La virtud selectiva
Sanaa El Aji El Hanafi
Tres testimonios de Egipto, Túnez y Marruecos.
Tres historias que se diferencian en los detalles menores, pero que acaban pareciéndose en el concepto profundo sobre el que se fundamentan: el moralismo selectivo.
En Egipto, durante la fiesta de clausura del Festival Internacional de Cine de El Cairo, la artista Rania Youssef llevaba un vestido que molestaba a los guardianes de la virtud. Estos lanzaron un ataque de envergadura con una violencia verbal que no solo expuso a Rania Youssef a un terrorismo mental y dio lugar a declaraciones extrañas, sino incluso a que un grupo de abogados egipcios interpusiera denuncia en los tribunales contra Rania Youssef por… “atentado contra la virtud”.
En Túnez, muchos se alzaron en protesta contra un artista sirio que se desnudaba en el escenario durante una actuación programada en el marco de las actividades del Festival de Cine de Cartago.
Y en Marruecos se ha difundido un vídeo de un exorcista islámico que muestra una relación sexual con una mujer; por los datos disponibles parece ser que él abusaba sexualmente de ella y que en general abusaba de numerosas mujeres que acudían a él buscando curarse.
No importa que nos guste el vestido de Rania Youssef o no, ni si estamos de acuerdo con ella o no.
Y no importa si estamos de acuerdo con ver el desnudo que presentaba el artista sirio que participaba en un actuación en el festival de Cartago. Todo eso son detalles que podremos discutir en otros marcos.
¿Por qué nos molesta más un beso en el cine que la violencia y las violaciones en la realidad?
En el caso del exorcista islámico marroquí, y aparte de la cuestión del fraude que cometen muchos que se aprovechan de la religión para enriquecerse, serán los jueces los que decidirán y nos harán saber si era una relación libremente consentida o si se trataba de un abuso sexual. Distinta es la cuestión de la terapia psicológica en la que no creen ni los gobiernos ni los pueblos, y cuya ausencia impulsa numerosas prácticas imaginarias; es otro asunto aparte que podremos debatir a continuación.
Lo grave es que en estos problemas, el debate siempre se hace desde el ángulo erróneo.
Tanto en Egipto como en Túnez, muchos protestaron en defensa de la moral, de los valores conservadores y de la religión. Pero esas mismas voces no se elevan con la misma fuerza ni con la misma violencia cuando se trata de protestar contra la pobreza o contra la corrupción del gobierno.
¿Por qué nos molesta por ejemplo ver el desnudo de un actor en el escenario y no nos molesta ver a quienes están desnudos por pura pobreza en nuestras calles? ¿Por qué nos molesta el vestido de Rania Youssef y no nos molesta ver a los cientos de niños en los pueblos pobres de Egipto, Marruecos y demás países de la región que van al colegio con ropa que no abriga y con zapatos gastados mientras arrecia el frío y, en algunas regiones de Marruecos, caminando bajo la nieve?
¿Por qué no nos molesta ver a los desheredados que se quedan por la noche al raso, mientras nosotros regresamos a nuestras casas calentitas? ¿Por qué nos molesta más un beso en el cine que la violencia y las violaciones en la realidad?
¿Por qué nos chocan unos pechos al descubierto en una película y no nos chocan unos pechos quemados por un marido violento? ¿Por qué nos choca un filme que trata de la homosexualidad y no nos choca casar a las niñas pequeñas, como ocurre en algunos de nuestros países?
Los abogados egipcios que interpusieron denuncia contra una artista que llevaba un vestido que no les gustaba, contra un actor que besaba a una actriz en un filme, contra los gusanos de seda, los atardeceres y el agujero de la capa de ozono, ¿por qué no se ocupan de sus compatriotas que viven en los cementerios, de los que duermen al raso, de los niños obligados a trabajar para mantener a sus familias, cuando deberían estar en el colegio?
Los heraldos de la virtud en Marruecos, Sudán, Túnez y Egipto ¿no ven la virtud en ninguna parte que no sea el cuerpo de un artista, en el vestido de una actriz? ¿No les molestan las fotos de los niños de Yemen que pagan el precio de una guerra que no eligieron? ¿No se tambalea su fe ante la visión de los niños sirios refugiados en nuestras callejas y avenidas?
¿O es que para ellos, la virtud es únicamente un escote, un beso, un cuerpo, un sexo, nada más?
¿Es que para ellos, la virtud es únicamente un escote, un beso, un cuerpo, un sexo, nada más?
Por otra parte, en el caso del exorcista marroquí y su víctima, ¿no nos ofende este ataque continuo a las mujeres víctimas de abusos sexuales? ¿Será que la virtud consiste en atacar a la víctima en lugar de oponerse al agresor? ¿O será que la cuestión es, simplemente, una relación compleja con el cuerpo de la mujer?
Si la relación en el vídeo hubiera sido libremente consentida ¿por qué las masas castigan a la mujer y no cuestionan al hombre? ¿No prohíben tanto las leyes como la religión las relaciones libremente consentidas sin matrimonio tanto al hombre como a la mujer? Entonces ¿por qué el alud de insultos se burla de la mujer frente al hombre? ¿Será que el sexo libremente consentido fuera del matrimonio sí es perfectamente lícito y legal para el hombre, y no nos habíamos enterado?
Respecto a los casos de agresión y abuso sexual, es delirante que algunos nos sorprenden atacando de manera horrorosa a las mujeres víctimas de esas agresiones, cuando deberían atacar al agresor. Y eso, lamentablemente, algo que vivimos en todos los casos de violencia sexual: las víctimas siempre se ven ven expuestas a todo tipo de insultos, ofensas y desprecio.
Tal vez sea porque simplemente utilizamos el concepto de la virtud para saldar nuestras cuentas con las mujeres… y definimos la virtud como algo qué únicamente se refiere al cuerpo y al sexo.
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© Sanaa El Aji | Primero publicado en Al Hurra · 13 Dic 2018 | Traducción del árabe: Ilya U. Topper
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