Crítica

El mediodía y la medianoche

Alejandro Luque
Alejandro Luque
· 4 minutos

José Lenzini / Laurent Gnoni
Camus, entre justicia y madre
lenzini-gnoni-camus

Género: Cómic
Editorial: Norma
Páginas: 128
ISBN: 978-84-679-2622-4
Precio: 24 €
Año: 2017
Idioma original: español

En La mort heureuse, Albert Camus afirma que su vida es “a un tiempo la lluvia y el sol, el mediodía y la medianoche”. El tiempo, los 60 años transcurridos desde la concesión del premio Nobel, nos permiten afirmar que el franco-argelino fue un generador de luz a gran escala, un astro que sigue alumbrándonos todavía hoy, en un mundo muy diferente pero tan necesitado como siempre de cabezas pensantes (y sintientes) como la suya.

Un dibujo muy eficaz y realista, con acertadas concesiones al esquematismo

Camus, entre justicia y madre, es el título del cómic con que han querido rendirle tributo José Lenzini, guionista y estudioso del escritor, y el dibujante Laurent Gnoni. Un biopic al estilo de los que se vienen prodigando en los últimos tiempos en torno a figuras históricas de la cultura –de Glenn Gould a Julio Cortázar, pasando por Egon Schiele–, y como éstos caracterizado por un formato bastante clásico y un dibujo muy eficaz y realista, con acertadas concesiones al esquematismo y también al simbolismo, como sucede con esa formidable cruz gamada hecha de ratas a la carrera que preside una de las viñetas.

El título alude a la célebre rueda de prensa posterior a la concesión del Nobel, cuando un cabileño increpó a Camus por su rechazo a los atentados que los argelinos anticolonialistas estaban perpetrando en la capital, y el escritor, que era nacido y criado en el propio Argel y todavía visitaba asiduamente allí a quien lo trajo al mundo, respondió: “Entre la justicia y mi madre, elijo a a mi madre”.

La historia converge en esa anécdota, pero antes propone un recorrido por toda la peripecia vital de Camus: la temprana pérdida del padre, muerto por la patria en la batalla de Marne, quien dejaría una ausencia inconsolable; los pinitos futbolísticos del infante Bébert y la tuberculosis que frustró su carrera deportiva, la apuesta familiar por sus estudios, el descubrimiento de la literatura y el desarrollo de su prosa y su pensamiento, su vida amorosa, marcada por los matrimonios con Simone Hié primero y Francine Faure después…

Quizá el punto más débil de la historia, por ser sin duda el más difícil, es el repaso a los principales libros de Camus. Parece evidente que demorarse en cada uno de ellos habría requerido una extensión excesiva, pero no habría sobrado algo más de penetración en su contenido. Al final, las menciones a Calígula, El extranjero, La peste o El hombre rebelde se limitan a pinceladas que contextualizan el momento en que fueron concebidas estas obras e invitan a su lectura, sin explayarse demasiado.

Camus nunca se habría avenido a la disciplina casi religiosa que el aparato impone

En todo caso, no se trata de un cómic dirigido a los niños, ni siquiera particularmente a los jóvenes, sino una aproximación al alcance de cualquiera. Entre sus numerosos valores pedagógicos, cabe destacar el relato de su caída en desgracia a ojos del comunismo. Después de una fugaz militancia en el Partido Comunista Argelino, Camus decidió salirse. Nunca se le perdonó por ello, y fue tildado de renegado.

Pero el humanista que escribió El mito de Sísifo o el reportaje Miseria de la Cabilia nunca habría puesto a un partido por encima del hombre, nunca se habría avenido a la disciplina casi religiosa que el aparato que hay tras unas siglas impone. Eso le convirtió en la antítesis del intelectual de izquierdas por excelencia, Jean-Paul Sartre, y medio mundo escogía a uno u otro como se escoge color entre dos equipos de fútbol históricamente enfrentados: error que nadie debería perdonarse todavía, especialmente los hinchas de Sartre.

Sea como fuere, aquí están los sueños y las decepciones, el mediodía y la medianoche de un hombre admirable, de alguien que obligó a contemplar el siglo XX con una mirada nueva, más crítica y reflexiva, más compasiva también. La obra de Lenzini y Gnoni nos recuerda cuánta falta hace volver sobre ella en esta desconcertada Europa, por no hablar de la sufrida Argelia de nuestros días.

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