Hermoso y sincero diálogo
Alejandro Luque
Año: 2004.
Imagine que está usted en Creta, acaba de alquilar un coche para recorrer la isla, y justo después de asir el volante, piensa que estaría bien tener algo de música para acompañar el viaje. ¿Cuántas posibilidades hay de que aparezca en ese preciso instante un vendedor de discos piratas? ¿Y cuántas de que el primer CD escogido al azar sea buenísimo? Créanlo o no, ése fue el modo en que descubrí al griego Takis Barberis (Atenas, 1963), y en concreto su quinto y espléndido disco, Porto Kayio (2004).
Los primeros compases, con esa tabla india marcando el paso y esa voz haciendo scat, invita a pensar sin duda en Trilok Gurtu, quien aparecerá como una referencia constante. Los coros del siguiente tema, Loop like sirens, junto con el sitar eléctrico, confirman esa sospecha. La canción que les sigue, Hydro, no es del todo ajena a esa línea, y sin embargo la orientalizante línea melódica parece ir más allá, con ramalazos japoneses que se repetirán en Oia.
El aroma mediterráneo, que se ha venido intuyendo de un modo más o menos patente, despeja todas las dudas en Poly P., donde el trasmín de lo griego, de lo árabe y de lo flamenco —muy sutil, sí, pero imposible de esconder— se funden en una mezcla que alienta los sentidos. No hace falta escuchar mucho más para definir la línea de este trabajo: se trata de un sincero diálogo entre instrumentos tradicionales y modernos, con la guitarra, el bajo y la batería por un lado y las sonoridades exóticas de la tabla, la flauta, el sitar o cualquier otro instrumento, siempre sobre la base de un groove que puede ser más acústico o más eléctrico, y más juguetón o más grave, según el caso.
Este patrón se vuelve, un tema tras otro (Tilang, November start, Chakra, Three Beats Story…), una auténtica invitación al viaje de ida y vuelta, de Oriente a Occidente: los Balcanes, el Magreb, Andalucía, la India, son escalas que Takis Barberis sugiere haciendo de paso algo muy difícil: tocar buen jazz, con un nivel técnico elevado, para todos los públicos. En efecto, todos los cortes de Porto Kayio entran a la primera sin necesidad de hacer concesiones a la comercialidad, sólo buscando puntos de encuentro con el oyente.
Todo ellos hace de Porto Kayio un excelente disco que no podemos sino recomendar fervorosamente, vayan ustedes o no de viaje por Creta. Eso sí, traten de comprarlo luego en versión original.
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© Alejandro Luque · Mayo 2013 · Especial para MSur