Un héroe nacional
Uri Avnery
Justo antes de que se celebrase el 66 aniversario de la independencia de Israel, el país adquirió un nuevo héroe nacional. Si es cierto eso de que cada nación obtiene el héroe nacional que se merece, esto fue un espectáculo bastante preocupante.
El vídeo que hizo que David Adamov pasara de ser un soldado ordinario a convertirse en una personalidad nacional lo grabó una cámara palestina en Hebrón. Esas cámaras de vídeo se han convertido en la cruz del Ejército israelí. Las organizaciones por la paz israelíes, en especial B’Tselem, han distribuido estas cámaras entre muchos jóvenes palestinos a lo largo de los territorios ocupados.
El vídeo empieza con la escena en Hebrón. Un único soldado se encuentra de pie en medio de la calle Shuhada, con una boina verde y un fusil. Parece un soldado como otro cualquiera, con la barba corta que está ahora de moda entre los jóvenes israelíes. Una especie de discusión surge entre el soldado y unos ancianos palestinos en la calle. Pero la cámara se vuelve hacia un adolescente palestino desarmado que se acerca al soldado, se encara con él muy de cerca y le toca el hombro con la mano.
Las cámaras de video distribuidas por B’Tselem y otras organizaciones se han convertido en la cruz del Ejército israelí
El soldado reacciona con rabia y alza el fusil. En este momento, otro adolescente entra en el recuadro y pasa por detrás del soldado. El soldado, que obviamente se siente amenazado, gira sobre sí mismo y amartilla el fusil, preparado para disparar. Mientras amenaza a los dos adolescentes, intenta dar una patada a uno, soltando todo el tiempo una sarta de insultos. Entonces advierte la presencia del fotógrafo, le ordena que deje de grabar, y maldice a su madre en los términos más vulgares posibles. Fin.
Esa tarde, cada uno de los tres canales de televisión principales de Israel emitió este vídeo. Para los que somos conscientes de la realidad de Cisjordania, el vídeo no tenía nada de especial. Este tipo de escenas ocurren constantemente. Si el soldado no mata a nadie, se trata de simple rutina. Si mata a alguien, el Ejército anuncia que se ha abierto una investigación. Por lo general, eso es lo último que se oye del asunto.
Lo que fue especial es que se fotografió y se grabó la escena al completo. Las órdenes del Ejército prohíben que los soldados se comporten así cuando hay fotógrafos presentes, y sobre todo, prohíben que amenacen al cámara. Algunas experiencias penosas han enseñado al Ejército que ese tipo de vídeos, si se emiten en el extranjero, pueden debilitar seriamente la propaganda israelí (a la que oficialmente se le llama ‘‘explicación’’).
Para los que somos conscientes de la realidad de Cisjordania, lo único especial de la escena es que se filmó al completo
Lo que anunció el portavoz del ejército esa misma tarde fue incluso más insólito: los superiores del soldado lo habían juzgado y lo habían condenado a 28 días de arresto militar.
Se desató una gran indignación. Las redes sociales entraron en acción. Cientos, después miles, y después decenas de miles de soldados manifestaron su solidaridad con el soldado al que se pasó a conocer como ‘‘David Nahlawi’’.
(‘‘Nahal’’ es una unidad del Ejército que fundó originariamente David Ben-Gurion para promover su idea de combinar el servicio militar con el trabajo agricultor ‘‘pionero’’. De ahí la boina verde. La idea está tan muerta como el propio Ben-Gurion, y la unidad es ahora una brigada de infantería ordinaria. La terminación ‘‘awi’’ es árabe adaptado al argot hebreo).
Muchos soldados, oficiales incluidos, inundaron internet con fotos suyas en las que escondían sus caras detrás de carteles hechos por ellos mismos que decían: ‘‘Yo soy David Nahlawi’’. Algunos ni siquiera se molestaron en ocultar sus caras.
Pasadas 24 horas, el número de ‘‘me gusta’’ a favor de David, que en su mayoría provenían de cuentas de soldados, sobrepasaba los cien mil. Fue la primera rebelión en masa de soldados en los anales de la historia del Ejército israelí. En algunos Ejércitos a esto se lo llamaría motín, castigado con la pena de muerte.
Ante una situación totalmente nueva, para la que estaba bastante desprevenido, el Ejército perdió el control. Publicó una declaración que constituía casi una disculpa. El portavoz del Ejército, por lo que parecía, se había equivocado. No se condenó a prisión a David por amenazar de muerte a unos palestinos (¡eso ni pensarlo!), sino por algo que había pasado unas pocas horas antes del incidente: David había golpeado a su comandante directo y a otro soldado. Todavía no se había investigado el incidente de Hebrón, y por tanto aún no se había juzgado a David por ello.
Había otra rectificación. El primer día en el que se emitió el vídeo, las noticias difundieron que uno de los jóvenes palestinos llevaba un puño americano, lo que suponía una prueba clara de sus intenciones agresivas y del peligro en el que se vio el soldado. A continuación los medios de comunicación publicaron una rectificación: un análisis del vídeo mostraba que no había ni un puño americano ni ninguna otra arma. Era simplemente un rosario musulmán.
¿Por qué el Ejército envió a un único soldado a vigilar un cruce en Hebrón, donde reina una tensión suprema?
El incidente plantea una serie de cuestiones, a cuál más seria que la anterior.
La primera y la obvia: ¿por qué envió el Ejército a un único soldado a vigilar un cruce por su cuenta en medio de Hebrón, una ciudad en la que reina una tensión suprema incluso en el día más tranquilo posible?
