Opinión

¿Pareja o matrimonio religioso?

Sanaa El Aji El Hanafi
Sanaa El Aji El Hanafi
· 4 minutos
Opinion

Marruecos Pareja
Pareja en Marruecos (2001) | © I. U. T.

Convivir en pareja sin estar casado es un pecado y está prohibido por la ley. La única relación aceptable según la religión, la legislación y la sociedad es el matrimonio. Vale… ¿y qué pasa con el así llamado casamiento orfi (un enlace celebrado según las normas coránicas, pero sin intervención de la administración y normalmente sin fiesta de boda)?

Aparte de nuestra predisposición cultural y religiosa, este tipo de alianza goza de siglos de aceptación, dictámenes jurídicos y práctica. Miremos de cerca la realidad de este fenómeno que se considera un matrimonio lícito, correcto y aceptado tanto socialmente como legalmente en los países de nuestro entorno. Y resulta que el matrimonio orfi es en realidad una relación secreta, que no conlleva una vida social en común, ni responsabilidades mutuas, ni tampoco convivencia. No se anuncia públicamente ni implica responsabilidad ante los demás. Al final, el matrimonio orfi es una relación que junta a un nombre con una mujer de forma que el sexo entre ellos se convierta en legal y aceptado por la sociedad, con ciertas reservas, aunque plenamente lícito desde el punto de vista religioso.

Pero aparte el sexo ¿qué ofrece esta relación legal en cuanto a los aspectos humanos que deberían compartir los dos miembros de una pareja? Una vida compartida, gastos compartidos, responsabilidades y derechos, una imagen pública de dos personas que comparten una relación… Nada.

También hay un importante sector social que acepta formas de matrimonio an´álogas a la relación orfi, como el matrimonio misiar (de viaje), que es un tipo de enlace sin convivencia practicado entre los suníes y que corresponde al ‘matrimonio de placer’ (mut’a) chií, o el ‘matrimonio boyfriend‘ o el ‘de la maleta’ de quienes buscan marido en otro país… Innovaciones que nos hacen aceptar una relación cuyo fundamento principal es el sexo, porque convierte este sexo en algo lícito según la religión y hasta en algo bien visto.

Nos hacen aceptar una relación cuyo fundamento es el sexo, porque este sexo es lícito según la religión

Vamos a contemplar ahora la convivencia, es decir la relación de un hombre con una mujer que deciden vivir juntos de forma pública, compartiendo lecho, pero que además, aceptan como fundamento igual de importante la vida compartida, las responsabilidades, los gastos y los planes de futuro y comparten los momentos de enfado, miedo e incomodidad igual que los ratos de amor, comunicación y anhelo. Ante todo el mundo —al menos en las sociedades que aceptan este tipo de relaciones— se les trata como pareja, es decir como integrantes de una relación emocional con todas las consecuencias sociales que conlleva frente a la sociedad. Lo que los une incluye el sexo, pero va mucho más allá. Abarca también todos los aspectos de una relación humana entre dos personas.

Esta relación pública y completa… esta la rechazamos porque no está rubricada por un contrato legal ni religioso, por mucho que la que une a los dos integrantes, de forma sólida y duradera, no se basa en documentos administrativos ni se limita al sexo legítimo según la religión. Y a la vez aceptamos una relación que junta a dos personas de forma secreta para mantener relaciones sexuales sin responsabilidades ni vida compartida. Todo, porque los teólogos dicen que una es legítima y la otra no.

Quizás deberíamos replantearnos el concepto que tenemos de las relaciones de pareja y de las relaciones humanas en general.

© Sanaa El Aji El Hanafi | Primero publicado en Mc Doualiya | 12 Jun 2023 | Traducción del árabe: Ilya U. Topper