Las víboras no leen a Nawal
Sanaa El Aji El Hanafi
Han visto a víboras y alacranes salir de la tumba de Nawal Saadawi. Han escuchado chillidos bajo la tierra. Le prometen a cualquiera que lo dude que si va, lo podrá comprobar con sus propios ojos. Y yo me pregunta, con toda inocencia: ¿Por qué toda esa gente va a visitar la tumba de alguien a quien odian con tanta fuerza?
Si eso de los chillidos y los bichos que salen de la tumba les ocurre a todos los tiranos y opresores, pues deberíamos escuchar el griterío desde casa en cualquier parte, o al menos si vivimos en un barrio cerca de algún cementerio. Y nuestras ciudades deberían estar todas llenas de víboras y alacranes como las que salieron de la tumba de Nawal Saadawi en guisa de castigo, tal y como juran haber visto los fieles devotos; con las tumbas que hay deberían pasearse entre nosotros para darnos una lección. ¿O hay algunas restricciones de ámbito geográfico para determinadas tumbas? ¿Por qué nunca nos encontramos a víboras ni alacranes cuando vamos al cementerio a visitar la tumba de algún familiar? Extraño. Porque lo que no es razonable es pensar que todos esos creyentes tan devotos, en el máximo nivel de la fe, simplemente inventen mentiras y cosas que no existen.
Pero hay más cosas extrañas. Según la religión ¿no hay un día del juicio final en el que se castigan todos los pecados, un día en el que todo individuo verá expuestas sus obras para que Dios decida su destino, acorde a lo que hizo en vida? ¿Cómo casa esto con la filosofía del castigo en la tumba? ¿Es un castigo antes del juicio? ¿Eso no sería una especie de injusticia? ¿Es un avance, un adelanto en cuenta, antes de hacer las cuentas de verdad? ¿O es que los mitos teológicos se han impuesto a toda razón y lógica hasta quedar por encima, incluso, de la propia lógica religiosa y la filosofía básica de la fe?
“Ha muerto Nawal Saadawi tras una larga lucha contra el islam”. ¿Será un tipo de cáncer?
Otra pregunta es qué tipo de devoción lleva a algunas personas a albergar tanta cantidad de odio y rencor contra otra persona, simplemente por tener un ideario diferente. ¿No se puede discrepar de Nawal Saadawi sin caer en los insultos, el vituperio, la violencia y el odio? ¿No parece que a algunos, el rencor los lleva a otorgarse la función de Dios en persona para dictaminar el destino de Saadawi, cuando precisamente la esencia de la fe en el islam es que nadie puede saber nunca qué suerte tiene escrito Dios para alguien tras su muerte?
Lo que es realmente una pena es que la inmensa mayoría de todos aquellos que arremeten contra Nawal Saadawi (y contra Taha Husein y Farag Foda, contra Nasr Hamed Abu Zeid y Naguib Mahfuz) lo hacen sin haber leído nunca nada de ella. Arremeten, odian y maldicen… basándose en lo que han oído decir a otros.
Las redes sociales se han llenado de discursos de odio, rencor y violencia hasta un punto de asemejar el islam a una enfermedad maligna, cuando escriben cosas como: “Ha muerto Nawal Saadawi tras una larga lucha contra el islam”. ¿Será que consideran el islam un tipo de cáncer? ¿Será que no se dan cuenta, con tanto rencor en el corazón y ganas de herir al otro, de que están insultando precisamente lo que quieren defender?
Y mañana, ante cualquier nuevo atentado terrorista, los mismos de esta cruzada de violencia y odio saldrán a decir que el islam es la religión de la compasión y la bondad y que el islam condena toda violencia.
Antes de la muerte de Nawal Saadawi y antes de este arrebato de violencia, ya presenciamos una campaña de enorme odio y agresiones contra la artista Afaf Rashad… por haberse quitado el velo. Y antes, campañas muy parecidas contra las actrices egipcias Hala Shiha, Sabreen y Shahira y otras artistas que decidieron dejar de llevar hiyab. Son cruzadas de furia, violencia y odio… siempre en nombre de la defensa de la fe.
Lanzan cruzadas de furia, violencia y odio… siempre en nombre de la defensa de la fe
¿No deberíamos suponer que la devoción llena el corazón del creyente y de la creyente de amor y compasión, en lugar de hacerlo rebosar de odio, agresividad y hostilidad? Y además, ¿no dicen estos mismos que el velo es una libre elección individual? O sea, ¿ponerse el velo es una libre elección individual y quitárselo es un crimen detestable y una apostasía?
¿No creen todos estos en el verso que dice “Ningún alma llevará a cuestas los pecados de otra”? ¿No tienen Nawal Saadawi y Afaf Rashad y cualquier persona la responsabilidad única de sus actos ante ellas mismas y ante Dios, siempre que no cometan actos que perjudiquen la integridad o la salud de los demás, lo cual pasaría a ser asunto del código penal? ¿Por qué corre todo el mundo a ejercer la tutela sobre los demás?
¿Será que les tienen miedo? ¿Tendrán miedo a que se difunda el eco de unas voces de ilustración y aires de libertad por las redes sociales y que así se acaba derrumbando su hegemonía sobre la imagen, los conocimientos, la interpretación y la palabra?
Es verdad: las redes sociales ofrecen una tribuna a los extremistas y los mitos… pero también han abierto horizontes amplios a las voces de la ilustración y la racionalidad que antes solo llegaban a unos pocos. Hoy llegan a todo el mundo y desmontan los mitos y la explotación de la mente en nombre de la religión. Muchas iniciativas de libertad aparecen en público y se expresan claramente… y quizás sea justo eso lo que a algunos los llene de furia y los hace inventarse víboras y alacranes que atribuyen a Dios.
¿Y quién hace más daño al islam?
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© Sanaa El Aji | Primero publicado en Al Hurra · 26 Marzo 2021 | Traducción del árabe: Ilya U. Topper
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