al igual que nosotras no decidimos por vuestra vida. Nosotras no os tocamos el culo si andáis solos por una calle de Madrid, ni tampoco os violamos si estáis borrachos en una fiesta.
Feministas son Enriqueta y Benita, que dejaron de cocinar el 8M porque a ellas también les gusta que les cocinen, o les hubiese gustado ser el presidente que tú eres. Feministas son las adolescentes que dan puerta al machote de clase que les exige revisar el teléfono, les pide que no usen minifalda porque “ella solo le pertenece a él” o las amenaza con publicar ese vídeo de cuando tuvieron sexo aquella noche de fiesta. El feminismo son esas mujeres que salieron a gritar contra los asesinatos machistas o el maltrato a las mujeres, y a exigir a los sacerdotes, a los imames, a los Rajoy o a los Trump que dejen de decidir sobre el cuerpo de las mujeres. Feminista es esa chica que portaba un cartel contra los que la llaman “histérica que seguramente está con la regla” por no sonreís ante su acoso.
Se acabó el miedo a señalar públicamente al que nos acosa, a gritarle a los cuatro vientos que no somos ni un par de tetas ni un trozo de carne, a opinar sin tabúes ni rodeos sobre nuestros gustos sexuales. Vale ya de cobrar menos por lo mismo, de ser dirigidas sin oportunidad de dirigir, de ser relegadas, de ser oprimidas, de ser las “zorras” porque para ser “el zorro” ya están ellos. Basta ya, coño.
Imane Rachidi