Piedras desde Palestina
por Emilio Morenatti“Arrojo piedras sobre un charco y no puedo saber qué efecto causan en él, si es que causan alguno, pero al menos tiro piedras”, decía Martha Gellhorn, una de las principales reporteras de guerra del siglo pasado. Es lo que durante más de un lustro, desde Palestina e Israel, ha hecho a diario Emilio Morenatti (Zaragoza, 1969), el más importante fotoperiodista español de nuestros días, con su Fotoperiodista del Año en EEUU 2010, su FotoPress 2009, su mención en el World Press Photo 2007.
Morenatti enseñó al mundo lo que vieron sus ojos sobre el conflicto con una doble bondad: mostró la cara más compleja y arriesgada (la de los Territorios Ocupados) y lo hizo arrojando una luz cegadora, de quirófano, limpia para iluminar sus estampas, lacerantes, hirientes de tan reales.
No se le enredaron los pies en las alfombras de la Knesset o de la Mukata (huyó de los políticos en 2003, tras una década de oficio de altura en la Agencia Efe en Andalucía) sino en los campamentos de refugiados, los arrabales y los centros de formación de los extremistas, retratando con puridad de estilo (cero artificio) la dicotomía de la resistencia y la supervivencia en Gaza y Cisjordania: la reacción a la ocupación, el extremismo, y su consecuencia, el dolor de un pueblo.
Lo que han visto sus ojos es terrible: la normalidad descompuesta de la familia rota por un mártir, la humillación en un paso fronterizo, la heladora crudeza de una morgue, las historias personales que construyen la historia. Una a una, piedra a piedra, ha ido acercando a los lectores, de la mano de Associated Press, la rutina de una tierra que vive sobre el volcán. A veces, incluso llegó demasiado cerca, hasta el secuestro (15 angustiosas horas desaparecido en plena Gaza), un arrojo que en 2009, ya en Kandahar (Afganistán), le costó una desgracia; dejó una pierna en el camino.
De muchos fotógrafos se alaba la estética de su imagen. A Morenatti hay que añadirle mucho más: a la belleza de la imagen bien cuadrada hay que sumarle su oportunidad informativa, el conocimiento que genera y la valentía de estar donde se mata y se muere. Para que nadie pueda decir que no lo sabía.
[Carmen Rengel]