Leña al fuego sectario
Sultan Al-Qassemi
La tensión y violencia sectaria entre suníes y chiíes está causando estragos y el ISIS, un grupo terrorista suní, se está aprovechando de ello. No podemos derrotar al ISIS a no ser que ambos bandos – en concreto Irán y Arabia Saudí – dejen de alimentar el sectarismo.
Los chiíes, cristianos, alauíes, suníes, kurdos, sufíes y yazidíes son sólo algunos de los grupos que han sufrido la violencia de los yihadistas extremistas suníes de Al Qaeda e ISIS. Parte de la estrategia del ISIS para atraer a jóvenes que combatan consiste en afirmar que existe una amenaza real contra los suníes, representada por los opresores alauíes y chiíes. En países en los que su presencia es limitada, como Arabia Saudí y Kuwait, el ISIS anima a sus seguidores a perpetrar atentados en su propio suelo.
EL ISIS cree tener tanto apoyo en algunos Estados de la coalición que puede llamar a perpetrar atentados
En esta línea de sectarismo, el ISIS ha reclamado recientemente la autoría de un horrible atentado suicida en una mezquita chií en Kuwait en el que murieron 27 personas y más de 200 resultaron heridas.
La estrategia del ISIS parece estar sufriendo un cambio importante, pasando de expandirse en los Estados fallidos de Siria, Iraq, Yemen y Libia a desestabilizar a países miembros de la coalición anti-ISIS, creada para neutralizar al grupo yihadista. EL ISIS cree que el grado de apoyo con el que cuenta en algunos Estados miembros de la coalición es tal que puede llamar a perpetrar atentados.
El grupo ha dirigido una gran cantidad de recursos hacia el adoctrinamiento a través de las redes sociales y de su revista de propaganda Dabiq. Y es que la apuesta del ISIS por el reclutamiento de jóvenes de los Estados miembros de la coalición puede que esté dando más frutos de lo que estos Estados quieren admitir. Después de todo, es una estrategia desarrollada en el entorno adecuado: la región árabe tiene la tasa de paro juvenil más alta del mundo, situada en un 23,2% (en contraste con una media mundial del 13,9%).
Además, hace ya años que medios de comunicación respaldados por el estado, como Al Jazeera y Al Arabiya han dado voz a clérigos suníes sectarios como Adnan al-Arour, que amenazó a los alauitas, una secta chií, con »echarlos a una trituradora y arrojar su piel a los perros».
Varios clérigos extremistas suníes han condenado a los chiíes en las redes sociales como »apóstatas»
Recientemente, Ahmed Mansour, un periodista de Al Jazeera al que las autoridades alemanas tuvieron arrestado un breve periodo de tiempo, le concedió una aparición televisiva en horario de máxima audiencia a Abu Muhammad al Julani, el líder del Frente Nusra (la filial de Al Qaeda en Siria). En la entrevista, Julani exhortaba a la minoría musulmana no suní de Siria a »abandonar su doctrina y regresar al islam».
La serie de ataques que han sufrido algunas mezquitas chiíes en Arabia Saudí tampoco han frenado a varios clérigos extremistas suníes, quienes han condenado a los chiíes en las redes sociales, refiriéndose a ellos como »apóstatas». Una de las infames cuentas de Twitter que difunden mensajes sectarios es la de la cadena de televisión Al Wesal, que sigue incitando al odio hacia los chiíes y pretende estar ofreciéndoles una oportunidad de aprender sobre la »fe correcta».
De hecho, tras uno de los recientes ataques a una mezquita saudí en mayo, un importante príncipe se vio increpado por el familiar de una víctima, que hacía especial hincapié en la incitación al odio que la cadena Al Wesal profesa, algo que sigue ocurriendo a día de hoy. Además, el currículo saudí para los estudiantes de primaria y secundaria está envenenado con referencias que no sólo critican a los chiíes, sino a cualquier minoría que no siga las enseñanzas wahabíes, tildando a sus miembros de »desviados» y »politeístas».
Por otra parte, Irán, que presume de ser el protector de los chiíes en la región, ha jugado también un peligroso papel que está alimentando este círculo vicioso sectario. Entre otras restricciones, según Ali Riza Gafuri, los suníes tienen prohibido construir mezquitas en la capital iraní y no pueden acceder a puestos importantes. Además, la emisión de programas de televisión antisuníes en Irán ha llegado a un punto tan alarmante que recientemente el líder de Hizbulá, Hassan Nasrallah, instó al gobierno iraní a que tomara medidas. Como respuesta, Irán ha cerrado supuestamente las oficinas de hasta 17 canales sectarios antisuníes afiliados al movimiento shirazi.
»El sectarismo es peor que la bomba atómica»
El continuo apoyo que Irán presta a sus agentes sectarios, incluyendo a Hizbulá en Líbano, las unidades de Movilización Popular en Iraq, los huthíes en Yemen y al presidente sirio Bashar Asad, ha aumentado aún más la división entre chiíes y suníes en la región y ha dado pie a que Arabia Saudí comience la guerra que ahora mantiene contra los huthíes.
Una estrategia para neutralizar al ISIS que sólo contemple cuestiones de seguridad tiene todas las de fracasar. Necesitamos una solución más amplia que aplaque la incitación en televisión y en las redes sociales, así como en los currículos educativos. Es difícil concebir cómo se llegará a una solución para muchos de los problemas de la región mientras Irán y Arabia Saudí sigan manteniendo una relación de todo o nada.
En un vídeo muy difundido, el clérigo chií iraquí Jafar al Ibrahimi advierte: »El sectarismo es peor que la bomba atómica». Teniendo esto en cuenta, el mundo tiene una necesidad imperiosa de un tratado vinculante de no proliferación del sectarismo.
Primero publicado en The Huffington Post | 22 Julio 2015 | Traducción: Víctor Olivares
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