El breve director de Repubblica
Saverio Lodato
Ahora que Repubblica ha cambiado su director, cabe la esperanza de que en Repubblica cambie cualquier cosa. Mario Calabresi, después de tres años, abandona la jefatura del diario que antes de él habían ostentado Scalfari, el fundador, y Ezio Mauro, figuras estables y duraderas. Pero la dirección de Calabresi pertenece ya al pasado.
Llama la atención, sin embargo, que su presencia en el cargo haya sido tan efímera en una dirección habituada a tiempos secuenciales (Scafari, 20 años, Mauro lo mismo) que parecían asemejarse a los tiempos interminables de la nomenclatura soviética. Pero ahí está.
Los editores, en este caso, han mostrado cierta prisa, preocupados por la peligrosa cuesta abajo que han enfilado las ventas, que se calculan hoy en torno a ciento cincuenta mil ejemplares, ejemplar más, ejemplar menos. Los editores de Repubblica, que hoy despiden a Mario Calabresi, han nombrado a Carlo Verdelli. Un hombre desconocido para el gran público.
Por lo que se lee en las primeras notas emitidas, Verdelli ocupó puestos destacados en El Corriere della Sera, en Mondadori, Rizzoli, Gazzetta dello Sport, Vanity Fair y la Rai. E incluso pasó de joven por la redacción milanesa de Repubblica.
Ante semejante palmarés, se podría decir: demasiado honor, director.
La exaltación de la Repubblica de las ideas no se sostenía ya con la Repubblica de los hechos.
Pero sería un juicio superficial: porque, vistos los tiempos que corren, si uno, un director se entiende, sale vivo de semejante currículo, se hará acreedor de cualquier mérito. Y nosotros, que no lo conocemos, esperamos que pueda explicárselo también al gran público, y no solo, como indican los primeros informes sobre su persona, exclusivamente por vías internas y profesionales. En definitiva: un director de Repubblica viene investido de una visibilidad que es independiente de su apellido, aun cuando uno se llama Calabresi. Es solo un apellido, y como los hechos lo están demostrando ahora, a la larga no te lleva a ninguna parte.
En conclusión: No nos corresponde a nosotros hacer evaluaciones en casa ajena. Pero una observación sí que podemos hacer.
La exaltación de la Repubblica de las ideas, eslogan en sí eficaz, había terminado cojeando porque no se sostenía con la Repubblica de los hechos. Y los hechos, en un gran diario, el lector los debe encontrar: de otra manera no se pueden tener ideas. Y quizá no sea una casualidad que Mario Calabresi, en los tres años de su gestión, hiciera la elección de hacer desaparecer progresivamente de las páginas de su diario el gran tema de la lucha contra la mafia, reduciéndolo a trocitos de confeti en el que la cabecera acabó invirtiendo muy poco. ¿Todos esos miles de lectores que ha perdido Repubblica en los últimos años se debían solo a esto? Seguro que no. Pero una parte no despreciable sí.
¿Qué hará Verdelli?
Si continúa la línea de Calabresi, se verá convertido en notario oficial llamado a conducir a Repubblica a una vía muerta, terminal.
Se trata de hablar de la relación Estado-Mafia, que hay que explicar por fin a los ciudadanos
Si, en cambio, a su interminable currículum quisiera añadir también el “escudete” de director antimafia (perdónesenos la generalidad de la afirmación, pero lo que queremos decir se debería entender bien) sin avergonzarse, empezará –lenta pero inexorablemente– a recuperar miles de lectores.
Pero no la antimafia de la retórica, de las palabras. La de los hechos, advierto, dificilísima de tratar y complicados de comprender.
Porque se trataría, ahora, de hablar abiertamente, sin fingimientos, de una relación Estado-Mafia que hay que explicar finalmente a los ciudadanos.
¿Qué hará Verdelli, el nuevo director de Repubblica?
Esperamos que elija este segundo camino, para la coronación de su currículum, para el honor de Repubblica, para devolver la confianza a la mejor opinión pública de Italia.
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© Saverio Lodato | Publicado en Antimafiaduemila | 6 Feb 2019 | Traducción del italiano: Alejandro Luque
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