Opinión

El sexo de los conejos

Sanaa El Aji El Hanafi
Sanaa El Aji El Hanafi
· 5 minutos

opinion

 

El predicador salafista egipcio Yasser Berhami ha sacado una fetua muy importante y urgente, crucial para el futuro de la humanidad.

En su extraordinario dictamen religioso, Berhami nos informa de que para fecundar a las conejas de una granja no se deben alquilar conejos machos: las normas coránicas exigen que ese conejo macho sea propiedad del dueño de las conejas. Solo así, la cría se hace realmente acorde al dogma religioso y los conejitos resultantes serán lícitos para el consumo.

Podemos, con toda objetividad, reconocer el profundo valor y la gran importancia de esta fetua, especialmente en estos tiempos, en los que el coronavirus se expande sin freno por el mundo, en los que la enorme explosión de Beirut deja un reguero de víctimas y unas graves secuelas económicas, sociales y de infraestructuras, en los que cierran aeropuertos por todo el mundo y sigue la guerra en Siria, en Iraq y en Yemen, mientras hay hambrunas por el mundo y cambios económicos, sociales y políticas en varios países, consecuencia de la cuarentena sanitaria, al tiempo que parece que sí se consigue desarrollar por fin una vacuna contra el coronavirus…

En estas condiciones, desde luego es de fundamental importancia que un musulmán sepa si se está comiendo un conejo lícito y honrado o un conejo bastardo hijo del pecado cuyo padre ha llegado a manos del dueño de las conejas por préstamo o alquiler en lugar de ser comprado como debe ser. En serio ¿qué musulmán devoto sería capaz de comerse un conejo hijo del pecado?

Tras la explosión de Beirut, los devotos criticaron a las libanesas por no llevar el hiyab reglamentario

Tranquiliza saber que este salafista iluminado no es el único de nuestra época que ha inventado el ridículo. Otros hombres de religión como él se han puesto a recriminar a los buenos musulmanes que mostraron compasión con las víctimas de la explosión de Beirut, recordándoles que solo es lícito compadecer a los musulmanes entre ellos y que muchos creyentes, bajo el shock del impacto, se habían olvidado de mencionar en sus llamadas a la solidaridad que en Líbano también hay cristianos. En serio ¿qué musulmán devoto podría pedir solidaridad con cristianos?

Por supuesto que no. La aflicción y la solidaridad no nos debe hacer olvidar lo fundamental, y es que la compasión solo se puede ejercer con musulmanes, con nadie más.

Otros creyentes llegaron más lejos: tras la explosión criticaron a las libanesas por que no llevaban el hiyab reglamentario.

¿No es muy natural y muy humano, cuando escuchas una terrorífica explosión que derriba todo un barrio y mata a cientos de personas inocentes… ¿no es muy natural y humano en ese caso olvidarte de eso, ignorar todo lo que acaba de pasar y centrarte únicamente en el hiyab de las libanesas?

No será natural ni lógico permitir al humano que hay en ti que exprese simplemente aflicción y solidaridad con quienes han sufrido una calamidad. No será natural ni lógico ni humano ni religioso compadecerte con las víctimas, con el país, con el pueblo entero, compuesto por cristianos, suníes, chiíes y ateos, desear a los heridos una pronta recuperación y mucho ánimo a los familiares de los fallecidos, enviar a todos los libaneses un mensaje de respaldo, de valor y entereza para afrontar la desgracia. En serio ¿qué musulmán devoto podría tener una actitud humanitaria así?

Ya no les basta con el sexo de los humanos: ahora se obsesionan con el sexo de los conejos

Tras toda esa ironía clamorosa, no faltará ahora quien salga para afirmar que criticar el extremismo, criticar estas actitudes, no es más que un ataque a la religión de la tolerancia, la convivencia y la hermandad. Que el Daesh es un invento americano y que el islam impulsa la ciencia (¿acaso la fetua de Yasser Berhami no es el culmen de la ciencia?)

Por lo contrario, ¿dirá alguien que Yasser Berhami, con su magnífica fetua, y muchos de sus semejantes son unos locos, enfermos y obsesionados con el sexo? Hay que ver: ya no les basta con el sexo de los humanos, van más allá y ahora se obsesionan con el sexo de los conejos.

¿Dirá alguien que las personas que se fijan en la vestimenta de las libanesas son unos reprimidos y que la compasión con las víctimas es un deber humano, al margen de toda consideración social, sexual y nacional?

¿Habrá alguien que se arme de un ideal humano y critique estas fetuas y proclamaciones enfermizas, extremistas y violentas? ¿O todo el mundo se limitará, una vez más, a considerar toda crítica a estas actitudes enfermas y extremistas como un ataque contra el islam?

·

© Sanaa El Aji | Primero publicado en Al Hurra · 13 Agosto 2020 | Traducción del árabe: Ilya U. Topper

¿Te ha interesado esta columna?

Puedes ayudarnos a seguir trabajando

Donación únicaQuiero ser socia



manos