Opinión

El centro del universo

Sanaa El Aji El Hanafi
Sanaa El Aji El Hanafi
· 5 minutos

opinion

 

La Francia laica prohíbe el velo y el niqab”.

El infiel Occidente lucha contra el islam y los musulmanes”.

Es nuestro deber difundir el islam porque es la religión definitiva”.

.”

Comentarios como estos los encontrarás mucho en las redes sociales. En cualquier debate que se plantea sobre el laicismo, las libertades individuales, la separación de la religión del Estado y la política, la historia islámica y otros temas cercanos o lejanos a la religión, encontrarás a quienes presentan estos “argumentos” en una discusión. Sin duda son argumentos muy convincentes, especialmente si consideramos lo siguiente:

¿Podemos comparar el número de mezquitas construidas en Francia, Bélgica, Estados Unidos, Países Bajos y Canadá en los últimos 20 años con el número de iglesias construidas en Marruecos, Túnez, Egipto y Kuwait durante el mismo período?

¿Podemos comparar el número de personas que anunciaron su conversión al islam —y practicaron su nueva fe libremente los países mencionados u otros— con el número de personas que se convirtieron del islam al cristianismo o al ateísmo y practicaron su nueva opción vital de forma segura?

¿Podemos hablar un poco de las chicas que se han quitado el velo en Marruecos, Egipto y Siria, y cómo se las trata en sus comunidades?

¿De dónde viene esta impresión de muchos musulmanes de ser víctimas de una gran conspiración?

¿Podemos comparar el número de musulmanes residentes en los países occidentales que se han integrado en gran medida en la vida profesional, personal y a veces política de estos países con el número de inmigrantes extranjeros y los no musulmanes en los Estados del Golfo o en los países del Magreb y Levante, que son candidatos en las elecciones, se casan, trabajan y participan en diversos acontecimientos sociales con la gente del país, de forma natural?

De hecho, la pregunta que debemos hacernos es la siguiente: ¿De dónde viene esta impresión de muchos musulmanes en Oriente Medio y el norte de África de ser víctimas de una gran conspiración que trata de erradicarlos? Cuando resulta que ellos no representan más del 20 por ciento de los musulmanes del mundo, ya que los países con mayor población musulmana son, en este orden, Indonesia, Pakistán, India y Bangladesh.

¿Por qué tantos musulmanes de nuestra región viven con una creciente sensación de que el universo conspira contra ellos? ¿Qué hace que Estados Unidos y la Unión Europea no conspiren contra Singapur, Nueva Zelanda y Australia, que son países desarrolladas, y sí contra Oriente Medio y el norte de África, cuando la mayoría de estos últimos sufren de subdesarrollo, analfabetismo, pobreza y dictadura política?

También nos preguntamos: ¿cómo puede ser alguien un musulmán devoto convencido de la grandeza de su religión y al mismo tiempo tener tanto miedo a un comentario, un programa de entrevistas o un tuit en las redes sociales como para empezar a lanzar furiosas protestas contra las “conspiraciones de laicos y ateos contra el islam y los musulmanes”?

Si crees que el islam resistió a todos los males durante siglos, ¿qué te hace temer un post en las redes sociales?

Lógicamente, si crees firmemente en tu religión y su veracidad y estás convencido de que el islam resistió a todos los males durante 15 siglos, ¿qué te hace temer un artículo, un vídeo o un post en las redes sociales? ¿Es un miedo derivado de un sentimiento inconsciente de debilidad y desconfianza?

¿Cuándo seremos conscientes de que el laicismo y la libertad de creencias, esos conceptos a los que tanto miedo tenemos en nuestros países, son los dos elementos que permiten a millones de musulmanes de todo el mundo practicar su religión libremente y que son lo que permite a los portugueses, estadounidenses y belgas convertirse en musulmanes y proclamar libremente su nueva religión? ¿Cuándo nos convenceremos de que el laicismo y la libertad de creencias son lo que permite construir nuevas mezquitas en tantas ciudades europeas y americanas?

Tomemos otra vez el ejemplo de Marruecos. A lo largo de los años, el país ha pasado de ser un país de tránsito para migrantes de diferentes procedencias africanas a Europa a un país de inmigración y acogida.

Estos inmigrantes no son todos musulmanes. Nos guste o no, algún día debemos admitir que el número de iglesias en Marruecos ya no es suficiente para ellos. ¿Permitiremos la construcción de nuevas iglesias en Casablanca, Marrakech, Tánger y Asila, de la misma manera de la que celebramos construir nuevas mezquitas en Bruselas, Paris y Nueva York?

Algún día… tenemos que despertar de la ilusión de que somos el centro del universo. Tenemos que despertar de la ilusión de una conspiración que se trama contra nosotros y aceptar para los demás lo que estamos pidiendo para nosotros mismos.

·

© Sanaa El Aji | Primero publicado en Al Hurra · 6 Agosto 2020 | Traducción del árabe: Nabil Lounzo

¿Te ha interesado esta columna?

Puedes ayudarnos a seguir trabajando

Donación únicaQuiero ser socia



manos