ruso
Durante décadas, el ruso fue uno de los diez idiomas de mayor proyección mundial, debido a su utilización como lengua administrativa del ‘imperio’ soviético, pero también gracias a una impresionante riqueza cultural y literaria. Hoy sigue siendo la lengua eslava más ampliamente utilizada, pero su importancia se está reduciendo a marchas forzadas frente al ascenso del inglés.
El ruso es todavia el idioma de referencia en el Cáucaso, donde la multitud de lenguas locales, extremamente diversas, imponen el uso de una lingua franca inteligible para todos.
Además, el ruso es el idioma materno de gran parte de la población de Ucrania, sobre todo en las regiones orientales y entre la población obrera de las zonas industriales del Dóñets y el Dñepr. Su gran similitud con el ucraniano permite mezclar incluso ambos idiomas en una conversación.
Finalmente, el ruso es el idioma más importantes de Israel, después del hebreo y el árabe, debido a la enorme inmigración de judíos rusos después de la disolución de la Unión Soviética en 1991. En los años noventa, alrededor del 20 % de la población israelí – es decir, aproximadamente 1,5 millones de personas – hablaba ruso como lengua materna y existían una importante cantidad de prensa diaria rusa en Israel, aunque en la década 2000 se ha ido reduciendo. Aún es frecuente ver anuncios y carteles en ruso en algunas zonas de Israel, como Haifa.
La complejidad gramatical del ruso es llamativa: utiliza seis casos y tres géneros —masculino, femenino, neutro— y modifica las terminaciones de sustantivos y adjetivos acorde a ellos. A esto se añade la presencia de todos los verbos en dos formas, raramente regulares y normalmente con conjugación distinta: la que indica una acción en curso y la que describe una ya completada.
El ruso se escribe con el alfabeto cirílico.