Feliz año… pese al fanatismo
Sanaa El Aji El Hanafi
Empecemos con la felicitación acorde a estas fechas de fin de año: ¡Feliz Año! ¡Que estemos todos bien todo el año! Felices. Con salud. Con las personas a las que queremos. En los lugares que nos gustan.
Imaginaos que hasta estos deseos tan sencillos nos las quieren prohibir algunos, aduciendo que esta fiesta no es nuestra.
Yo no entiendo los motivos de declarar ilícita la celebración del fin de año y del inicio de un nuevo año. Todos estamos utilizando el calendario gregoriano. Los programas de Radio Monte Carlo Internacional [donde se publica esta columna originalmente] se rigen según el calendario gregoriano. Estudiamos, trabajamos, registramos a nuestros hijos en el colegio, hacemos nuestros exámenes, nos entregan los diplomas y cualquier otro documento burocrático… siempre acorde al calendario gregoriano.
Y ese calendario gregoriano dice que el año 2018 se ha acabado y que mañana empieza otro año. Con sus desafíos. Con sus dificultades. Con sus éxitos.
Desear una Navidad feliz a nuestros amigos y vecinos cristianos, ¿nos convierte en cristianos?
¿Por qué no celebrarlo, pues? ¿Por qué no cazar al vuelo cualquier oportunidad de alegrarse, de celebrar y de disfrutar de la vida? ¿Por qué convertimos todo lo que pasa en un nuevo eslabón de extremismo y la exclusión?
Y además: ¿Por qué mezclamos, esencialmente, el fin de año con la fiesta de la Natividad de Jesucristo, cuando son dos asuntos distintos, tanto por la fecha como por su significado?
Es más: aunque deseemos una Navidad feliz a nuestros amigos y colegas y vecinos cristianos, ¿esto nos convierte en cristianos? ¿Tan frágil es nuestra fe? ¿No llega esto ya al absurdo? Como si los cristianos que nos desean feliz ramadán se convirtiesen en musulmanos por ello…
Todo eso, teniendo en cuenta que la fecha del nacimiento de Jesucristo, al igual exactamente que la que recuerda el cumpleaños del profeta Mahoma, es una fecha que no tiene base histórica; solo es una oportunidad para celebrar. ¿Por qué la convertimos, pues, en un asunto de fanatismo?
Desafortunadamente, el discurso del odio se ha vuelto dominante en nuestras sociedades. En lugar de que busquemos lo que compartimos con el mundo y con los demás, nos excluimos a nosotros mismos y tiranizamos a los demás.
¿Cómo puedes jurar que perteneces a la religión de la tolerancia, si al mismo tiempo te niegas siquiera a felicitar las fiestas a quienes te rodean?
Si incluso rechazas celebrar simplemente la llegada del año nuevo, si rechazas felicitar a los cristianos de tu entorno la noble Navidad, eso por no hablar de la ignorancia de confundir las dos cosas… ¿cómo te sorprendes y protestas si te dicen que formas parte de una cultura de fanatismo?
¡Feliz año! y que tengamos la fiesta en paz. Y con un poco de racionalidad y buen juicio.
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© Sanaa El Aji | Primero publicado en Al Hurra · 31 Dic 2018 | Traducción del árabe: Ilya U. Topper
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