Crítica

Fuga del paraíso

Alejandro Luque
Alejandro Luque
· 5 minutos
delius-siracusa
Friedrich Christian Delius
El paseo de Rostock a Siracusa

Ignoro si, como dice la frase atribuida a Blaise Pascal, el origen de todos los males del mundo es la incapacidad del hombre de permanecer quieto en una habitación. Pero me consta que los males del ciudadano Paul Gompitz nacieron de su incapacidad para permanecer quieto en un país, la antigua República Democrática Alemana. Aunque a veces no hay mal que por bien no venga, y lo que podría haber sido una tragedia –una de tantas tragedias de los tiempos de la Guerra Fría– se convirtió en un admirable ejemplo de paciencia y superación. Este libro la cuenta.

Uno de los muchos aciertos de la joven editorial Sajalín ha sido la recuperación de la obra del alemán, nacido en Roma, Friedrich Christian Delius. Otro acierto ha sido comenzar por este título, la epopeya de un camarero que, en 1981 e inspirado por las andanzas que 180 años antes hubiera protagonizado el escritor sajón Johann Gottfried Seume, decide viajar a Siracusa, la bellísima ciudad siciliana. Ese antojo, que hoy está al alcance de cualquiera de ustedes al precio de un billete de Ryanair y una cama de albergue a 30 euros la noche, es poco menos que una quimera para un súbdito de la RDA.

Lo malo de las quimeras es que a menudo hipnotizan, y en el caso de Gompitz casi es un embrujo

Lo malo de las quimeras es que a menudo hipnotizan, y en el caso de Gompitz casi podemos hablar de embrujo: se obsesiona con la idea hasta tal punto que, superando todos los obstáculos iniciales, adquiere una notable destreza en la navegación mientras oculta sus ahorros y se gana la confianza de quienes le rodean. Su única fijación es poder zarpar algún día (o mejor, alguna noche sin luna) hacia Dinamarca, burlando los controles policiales, para desde el mundo libre poder alcanzar el puerto deseado. Demorará en hacerlo siete años.

Delius también cuenta su historia con morosa maestría. Su lenguaje sencillo pone a prueba las dotes marineras de la traductora en algunos pasajes (“Saca del petate la vela mayor, teñida de azul oscuro y todavía pringosa, pasa el pujamen por el raíl de la botavara, fija el puño de amura a la botavara y amarra el puño de escota con el pajarín…”), pero más tecnicismos hay en Moby Dick y no le ponemos ningún pero. En otras ocasiones, es el traductor quien se permite alguna licencia, como cierto sonoro “va a ser que no”, un tanto chocante quizá en el habla de los años 80… En todo caso, tanto la historia como su vertido al español se leen casi sin respirar, con gusto y en dos sentadas.

No quería morir sin caminar por la patria de Arquímedes. Quien haya vivido una dictadura lo entenderá

Gompitz, hay que subrayarlo, no es un disidente. Como afirma Delius, “no le falta nada, excepto el resto del mundo”. Su plan de huida del paraíso comunista incluye el regreso para contarlo. Sin embargo, está dispuesto a todo para salir, incluso a correr graves riesgos, como si pensara que es mejor morir que perder la vida. Es más, en el fondo ignora si el lugar al que se dirige valdrá realmente la pena. Eso es secundario: de lo que se trata es precisamente de comprobarlo, de no permitir que otros, como ocurre con la voz de Seume tronando desde el pasado, se lo cuenten.

De hecho, el relato de su periplo italiano es en este libro menos interesante, y más corto en el tiempo, que el de los preparativos del viaje. En éste último es donde vemos claramente el absurdo cruel de las fronteras, el no menos cruel y falso paternalismo de regímenes cuya mayor pesadilla es el éxodo voluntario de sus compatriotas. Pero también la fuerza con la que hombres como Gompitz se empeñan en asomarse al otro lado de la realidad. Unos lo hacen empujados por el hambre, las guerras o la desesperanza. Él lo hizo, un año antes de la caída del Muro, porque no quería morir sin caminar por la patria chica de Arquímedes. Cualquiera que haya vivido una dictadura lo entenderá. Cualquiera que haya pasado una mañana de sol en Siracusa, también.

¿Te ha gustado esta reseña?

Puedes colaborar con nuestros autores. Elige tu aportación