La Liga huye y se destruye
Saverio Lodato
En los últimos años, la televisión y los institutos de encuestas han presentado, y casi inventado, una Italia que no existe. El resultado de las elecciones es clamoroso. Y no se puede esconder.
Antes de todo, está la avalancha del abstencionismo. Luego, la avalancha de los votos al PD.
Por último, el “corazón” duro de la Liga, en el norte, ha casi desaparecido. En Milán y Varese, Turín y Savona, ganó la centroizquierda. Ciudades que más en el norte no podrían estar. La Liga huye y se destruye.
Casi llega al fracaso en Trieste, ciudad a la que logra conquistar in extremis. En las últimas horas, los comentaristas harían bien en escuchar lo que Umberto Rossi, y no Matteo Salvini, piensa del voto.
Sobre los votos al PD [Partido Democrático, centroizquierda] no hay mucho que decir. Milán y Roma, Nápoles y Bolonia hablan solas. Conquistadas en el primer turno, han prevenido el efecto ‘manchas de leopardo’ que alguien podía suponer en la segunda ronda. Sobre el abstencionismo, entendido como rechazo de la política, hay que decir que penaliza a todos, sin distinción. Algo de impresionantes dimensiones. Sin embargo, no autoriza a nadie a precipitadas interpretaciones imparciales: casi como si se quisiera reducir el alcance de lo que expresaron los que, en cambio, sí votaron.
Se hizo creer que la Liga tuviese en las manos la llave de la política italiana
Lo decíamos al principio. Este escenario completo se ha escapado totalmente a los radares de la televisión y de las encuestas. No se previó que la abstención iba a ser mayoría. No se previó la avalancha del PD. No se previó el derrumbe de la centroizquierda de un extremo a otro de la Bota. Paolo Mieli habló de catástrofe.
En conclusión: se hizo creer que la Liga y los Hermanos de Italia tuviesen en las manos la llave de la política italiana.
Así no era. Así no es.
Y la típica brecha de los votos entre elecciones municipales y políticas no explica las “cifras” reveladas por las urnas en las dos últimas semanas. La centroderecha ha dejado de convencer con la presentación constante de los caballos de Calígula (en referencia a “Incitatus”, el caballo al que el dictador Calígula estuvo a punto de nombrar cónsul).
Y quizás, Enrico Letta, secretario general del PD, que habló de un “triunfo” sin “triunfalismo”, capte mucho más el sentimiento de los italianos que el “soy Giorgia, soy mujer” de Meloni, y de la sudadera roja de Salvini, para burlarse de los periodistas del canal La7. De esto, volveremos a hablar en 2023.
Mientras tanto, seguiremos tragándonos las encuestas que tocarán las palmas a una centroderecha que ya no existe. Palmas que siguen tocándoles hasta en estas últimas horas, cuando hay datos reales que solo piden que se lean.
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© Saverio Lodato | Publicado en Antimafiaduemila | 18 Octubre 2021 | Traducción del italiano: Jessica Bernardi
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