La agonía de los medios rumanos
Adrian Mac Liman
Rumanía, uno de los recién llegados al club de Bruselas, corre el riesgo de convertirse en un país incapaz de superar el fatídico umbral de pobreza de las naciones comunitarias.
En efecto, una encuesta elaborada recientemente por Eurostat señala que la situación económica de los rumanos es más bien inquietante, ya que alrededor del 23 por ciento de la población no alcanza los niveles mínimos de bienestar. Sólo compite con Rumanía una república báltica, Letonia, cuya tasa oficial de pobreza alcanza el ¡26 por ciento!
Los estadígrafos de Bruselas calculan que el 19 por ciento de la población del país carpático no dispone de medios suficientes para comer carne tres veces por semana; un 49 por ciento no contempla siquiera la posibilidad de adquirir un automóvil y, lo que parece aún más grave, un 25 por ciento no dispone de recursos suficientes para pagar la calefacción durante los meses de invierno.
A ese estado de emergencia social se suma la crisis financiera que azota el sector de los medios, poniendo en tela de juicio la supervivencia de muchas publicaciones.
Sólo en 2009 dejaron de publicarse 4 de los 11 diarios de difusión nacional
Conviene recordar que, desde finales del siglo XIX, Rumanía ha podido enorgullecerse de ser uno de los países de Europa oriental donde se practicaba un periodismo de calidad. En los años 20 y 30 del siglo pasado, en las grandes urbes rumanas Bucarest e Iasi se editaban las mejores publicaciones periódicas de la región. Sin embargo, la libertad de prensa desapareció tras la instauración, a finales de los años 30, de un régimen autoritario de corte filo nazi, seguido, al final de la Segunda Guerra Mundial, por una férrea dictadura comunista.
Después de la revolución de 1989, los medios de comunicación rumanos experimentaron un espectacular renacer. Proliferaron los diarios de difusión nacional y regional; se disparó en número de semanarios y revistas especializadas, publicaciones dispuestas a reanudar con la tradición periodística existente antes de la gran contienda europea.
Sin embargo, la crisis económica y financiera de los últimos años parece haber afectado seriamente al sector de la comunicación. Sólo en 2009 dejaron de publicarse cuatro de los once diarios de difusión nacional. Otros se vieron obligados a revisar su política editorial, renunciando a las ediciones de fin de semana (sábado y/o domingo). Sólo los periódicos Adevarul y Evenimentul Zilei logran mantener sus ediciones diarias. Otros, como por ejemplo Romania Libera, Gîndul, Jurnalul Nacional y Ziarul Financiar, tuvieron que reducir los gastos de producción.
A la lenta agonía de los grandes medios, se suma la situación crítica de la prensa regional, los despidos masivos practicados por las empresas editoras de semanarios, el espectacular aumento de precios de las publicaciones, etc.
Al parecer, sólo se salvan de la debacle los diarios deportivos y los tabloides de corte popular (léase sensacionalista).