El Golfo teme a Irán
Sultan Al-Qassemi
Sharjah | Julio 2015
El acuerdo nuclear iraní ha sido recibido con alegría, pero también con cierto recelo en los países árabes del Golfo. Sin duda, la comunidad de negocios del Golfo se alegra de que el mercado iraní, enterrado desde hace tiempo bajo graves sanciones, vuelva a abrir finalmente para el comercio. Aún así, las tensiones políticas causadas por el Gobierno iraní en la región continúan siendo preocupantes.
Irán tiene un gran potencial económico, dado que es uno de los tres países de Oriente Medio con una población de más de 80 millones de personas. Desde las elecciones que ganó Hassan Rouhani como presidente de Irán en 2013, algunos comerciantes del Golfo han abierto líneas de crédito e iniciativas de comercio. Una cadena de supermercados de Dubái está presente en Irán desde hace un par de años, aunque lo cierto es que lo ha hecho sin colocar su nombre de marca en las fachadas. Es muy probable que el acuerdo nuclear iraní abra las puertas a más comercios del Golfo para que se abran vía en Irán.
Poco después de firmarse el acuerdo, Rouhani tuiteó mensajes conciliadores a los vecinos del Golfo
Pero está mucho menos claro que haya beneficios políticos. Pocas horas después de alcanzarse el acuerdo, Rouhani tuiteó unos mensajes conciliadores a los vecinos del Golfo. “El poder de Irán se traducirá en poder vuestro”, dijo, y añadió: “La seguridad de la región es nuestra seguridad. La estabilidad de la región es nuestra estabilidad”.
No sería raro que uno se pregunte a qué poder se refería Rouhani. Después de todo, el poder duro y el poder blando de Irán han estado chocando en la región, tanto de forma abierta como de manera clandestina. Hay numerosas guerras subsidiarias que se propagan desde Siria hasta Yemen y desde Líbano hasta Iraq, y que son apoyadas por Irán por un lado y por los países del Golfo por otro.
Así, la organización no gubernamental Human Rights Watch ha acusado de abusos sectarios y posibles crímenes de guerra a los miembros de las Fuerzas de Movilización Popular, un grupo armado de Iraq, entrenado y respaldado por Irán, que se la está jugando combatiendo contra el Daesh.
Hassan Nasralá, el líder de Hizbula, grupo libanés también apoyado por Irán, pidió el año pasado que el gobierno iraní tomase medidas contra los medios de comunicación de Irán antisuníes que azuzaban el sectarismo (también los países del Golfo han hecho la vista gorda ante el sectarismo antichií).
Además, hay cierto grado de esquizofrenia entre los círculos de poder iraníes. Pero el verdadero poder del país parece residir en las manos del ‘líder supremo’ Ali Jamenéi, de 76 años, quien está asociado a la derecha radical de las fuerzas políticas iraníes. Las opiniones de Jamenéi respecto a los países del Golfo se pueden medir según la retórica de Ahmad Jannati, el imam de la mezquita del viernes de Teherán que fue nombrado por Jamenéi.
Los iraníes son nuestros vecinos y tenemos una larga historia en común
Un ejemplo: poco después de la muerte del rey saudí Abdulá bin Abdulaziz Al Saud en enero de 2015, Jannati dijo: “Deberíamos expresar nuestras condolencias a los israelíes y americanos y felicitar a los musulmanes”. Varios intelectuales iraníes, entre ellos Sadegh Zibakalam, criticaron estas palabras, puntualizando que Rouhani había expresado sus condolencias oficialmente a Arabia Saudí.
Mucha gente del Golfo se alegraría sin duda si se llegasen a levantar las sanciones contra el pueblo iraní. Los iraníes son nuestros vecinos y tenemos una larga historia en común. Nuestra comida, arquitectura, cultura, religión y tradiciones tienen unos lazos tan fuertes que no se pueden rechazar; es más, deberían ser motivo de orgullo. Algunas ciudades árabes del Golfo como Dubái y Doha ofrecen continuamente espectáculos de artistas invitados de origen iraní, y en los cines y escenarios se ofrecen películas iraníes y conciertos de músicos de origen iraní. Intercambios culturales que no han recibido una respuesta recíproca por parte del Gobierno iraní.
Las relaciones de Irán con sus vecinos del Golfo se caracterizan por cierta altivez
Las relaciones de Irán con sus vecinos del Golfo han sido caracterizadas por cierto grado de altivez que exhibe Irán. Desde los días del sah, al que le gustaba verse como “el agente de policía del Golfo”, la élite iraní no ha aceptado por completo que los países del Golfo son naciones independientes.
La relación de Emiratos Árabes Unidos (EAU) con Irán es un buen ejemplo de lo anterior. La noche del 30 de noviembre de 1971, con tropas iraníes asaltaron y ocuparon con nocturnidad tres islas del Golfo que pertenecían a dos emiratos de los EAU. Durante décadas, Emiratos ha pedido a Irán resolver el asunto por medio de negociaciones directas o por medio de la Corte Internacional de Justicia. Estos llamamientos no sólo han sido desoidos, sino que el Gobierno iraní continúa con sus provocaciones mediante visitas de sus líderes a las islas y proyectos de infraestructuras.
A pesar de este conflicto y algunas otros asuntos espinosos, Emiratos se convirtió en el primer país de la región en felicitar a Irán por conseguir llegar a un acuerdo nuclear con las seis potencias del mundo. Y aun así, no parece que hubiera ningún reconocimiento por parte del lado iraní de los numerosos esfuerzos de Emiratos para tender la mano a su vecino.
Así que sí: los países del Golfo deberían alegrarse por el pueblo iraní.. pero no necesariamente por su Gobierno.
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