Hebrón está apiñada alrededor de ‘‘La Tumba de los Patriarcas’’, que alberga las sepulturas (falsas) de Abraham y Sara, las cuales, como el Monte del Templo de Jerusalén, son sagradas tanto para los judíos como para los musulmanes. Ciento sesenta mil musulmanes se enfrentan diariamente a los pocos cientos de judíos y judías fanáticas que se han asentado allí, y que declaran abiertamente que su objetivo es provocar la expulsión de todos los musulmanes de la ciudad al completo.
Hebrón es la ciudad del apartheid. El acceso a la calle principal donde tuvo lugar el incidente (a la que en árabe se llama con acierto ‘‘la calle de los mártires’’) está cerrado a los árabes. Pueden estallar percances en cualquier momento.
Lo que se cuestiona no es el sano juicio del soldado David, sino el del oficial que le ordenó acudir a ese lugar
¿Por qué se envió entonces a un soldado de 19 años solo a vigilar una calle allí? Cualquier soldado, incluso uno normal, puede entrar en pánico con facilidad si se le envía a hacer guardia solo en un lugar peligroso. En el vídeo, David parece claramente asustado.
Pero David no es un soldado corriente. Según el propio Ejército, tan sólo unas horas antes de que se le enviara a su puesto, atacó y golpeó a su superior y a un camarada, en lo que parece que fue un ataque histérico de furia. Algunas horas más tarde, después de que se le hubiera condenado a prisión, se le envió a llevar a cabo esta tarea solitaria. Lo que se cuestiona no es el sano juicio del soldado David, sino la cordura del oficial que le ordenó acudir a ese lugar.
Toda la situación va mucho más allá de las dimensiones de un incidente local, que tuvo un final feliz sin víctimas. Muestra la realidad de la ocupación, en la que una población de millones de seres humanos vive indefensa y sin derechos, y están a la merced de cada soldado.
El Ejército israelí no es peor que cualquier otro. Es un espejo de la sociedad a la que pertenece, que se compone de los compasivos y los sádicos, de los cuerdos y los perturbados mentales, de los de derechas y los de izquierdas, de los asquenazíes y los orientales. A juzgar por su apellido (Adamov), David Nahlawi parece ser oriundo de Bujara, es decir, pertenece a la rama oriental de los inmigrantes judíos que llegaron a Israel desde la antigua Unión Soviética.
Suheib Abu-Najma, el chico árabe de 15 años involucrado en este asunto, que parece incluso más joven, tuvo suerte. Una persona palestina de la edad que sea, que camine por la calle que sea, no puede estar segura del tipo de soldado con el que se va a encontrar, y de qué humor va a estar. Puede que su vida dependa de esto.
Esa es la esencia de la ocupación.
Pero la importancia del incidente va mucho, mucho más allá de estas lecciones. Es revolucionario, en el sentido original de la palabra. Por primera vez en la historia de Israel, y quizás del mundo, internet está proporcionando la base para una rebelión de los soldados contra el Ejército.
Por primera vez en la historia de Israel, internet está permitiendo una rebelión de los soldados contra el Ejército
Se puede coger el ejemplo del motín de 1905 en el acorazado Potemkin en Odessa, o el alzamiento de la guarnición de Petrogrado en febrero de 1917, para compararlos con la situación totalmente diferente del mundo actual de internet. Ahora, en menos de 24 horas, cientos de miles de soldados pueden desafiar abiertamente a los mandos del Ejército, convirtiéndolo en una cáscara vacía.
Una vez que esto se ha mostrado, la capacidad de amotinamiento que tienen las redes sociales es ilimitada. Pone fin al supuesto sagrado de que el Ejército obedece a una autoridad elegida por los civiles. También pone fin al supuesto de que un golpe militar solo lo puede llevar a cabo una junta de oficiales superiores; los ‘‘coroneles’’. Ahora simples soldados, incitados por algunos demagogos, pueden hacerlo.
Binyamin Netanyahu se quedó, literalmente, sin palabras (algo bastante raro en él). Así se quedó también Moshe Ya’alon, el ministro de Defensa, un antiguo jefe del Estado Mayor. Así se quedó también el jefe del Estado Mayor actual, Benny Ganz, que con esta crisis demostró ser un incapaz.
Cuando Ariel Sharon ordenó desalojar a los colonos de Gaza, ningún soldado se atrevió a negarse. Ahora podría ser diferente
En la situación específica de Israel, esto es extremadamente peligroso. Por supuesto, es fácil imaginarse una situación parecida a la del Potemkin, en la que simples soldados se alzan contra los mandamases en nombre de la igualdad, pero eso es pura fantasía. Con un ejército cuya base de soldados rasos está compuesta por adolescentes, a los que se adoctrina desde los tres años en el espíritu del victimismo judío y de la superioridad (sí, en ambos), una rebelión así, si tiene lugar, está destinada a ser de derechas, quizás incluso fascista.
Hasta esta semana, una rebelión así parecía imposible. Cuando Ariel Sharon desplegó al Ejército en 2005 para desalojar de la Franja de Gaza a unos pocos miles de colonos, ningún soldado se atrevió a negarse. Ahora, con el potencial de las redes sociales, la historia podría terminar de forma bastante diferente. La próxima vez que se ordene al Ejército evacuar un asentamiento, puede que se produzca un rechazo masivo de la mano de internet.
Hay un mensaje en esto para todos los ejércitos del mundo. Una nueva era histórica ha comenzado. Cualquier ejército puede rebelarse a través de internet.
El prisionero militar David Adamov puede sentirse orgulloso de sí mismo.