Opinión

Morir por una patria que no existe

Saverio Lodato
Saverio Lodato
· 4 minutos

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Palermo | Abril 2019

 

Han matado a tiros a un carabinero en plena calle en Cagnano Varano, en la provincia de Foggia. Se llamaba Vincenzo Carlo Di Gennaro, 46 años, soltero, no deja hijos. Un individuo con antecedentes por tráfico de droga lo ha matado de un disparo mientras estaba en el coche, y luego ha dejado herido, de escasa gravedad, a su compañero de patrulla. Preguntémonos: ¿en qué Italia ha muerto Di Gennaro? ¿Por qué valores ha sacrificado su vida?

Dirán que los carabineros, y aún más en general, todos los representantes de las fuerzas del Estado, cobran por poner en riesgo su vida.

Se llama gajes del oficio. Dirán que, al fin y al cabo, si guardias y ladrones no llegan a un acuerdo, alguien acaba perjudicado. Refranes antiguos, por así decirlo.

Y también permítannos decir que hay carabineros y carabineros.

Hay carabineros que hacen de escolta, para ser más precisos; son escudos humanos que ponen perennemente en riesgo sus vidas en defensa de personas en el punto de mira.
Están los carabineros de patrulla que tanto de día como de noche se adentran en el Far West que en cada esquina oculta el peligro de un criminal, un delincuente, un mafioso, un terrorista, un matón cualquiera.

Carabineros honestos, respetuosos, honrados, de día y de noche, a cambio de una paga diminuta, pocos distintivos en la divisa, mucha sangre fría.

En Italia ya no existen regiones libres de mafias: hay tiroteos al pleno día en Milán

Están los carabineros de la trágica muerte de Stefano Cucchi. Los carabineros de la Negociación Estado-Mafia. Los carabineros que pusieron sus vidas al servicio de Antonello Montante. Y podríamos seguir con la lista. Y solo se podría añadir que tales comparaciones, tales reparos no solo valen para todos aquellos que pertenecen al cuerpo de seguridad del Estado sino también para todas las fuerzas de policía de nuestro país. De hecho, resulta siempre difícil meter a todos en el mismo saco.

Lo que pasa es que, desafortunadamente, en Italia ya no existen territorios seguros. Ya no existen regiones libres de la irrupción corrosiva de las mafias. Hay tiroteos en pleno día en Nápoles. Hay tiroteos en pleno día en Milán, justo en estos días. Ya no existe el Infierno del Sur, descrito admirablemente por Giorgio Bocca hace dos décadas. Y una demostración es el proceso Aemilia con casi 200 imputados por mafia y con graves condenas impuestas en los tribunales.

Un cuadro desolador que la política, tanto de gobierno como de oposición, ignora. La costumbre ha alcanzado límites intolerables. Es más cómodo poner la inmigración en el foco porque se presta más a la demagogia y a las campañas electorales. Ya nadie habla de la emergencia del orden público. Porque no se sabría por dónde empezar. Porque rechazar una patera de pobres desgraciados en pleno mar que llegan a nuestras costas resulta mucho más sencillo que obstaculizar la labor de miles de afiliados a los ejércitos criminales. Porque llevar la divisa de policía es chic para un ministro del Interior incapaz, frente a la enésima página de crónica negra, de decir algo que no sea la típica frase: “Quiero que los culpables estén en la cárcel hasta el final de sus días”.

¿En qué Italia creía el subteniente Di Gennaro? En una Italia que no existe.

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© Saverio Lodato | Publicado en Antimafiaduemila | 19 Abr 2019 | Traducción del italiano: Carolina Pisanti

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